El Nacional, Vespertono Dominicano
POR JUAN JOSE AYUSO
1.- Hay que volver al párrafo del discurso que el presidente y candidato pronunció el 27 de marzo del año pasado para proponer su precandidatura al congreso elector del Partido de la Liberación. Y someterlo al análisis para demostrar que al decir que no se entendía como caudillo y mesías, confesaba lo contrario.
“Por formación y temperamento no tengo vocación mesiánica ni tampoco actitud de caudillo, pero hace dos años dos colosos de la política dominicana, Juan Bosch y Joaquín Balaguer, me hicieron una encomienda y me pasaron una antorcha para guiar los destinos de la República Dominicana. Hoy mantengo en alto esa antorcha que sirve para proteger el sueño de los dominicanos. Estoy conciente de que también llegará ese momento en que yo tenga que pasar esa antorcha a quien Dios haya escogido como mi sucesor, pero todavía ese momento histórico no ha llegado”.
Declara que “Por formación y temperamento no tengo vocación mesiánica ni tampoco actitud de caudillo”. A seguidas utiliza una conjunción adversativa, “pero”, lo que desmiente el contenido anterior, con la explicación de que “?hace dos años dos colosos de la política dominicana, Juan Bosch y Joaquín Balaguer, me hicieron la encomienda y me pasaron la antorcha para guiar los destinos” de la República”.
La encomienda y el pase de antorcha de los “dos colosos” determinarían que el presidente y candidato Fernández, desde ese momento, adoptara la vocación mesianista y adquiriera actitud de caudillo.
Aparte de la valoración igualitaria de “colosos”, revela a Bosch y a Balaguer como los responsables de transmitirle, junto a “la antorcha para guiar los destinos” del país, la calidad y condición de caudillo y mesías.
“Hoy mantengo en alto esa antorcha que sirve para proteger el sueño de los dominicanos”, continúa el párrafo, que desnuda el sesgo paternalista de quien “cuida” y “protege” al pueblo. Caudillo, mesiánico y, también y por supuesto, paternalista.
Pero hay más, y mucho más atrevido y audaz en lo que a confesiones se refiere.
Dice el presidente y candidato estar “conciente de que también llegará ese momento en que yo tenga que pasar la antorcha a quien Dios haya escogido como mi sucesor?”.
Y remacha: “?pero todavía ese momento histórico no ha llegado”, con lo que termina de diseñar su nueva naturaleza caudillista y mesiánica, que lo pone en contacto directo con “Dios”, de quien recibirá la orden de pasar la antorcha, que no había llegado en 2007 y que no llegará en 2012 ni en los cuadrienios siguientes, “por los siglos de los siglos?”.
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