Sin temor ni favor

Por Luis H. Arthur S. / El Caribe

Habla quien puede I

Dado que la corrupción es un problema “cultural, histórico y universal”, de más está que nuestro Presidente que hablaba bonito nos haya prometido combatirla en su discurso de toma de posesión en Agosto 2004, donde nos prometió hacer maravillas con los 30 mil millones que economizaría con sus medidas.

Hoy, olímpicamente nos dice que aquí hay corrupción. Claro que la hay, como nunca la había visto en mis 70 años, incluidos Trujillo, Balaguer, Jorge Blanco e Hipólito.

Nunca la había percibido tan expandida e incentivada por un presidente, que he llegado a la conclusión que necesariamente tiene que haber nacido predestinado, para no sólo usar del erario, sino lograr que la gente lo crea la mejor opción para gobernar por 4 años más este país.

Tiene que tener un pacto con algún ser, baccá, luá, potencia, galipote, o con todos a la vez; un resguardo efectivo, para hacer las cosas más increíbles en violaciones a la Constitución, las leyes y a toda norma ética, de honestidad, moralidad y buen gobierno y le salgan bien y sienta que se va en la primera vuelta.

No nos ha bastado el observar que todos sus funcionarios son ricos, tiene sueldos y beneficios de lujo, millones en nominas para comprarse lealtades personales y para el Presidente.

No nos damos cuenta que este país ¡e’ pa´bajo que va!, pues no tenemos competitividad industrial para poder competir y hasta el mercado interno se ha perdido, porque no hay quien trabaje en el ordenamiento del país, sino para beneficio propio y de la reelección.

Ha habido dinero para alimentar muchas boas, demasiadas, pero ninguno para resolver el problema eléctrico, las reciprocidades entre países signatarios de acuerdos y tratados comerciales.

Dinero para hacer siquiera una nueva calle que alivie el tráfico cada vez más empantanado y caótico, a pesar de los Amet brutos y los Semáforos inteligentes, cuya inteligencia es únicamente la comisión que dan.

El presidente se ha empeñado a fondo sólo en reelegirse y en comprar chaqueteros, para que lo loen y lo nombren el heredero de Balaguer, en una metamorfosis que debería abrirnos los ojos, pero no, mientras el pueblo tenga la esperanza de un papelito al presidente, como dijo F. Mora en su artículo del martes 29 en El Caribe, este será un paisaje, donde hasta el sarcasmo se vale.

luis@arthur.net