miércoles, abril 18, 2007

ANÁLISIS / El vendedor ambulante

JESÚS ZARZALEJOS NIETO/
Diario Montañez, España

Servicios Google para bloggers

.
La declaración de Imad Eddin Barakat Yarkas, más conocido como 'Abu Dahdah', mostró una vez más cómo las expectativas informativas se pueden defraudar a los pocos minutos de interrogatorio judicial. Como testigo, Barakat Yarkas era perfectamente prescindible. Sólo conocía a Jamal Zougam por comprarle verduras; y a Mouhannad Almallah porque fue a su casa a arreglar una lavadora. Dijo que lo que sabe del 11-M se debe a los medios, pero, después de la matanza, se aventuró a explicarle a Garzón que sólo los seguidores de la doctrina 'takfir' -corriente extremista del Islam- podían haber cometido el atentado de Atocha. Poco más dio de sí este testigo para el juicio, quien, no obstante, sigue interesando a otros efectos, porque está condenado en firme a doce años de prisión como autor de un delito de integración terrorista, en grado de dirigente. En septiembre de 2005, la Audiencia Nacional lo consideró líder del primer grupo organizado de Al Qaeda en España. También lo condenó por conspirar para la comisión de los atentados del 11 de septiembre de 2001, pero fue absuelto de este delito por el Tribunal Supremo. En todo caso, 'Abu Dahdah' es una referencia continua para los investigadores del terrorismo islamista en España.

De 'Abu Dahdah' se pueden aprender dos cosas. La primera es que el perfil aparente que pueda tener un acusado no es suficiente para descartarlo como terrorista. Barakat Yarkas está casado, tiene cinco hijos y, según la sentencia de 2005, «carecía de trabajo remunerado» y se dedicaba a la venta ambulante de «camisas, teléfonos móviles, miel, alfombras, aparatos de radio», mercancías que cargaba «en el maletero de su vehículo, a modo de supermercado errante, (...)». Descripción que nada tiene que ver con el terrorista sofisticado que algunos exigen para ser un sospechoso en condiciones (y, de paso, poner en solfa las acusaciones del 11-M). Pero ahí lo tienen, padre de familia numerosa, esposo, vendedor ambulante y con tiempo para organizar la sucursal de Al Qaeda en España.

Por otro lado, las dos sentencias que recibió en contra 'Abu Dahdah' -también la que en febrero pasado condenó al 'comando Dixán'- reflejan que la persecución judicial contra el terrorismo integrista se mueve en planos sucesivos: el de la acreditación de la existencia de una organización terrorista y el de la imputación de actos criminales concretos a dicha organización. Hasta ahora, los Tribunales han llegado al primer objetivo con la célula de Al Qaeda en España y con el 'comando Dixán', pero no superaron la barrera de las sospechas para imputarles objetivamente los delitos de conspiración para cometer el 11-S y de tenencia de explosivos, respectivamente, por los que también se les acusaba. Por eso, el juicio por los atentados del 11 de marzo puede marcar un hito en la lucha contra el terrorismo yihadista si cierra el círculo que une la mera organización criminal con la ejecución del delito terrorista.

No hay comentarios.: