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Alberto Pineda /Abogado
Transcurridos estos ocho años de Gobierno en los que ha tenido una muy activa presencia en la política internacional, según la cual él y su revolución obtenían respaldos y alianzas que le permitían proyectar su Gobierno como indetenible en el tiempo, hoy Hugo Chávez regresa a sus orígenes, hacia los aliados que siempre tuvo, los únicos que no le han fallado, los que lo ayudaron desde sus andanzas después del golpe del 4-F de 1992, las guerrillas de las FARC y el ELN de Colombia.
Los supuestos nuevos aliados surgidos a raíz de su llegada al Gobierno, suramericanos, europeos, árabes, musulmanes, africanos y asiáticos, de quienes hacia alarde, ya no son tales. Todos sin excepción cuadraron sus negocios, vendieron los que no les era útil en sus países, consiguieron grandes aportaciones en dólares de su Gobierno y hoy se hacen los desentendidos ante el clamor de Chávez solicitando reconocimiento internacional como fuerzas políticas beligerantes, para la guerrilla colombiana con todas sus siglas. Ni Irán, Rusia, Bielorrusia, palestinas, la Libia de Kadafi. Argentina, su hermano Lula ni el mismo gobierno cubano de Raúl y Fidel Castro han abierto la boca para respaldar las exigencias del presidente venezolano. Pareciera que se los tragó la tierra. Ante ese hecho evidente, ha optado por arremeter de nuevo contra el Gobierno y pueblo de Colombia que han sido víctimas del terrorismo de la guerrilla, al entrometerse en la política interna de ese país, con animo de fijar pauta, solicitando con lenguaje ofensivo como es su costumbre, decisiones que el gobierno de Uribe bajo ningún criterio puede resolver a favor de los arrebatos del líder de la revolución perdida.
Chávez aspira de Uribe, nada más y nada menos, que cogobierne con los guerrilleros terroristas de ese país. Casi nada. Se necesita no estar en sus exactos cabales para hacer semejante solicitud. Vendría a ser lo mismo que alguna individualidad o sector le solicitare a Chávez reconocer estatus de fuerza política y beligerante a Carmona y sus seguidores y que como tales puedan cogobernar con él. La forma personalista como Chávez maneja las instituciones del país, la vemos con la decisión de la Asamblea Nacional al otorgar estatus político y reconocimiento internacional a la guerrilla colombiana, lo que le permitirá, establecer relaciones políticas y diplomáticas independientes de las que existen entre Venezuela y Colombia. ¿Continuará la comunidad internacional a partir de ahora, mirando a Chávez con el mismo lente?. Esperemos.
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