Por Pedro Domínguez Brito
-DE EL CARIBE, MATUTINO DOMINICANO-
El tema de la soledad de los políticos se refiere casi siempre a los que salen del poder, situación que resulta bastante triste; pero lo mismo sucede con la soledad del que está en el poder sin posibilidad de continuar.
Si Leonel Fernández osare decir o insinuar que no aspira a reelegirse, se vestiría de soledad. Si el Presidente expresare que no va, desde ya iniciaría un largo y sombrío período de transición, donde algunos desalmados no le reconocerían ni hasta su innegable talento y sus buenas intenciones.
Y aunque el tema de la soledad de los políticos se ha tratado mucho, casi siempre se refiere a los que salen del poder, donde es indiscutible que resulta bastante triste; pero lo mismo sucede con la soledad del que está en el poder y no tiene posibilidad de continuar.
Esta soledad no es menos traumática que la primera, pues los días del político están contados y la condición humana no está preparada para estar al lado de los que agonizan políticamente.
Por ello, Leonel nunca permitirá que nadie ni siquiera imagine que no tiene deseos de seguir, obligando así a que varios, aún queriendo, no abandonen el barco del cual es capitán.
Pero esta estrategia de evitar quedarse con menos seguidores, que en el fondo se traduce en soledad, en un estadista como Leonel sobrepasa cualquier ego o coyuntura.
Su soledad sería altamente perjudicial para el país, para el Gobierno y para el PLD.
Hoy Leonel es el principal líder político dominicano. Aunque no está en sus mejores momentos, su presencia inspira respeto, confianza y esperanza.
Y la patria, ante tantos desafíos internos y externos, necesita un guía con prestigio, credibilidad y carácter, que se note que actúe con seguridad, rodeado de un buen equipo que le corresponda más allá de cualquier interés particular o partidista. Un Leonel solo, sería fatal para la nación.
A nivel del Gobierno, Leonel debe mantener el liderazgo hasta el final de su período, incluso aunque las circunstancias determinen que no sea el candidato presidencial morado, llenando ese espacio otro peledeísta, que los hay muy buenos aspirando. El Gobierno no puede dividirse. En su unidad está el éxito.
Con relación al PLD, para gobernar más allá del 2008, no debe caer en crudas y fraticidas luchas internas, las que pueden lucirle a la oposición, pero de ocurrir en el PLD el electorado no lo perdonaría y lo castigaría en las urnas por ser igual que los demás.
También el éxito del PLD está en su unidad, valorando siempre la democracia interna y los derechos de sus miembros.
Mientras tanto, Leonel está trabajando para sólo quedarse solo cuando necesite reflexionar sobre temas nacionales.
Y aunque el tema de la soledad de los políticos se ha tratado mucho, casi siempre se refiere a los que salen del poder, donde es indiscutible que resulta bastante triste; pero lo mismo sucede con la soledad del que está en el poder y no tiene posibilidad de continuar.
Esta soledad no es menos traumática que la primera, pues los días del político están contados y la condición humana no está preparada para estar al lado de los que agonizan políticamente.
Por ello, Leonel nunca permitirá que nadie ni siquiera imagine que no tiene deseos de seguir, obligando así a que varios, aún queriendo, no abandonen el barco del cual es capitán.
Pero esta estrategia de evitar quedarse con menos seguidores, que en el fondo se traduce en soledad, en un estadista como Leonel sobrepasa cualquier ego o coyuntura.
Su soledad sería altamente perjudicial para el país, para el Gobierno y para el PLD.
Hoy Leonel es el principal líder político dominicano. Aunque no está en sus mejores momentos, su presencia inspira respeto, confianza y esperanza.
Y la patria, ante tantos desafíos internos y externos, necesita un guía con prestigio, credibilidad y carácter, que se note que actúe con seguridad, rodeado de un buen equipo que le corresponda más allá de cualquier interés particular o partidista. Un Leonel solo, sería fatal para la nación.
A nivel del Gobierno, Leonel debe mantener el liderazgo hasta el final de su período, incluso aunque las circunstancias determinen que no sea el candidato presidencial morado, llenando ese espacio otro peledeísta, que los hay muy buenos aspirando. El Gobierno no puede dividirse. En su unidad está el éxito.
Con relación al PLD, para gobernar más allá del 2008, no debe caer en crudas y fraticidas luchas internas, las que pueden lucirle a la oposición, pero de ocurrir en el PLD el electorado no lo perdonaría y lo castigaría en las urnas por ser igual que los demás.
También el éxito del PLD está en su unidad, valorando siempre la democracia interna y los derechos de sus miembros.
Mientras tanto, Leonel está trabajando para sólo quedarse solo cuando necesite reflexionar sobre temas nacionales.
Pedro Domínguez Brito es abogado
mailto: miturbides@yahoo.com
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http://moises-iturbides.blogspot.com
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