sábado, mayo 03, 2008

Sin temor ni favor

Por Luis H. Arthur S. / El Caribe

Soluciones
Los articulistas que queremos decir la verdad, no necesariamente nuestra verdad, estamos sujetos a muchos ataques, por el simple hecho de expresarla, como lo hago, sin temor ni favor.

Debo confesar que fuera de que nadie me hace caso, no me insultan ni amenazan quizás porque con ignorarme basta.

Aun así, una querida y amable lectora se me acercó y me pidió que además de críticas, diera soluciones.

La escuché atento y quiero responderle.

Cada vez que doy una queja, la misma viene fundamentada en fallas y violaciones a la ley, las costumbres, la moral. Expresadas en función del no cumplimientos de promesas hechas, de ofertas electorales no cumplidas, de violaciones flagrantes, de mentiras, de malas ejecutorias, de manejos deficientes y maliciosos, sean políticos, energéticos o cualquier otro tipo.

Cuando a alguien se le dice que se está portando mal, ya sabe la solución esperada: portarse bien. Por tanto, en cada una de mis denuncias vienen intrínsecas las soluciones genéricas. No es mi función decirle a cada quien cómo solucionar lo que está haciendo mal.

Si es un funcionario de menor jerarquía, debe de tener un jefe que vele por que todo se haga bien, pues para eso cobra, y si no lo hace, está el Presidente como máxima jerarquía para poner el orden.

Si este mecanismo falla porque el Presidente es el mayor incumplidor y desordenador de la cosa pública, nadie, y menos yo, puede decirle lo que tiene que hacer para ordenar lo que se supone es su trabajo y capacidad.

Cumplo mi misión al advertir a mis lectores lo que a mi juicio son fallos. Cada uno tendrá que ponderar mis críticas y hacerse sus propios juicios de valor y de ser posible pedir cuentas cuando el tiempo llegue.

Cada engranaje de un reloj antiguo tiene su función, al igual que todos los órganos del cuerpo.

El dolor nos advierte que algo anda mal, no nos cura, deja eso para quien tiene esa función y puede hacerlo.

Para la estimada amiga que me pide soluciones, le recalco que éstas vienen como la otra cara de la medalla, y el remedio tienen que darlo quienes cobran para hacer las cosas bien, no mal. Sugerir soluciones, sería caer en su trampa.

Si no saben, deberíamos cambiarlos por capaces y honestos.

luis@arthur.net

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