Listín Diario
J.C. Malone
Ayer los chinos buscaban cobre y desaparecieron nuestras cablerías eléctricas, los sables de Luperón, Máximo Gómez y un busto de Peña Gómez. Hoy buscan granos y marranos, desestabilizando Haití, amenazando la estabilidad de Villa Mella.
Luego de la Revolución Cultural de Mao Tse Tung, cada chino comunista consumía un kilo de carne de cerdo mensualmente; hoy cada chino capitalista consume un marrano de 50 kilos. Aproximadamente una docena de marranos al año, multiplicada por los casi 1,300 millones de chinos, suman todos los marranos del mundo y 13 puercas preñadas. Producir una libra de cerdo requiere unas siete libras de granos; 12 marranos de 50 kilos cada uno significan casi 10,000 libras de granos.
Falta más.
Los casi 1,300 millones de chinos y unos 1,200 millones de hindúes son los nuevos ricos del mundo. El 12% de ellos consumiendo como estadounidenses, agravarán el problema. Si 300 millones de estadounidenses consumen el 25% del petróleo mundial, 300 millones de chinos e hindúes consumirían igual cantidad. Sumándole los 400 millones de europeos consumiendo casi el 20%, tendremos mil, de los seis mil millones de terrícolas, consumiendo el 70% de los hidrocarburos. Los cinco mil millones restantes deben competir por el petróleo que queda mientras compiten con máquinas y marranos por los granos.
Una parte de los granos se convierte en etanol, otra en marranos, la restante es nuestra. Iniciando el siglo 21, la democracia, su libre empresa, mercados, ofertas y demandas globalizadas, pusieron a máquinas, marranos y pobres al mismo nivel.
¿Quién sobrevivirá?
Los ricos occidentales defienden sus máquinas, los orientales sus marranos. A los pobres nos defiende Dios, como lo hizo desde el inicio de los tiempos, lo hace ahora, y seguirá haciendo por los siglos de los siglos.
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