martes, octubre 31, 2006

Gobierno atrapado entre el Metro y los impuestos

Pancarta
Raul Perez Peña
-DE EL LISTIN DIARIO, MATUTINO DOMINICANO-

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La prensa diaria trae una convergencia de voces de distintos sectores advirtiendo al gobierno el peligro de obligar a la población a pagar nuevos impuestos.

El coro multisectorial reclama disminuir sustancialmente los gastos excesivos, los superfluos y los no prioritarios de un gobierno que brilla por no atender como se debe esferas básicas en la población, como la salud y la educación.

Desde hace mucho tiempo el economista José Luis Alemán definió al Metro como una trampa que se lleva inconmensurables recursos a las furnias. Ciertas cuentas parecen furnias.

Ahora se escuchan otros campanazos llamando a la urgente reflexión antes de que sea tarde. El gobierno desoyó las advertencias y está desafiando una gama de sectores, abriéndose diversos frentes. bajo una sospechosa terquedad que conduce a cuestionar los fines de inversiones multimillonarias, como la del mismo Metro.

Ya se sabe que el equipo económico oficial montó un teatro con exigencias atribuidas al FMI, para que rebotaran excluyendo de culpas al gobierno ante las inevitables repercusiones sociales de su aplicación.

Espontáneamente se ha generado un frente social, religioso, político, comunitario y de amas de casas contra una reforma fiscal que disfrazan con el traje de “rectificación”. Mediante la aplicación del Itebis a nuevos productos, más otros impuestos, el gobierno se empecina en sumar ingresos al caudaloso chorro que ya obtiene por las propias vías.

Sin embargo, ese mismo gobierno sufre de sordera ante la petición colectiva de que reduzca la voluminosa nómina pública, las carísimas misiones oficiales, los desbordados lujos de funcionarios y especialmente que detenga el Metro, con su hemorragia de dinero carente de los controles confiables para la ciudadanía y porque no constituye una prioridad nacional.

Si para el año entrante el gobierno se mantiene atrapado entre el Metro y los impuestos vigentes y nuevos, estaremos en la puerta de un peligroso despeñadero de conflictos sociales. ¿Hasta dónde soporta la estabilidad política la proximidad entre fósforo y gasolina?

columnapancarta@yahoo.com

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