domingo, abril 15, 2007

Periodismo: FAPE: la Declaración de A Coruña

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XOÁN SALGADO DEFENSOR DEL LECTOR DE EL CORREO GALLEGO

Hace más de un año que se traían a esta misma página las preocupadas palabras del presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Fernando González Urbaneja, cuando con ocasión de presentar en Compostela el Informe anual 2005 sobre la profesión periodística aludía a que "los periodistas vamos bien cuando vamos por nuestra acera y no por la de los políticos, que eso es lo que nos demanda la sociedad".

Parafraseando sus palabras se decía entonces (26/02/06) que el portavoz de los profesionales de la información acaso estaba demorando para ocasión más propicia reconocer otro peligro cierto y derivado de aquél primero; que los políticos desearan, y lo consiguieran a la postre, pasarse a la acera periodística, como cada vez intentan con mayor denuedo.

Pues bien, un año después, en boca del mismo portavoz y nuevamente en Galicia -ahora con ocasión de la LXVI Asamblea Nacional de la FAPE, que reúne a 45 asociaciones de toda España y a más de 13.000 profesionales, celebrada a finales del pasado mes de marzo en A Coruña-, Urbaneja aludía a que "el periodismo independiente interesa cada vez menos y los medios actúan muchas veces al servicio de los otros intereses de los editores". Una afirmación que en sus múltiples interpretaciones posibles no excluye la aludida premonición que se hacía sobre el no disimulado propósito de los políticos de pasarse a la acera periodística. Eso sí, con la evidente consecuencia de descrédito que acarreará para ambos. Políticos y periodistas.

La reflexión se trae hoy de nuevo por entender que aquello que preocupa a los profesionales de la información afecta en gran medida al lector; que los hándicaps que se entrecruzan en el camino profesional lo son siempre para los irrenunciables valores de la credibilidad y respeto que merece el destinatario de la información.

Y esa reflexión exteriorizada en la referida asamblea y protocolizada bajo el nombre de Declaración de A Coruña habla muy a las claras de los peligros que se ciernen hoy en día sobre el ejercicio del periodismo.

Así, el manifiesto de los periodistas reconoce los actuales cauces de "confrontación y crispación" por los que discurre el debate político y que "hacen cada día más difícil el ejercicio del periodismo". Por eso alerta del peligro de ese trasvase de acera cuando dice que "trasladar a los medios y a las Redacciones esa crispación y utilizar a los periodistas y a los medios para avivarla introduce riesgos en la convivencia social y arruina la credibilidad de los periodistas".

Y para superar esa amenaza fija como primer objetivo "Defender el espacio más amplio para la crítica", que deben soportar -aunque eso sí, sólo hasta el límite del agravio- los dirigentes de los partidos políticos a quienes se conmina al propio tiempo a "preservar el ejercicio constitucional de la libertad de expresión e información y en ningún caso discriminar o boicotear a quienes no les agradan".

De igual y relevante modo el manifiesto profesional acuerda "instar a los editores a ser explícitos en sus líneas editoriales" y ser "diligentes en pro del buen ejercicio profesional del periodismo, de la información veraz, contrastada, del relato interesante y no interesado, en resumen de la independencia informativa como valor esencial de los medios". Finalmente, en una última recomendación se propone a los editores "una separación nítida entre información y opinión, entre espacios informativos y editoriales, que redundaría en más garantías para los ciudadanos y más credibilidad para los medios y la profesión".

La simple referencia en tiempo potencial que hace el manifiesto sobre principios tan antiguos como la profesión periodística no hace sino acrecentar la preocupación por el actual estado de la información. Que ese debate de crispación y enfrentamiento se haga desde los medios y en contraposición de intereses de políticos frente a los de los editores sitúa a los periodistas y a los lectores en la nada fácil encrucijada de diferenciar la información de la mentira interesada.

Deterioro de la reputación del periodista

La reunión que los representantes de las Asociaciones de la Prensa de España celebraron en A Coruña en los últimos días de marzo sirvió también para exteriorizar otras dos preocupaciones que inciden de modo muy directo sobre los valores exigibles a todo producto periodístico.

Por una parte, la conseguida paralizacion del proyecto de ley de regulación de la profesión "que era antiguo, intervencionista y contraproducente, para pasar a la defensa de otro proyecto más abierto, realista y eficaz".

Por otra parte, la asamblea de periodistas denunció el poco caso que se hace a la Federación en "el abuso que hacen del periodismo las cadenas de televisión, las estrellas de la radio y editores sobrevenidos de prensa" lo que, según González Urbaneja "se resiente en la credibilidad y deteriora nuestra reputación".

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