Por: Nélsido Herasme
Cunde el pánico en el Palacio Nacional. Las acaloradas discusiones que allí se vienen dando, han roto la armonía y la solemnidad que representa la mansión presidencial y todo gracias a los candentes debates que, sobre las preferencias electorales de la reelección, semanalmente se escenifican.
Las autoridades de la Junta Central Electoral, la oposición política y los comentaristas de medios de comunicación sensatos del país, tienen que llamar la atención sobre el particular, porque el Palacio Presidencial de la República no puede ser usado como comando de campaña y bunker de discusión de estrategias políticas.
Las discusiones que dentro de la casa de gobierno se vienen dando, se parecen más bien a las de las fritureras de los mercados, porque rayan en la bajeza de la peor ralea.
La preferencia electoral sobre el candidato reeleccionista y el porcentaje que tiene actualmente su candidatura son el tema principal de discusión.
A esto se añaden las diferencias y contradicciones surgidas acerca de la visita que hiciera Leonel Fernández a los supermercados, ya que a algunos no les cayó bien que su mandatario se apareciese a uno de esos “museos”, a verificar los precios de algunos productos subsidiados por el gobierno.
Hay un estratega funcionario (ex izquierdista revisionista), el cual lleva los números de cómo anda el presidente en las preferencias del electorado, quien ha tenido que enfrentarse con manoteo y coñeo con algunos de los encargados de la campaña reeleccionista.
Unos quieren venderle al presidente la idea de que todavía la reelección aún respira y que gana en primera vuelta, mientras que otros le dicen que la candidatura morada va en picada y para abajo, como la honda del diablo.
Los peledeístas no hayan qué hacer, unos quieren poner claro al presidente sobre su verdadero posicionamiento en el seno de la población votante, mientras los otros les llaman mentirosos, porque para ellos las cosas andan bien.
En fin, estos abusadores peledeístas que han sumido al país en la miseria más espantosa de toda la historia, han destruido el sistema económico de la nación y quebrado la producción agrícola, no son capaces ni siquiera de ponerse de acuerdo, porque la ambición y la glotonería de poder no tienen parangón en su entorno.
La reelección los ha emborrachado, el poder los ha empalagado y envilecidos y los ha convertidos en gente bellacas y descaradas, que no son capaces de respetar la casa de gobierno y mucho menos percatarse de que a su lado hay personas que no son del entorno peledeísta y simplemente visitan el Palacio Nacional por un amigo o en busca de alguna información.
Indiscutiblemente, a la reelección presidencial se le acabó el oxígeno. La crisis económica que sacude el país se los tragó y hoy están tan débiles, que no cuentan con la fuerza de otrora, porque no tienen a un hombre de la capacidad de Danilo Medina Sánchez en su interior, muy por el contrario, los morados están que echan chispas y candela como los dragones de oriente, por el hecho de que el ex-precandidato presidencial peledeísta estuvo en el funeral del niño Maximiliano Gómez Noguet, hijo del ex-consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Guido Gómez Mazara, dándole el pésame y las condolencias por la pérdida irreparable de su vástago.
Al PLD no lo salvan las encuestas maquilladas, ni la compra como perros de raza a gente de otros partidos, ni el uso y abuso indiscriminado de los recursos del estado, ni las amenazas de que ganan en el primer boletín.
Es que el pueblo tomó la sagrada decisión de deshacerse de un gobierno que ahogó sus esperanzas de progreso y las enterró en un metro, porque defraudó a la gran mayoría, a quienes prometió un desarrollo que solo quedó en los hogares y bolsillos de los funcionarios, mientras dejó esperando a la militancia de su partido, a quienes luego metió al medio con el pago de tres mil pesos al mes en las corrompidas nominillas y hoy le regala pan y circo con el montaje de la gran fritura de la capital (feria del libro) y un gustito en el metro.
Bien lo dijo el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano en el Cibao central, Ingeniero Miguel Vargas Maldonado: “Recojan sus mochilas y lárguense del Palacio Nacional, pero no dejen de meter en ella la fábrica de impuestos que aplicaron a este sufrido pueblo”.
Los peledeístas son inmisericorde; pero, ojalá el 16 de mayo nuestro señor Jesucristo se convierta en el Cireneo del pueblo, para que nos ayude en este último tramo de la campaña a cargar con esta cruz tan grande y pesada que se llama Leonel Fernández.
lunes, mayo 05, 2008
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