POR RADHAMÉS GÓMEZ PEPÍN
El dominicano Sergio A. Martínez, residente en Nueva York, me sugiere que en el momento oportuno revele el nombre del candidato a la Presidencia a quien favoreceré con mi voto o que diga si este periódico respaldará a alguno.
La sugerencia es idéntica a otra que yo mismo hice al doctor Germán E. Ornes, director de El Caribe, cuando yo era jefe de Redacción. Ornes me hizo una detallada explicación y concluyó en que el público dominicano no estaba preparado para eso.
En Estados Unidos y otros países -sobre todo de Europa- no sucede igual. Gran parte de los periódicos expresa su respaldo a una candidatura específica, pero prometiendo una imparcialidad que casi siempre cumple.
El apoyo no es a una persona, sino a un programa de Gobierno sustentado por determinado partido. The New York Times, por ejemplo, tradicionalmente ha estado del lado demócrata, contrario a The Wall Sreet Journal, republicano, aunque ninguno de los dos llega a convertirse en incondicional.
Con los pies sobre la tierra hay que decir que en República Dominicana una admisión política de esa naturaleza pondría en riesgo el buen crédito de cualquier medio, que de inmediato se haría sospechoso de haberse vendido al mejor postor.
Eso sucedería aunque el medio conserve ciento por ciento su objetividad y su apego a la verdad, porque siempre habrá quienes se agarren del menor periquito para decir lo contrario.
Además, el voto dominicano pocas veces está comprometido por un programa de Gobierno específico, sino por pura simpatía o antipatía personales. "Fulano es amigo mío" o "Voy a fuñir a Perencejo" casi siempre son las razones determinantes para decidir un voto y veces esto sucede en la misma fila de votación.
Y ya en esa fila, no pocas veces alguien ha cambiado su voto por el dinero recibido en el mismo lugar.
Además, ya los candidatos dominicanos -en su inmensa mayoría- se eximen de lanzar programas de Gobierno y apelan a las improvisaciones y a campañas de descrédito personal en contra de sus oponentes.
Puede estar seguro el señor Martínez de que, al menos el personal periodístico de El Nacional, votará el 16 de mayo y ninguno lo hará en blanco. Y creo que no hay riesgo en decir que eso mismo sucederá en todos los medios escritos, televisados o de radio.
Lo que será difícil es que entre nosotros alguien salga proclamando su simpatía, aunque en algunos casos eso resultaría innecesario.
A la hora del trabajar, sin embargo, hacemos lo indecible por no reflejar esas simpatías y nos chequeamos el uno al otro en busca del punto de equilibrio. Así ha sido siempre y no hay por qué iniciar una aventura.
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