jueves, mayo 01, 2008

Al día

POR JUAN JOSÉ AYUSO
2. 2.- En 1973, Juan Bosch había roto con el envilecimiento de parte de la dirigencia del Partido Revolucionario, aguijoneada por ambiciones personales de poder y de riqueza que encontraban el mejor caldo de cultivo en su procedencia de clase media en sus tres segmentos.

3. Esos vicios no se manifestaron de manera escandalosa en el primer gobierno del PRD después de los doce años pero sí en la segunda y consecutiva administración.

4. La ideología y mentalidad de Balaguer habían penetrado lo que pudiera llamarse el pensamiento de los partidos democráticos y hasta de la izquierda revolucionaria. Entonces, y hasta ahora, el político por excelencia a citar, en discursos formales y en conversaciones de tertulias y mentideros, es Balaguer.

5. Esa apreciación se formula de manera superficial, sin entrar en detalles de la urdimbre de la ideología y mentalidad de Balaguer y su entronque sólido con las ideas del despotismo ilustrado y sin ilustración que encontraron campo en la América Latina de los años 30, 40 y 50, como en la Alemania nazi de Adolfo Hitler y en la Italia fascista de Benito Mussolini.

6. De 1986 a 2000 el PRD anduvo en la oposición pero sin una actitud crítica del pasado inmediato que reencauzara al partido por sus esencias y principios democráticos sino, todo lo contrario, al caudillismo y mesianismo para lo que estaba, “como mandado a hacer”, José Francisco Peña Gómez.

7. Con un líder único a la manera de Balaguer, que repartía candidaturas con el dedo y que nombraba en las vicepresidencias y comités ejecutivos nacionales y comisiones políticas a quienes le conviniera, el PRD de Peña Gómez pareció entender la demagogia populista de que las masas populares no eran importantes solo en las casas y calles y comités de base sino en las vicepresidencias y organismos dirigenciales partidarios. “Promoción” social.

8. En 1990, Bosch empezó a cultivar los frutos de su siembra de 1973 pero decidió no luchar por el triunfo electoral que Balaguer le arrebató con la facilidad con que un abusador le quita una paleta a un niño. La suerte le siguió hasta 1994, cuando el Partido de la Liberación aprovechó la coyuntura de otro fraude balaguerista, esta vez contra Peña Gómez, y cocinó un “Pacto por la democracia” que extendió por dos años el gobierno y logró prohibir la reelección.

9. En 1996, ya Bosch no estaba en completo control de sus cabales y usaba de la conciencia, la razón y los principios de manera episódica y relampagueante, y con el candidato que impuso en el congreso de su partido y el apoyo de Balaguer para la primera y segunda vueltas electorales, ganó las elecciones.

10. En realidad, el dueño del juego era Balaguer, cuyo objetivo buscaba impedir que Peña Gómez, un negro de ascendencia haitiana y candidato por tercera y última vez, ganara la presidencia.

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