lunes, abril 16, 2007

DEMOCRACIA, POBREZA Y CLIENTELISMO



Juan D.Perón, en su último regreso a la Patria, reiteró que en la hora actual “gobernar es crear trabajo”.La pobreza constituye el cáncer de la democracia: la carcome lenta e inexorablemente, entendiendo la democracia como expresión auténtica y sin presiones de la voluntad popular. Con la pobreza e indigencia desaparece el voto de opinión, sepultado por el voto de intercambio.

Por el Dr. Iriarte
De Periodismo de Verdad, Argentina

Servicios Google para Bloggers
.
Con arreglo a la Declaración Universal de Derechos Humanos, no puede realizarse el ideal del ser humano libre, en el disfrute de las libertades civiles y políticas, liberado del temor y de la miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y culturales. Alberdi sostuvo en su tiempo que “gobernar es poblar”. Juan D.Perón, en su último regreso a la Patria, reiteró que en la hora actual “gobernar es crear trabajo”.La pobreza constituye el cáncer de la democracia: la carcome lenta e inexorablemente, entendiendo la democracia como expresión auténtica y sin presiones de la voluntad popular. Con la pobreza e indigencia desaparece el voto de opinión, sepultado por el voto de intercambio.

El clientelismo necesita de la pobreza. La vinculación entre clientelismo y sufragio fue constada por un sondeo del programa Iniciativa Social Ciudadana, efectuado en la capital tucumana antes de los comicios para elegir diputados nacionales en Octubre de 2005. Existe una estrecha relación entre la entrega de planes asistenciales y el voto del beneficiario a favor del candidato oficialista. La cifra de adhesión hacia el oficialismo entre quienes recibían subsidios, trepaba casi hasta el 92%. En Tucumán, la pobreza a nivel personal bajó solo un 1% entre el primer semestre de 2005 y el del año 2006, mientras en el país cayó 8 puntos porcentuales (informe del economista Eduardo Robinson de la Fundación Mercado).

Desde 1999 hasta 2003, la cantidad de beneficiarios de programas de empleo en Tucumán se multiplicó más de 16 veces, pasando de 6.290 a 103.815, según el sitio oficial de la provincia en internet. Los programas que actualmente se aplican en nuestra provincia son: Manos a la Obra, Programa de Empleo Comunitario, Proyecto Encuentro mi Primer Empleo, Plan Incluir, Capacitación y empleo para jóvenes, Programa de Mejoramiento de Barrios (PROMEBA), Capacitación multidisciplinaria en turismo cultural, Proyecto Capacitación Jóvenes constructores, Plan Jefes y Jefas de Hogar, Programa de Inserción Laboral para trabajadores con discapacidad, Programa de Emprendimiento Comunitario, Plan Familia, Programa Interzafra, Programa Federal de Emergencia Habitacional, Seguro de Capacitación y Empleo, Plan de Entrenamiento de Trabajo (PET), entre otros.

El gobierno disfruta con este “festival de la pobreza”. Hace un uso político descarado de estos planes sociales, con total falta de transparencia, constituyéndose muchos de ellos en elementos para discernir la interna partidaria del partido oficialista. Lejos de instrumentar políticas públicas para atraer inversiones privadas y crear genuinos puestos de trabajo, el gobierno exhibe una presión impositiva asfixiante, en medio de indicadores socio-económicos alarmantes: mayor porcentaje de habitantes bajo la línea de pobreza (48%), mayores índices de desocupación y el más elevado de trabajo “en negro”(50%), con un incremento incesante de la deuda pública, bajas tasas de rendimiento escolar a nivel secundario, y crecimiento inaceptable de los índices delictivos y de drogadicción.

Nuestra tasa de desempleo, pobreza e indigencia se sitúan muy por encima del promedio nacional. Tucumán es una de las provincias con más bajo desarrollo. Sin embargo, el Gobernador se dio el lujo de promulgar la ley 7.311 que originó que miles de empleados públicos provinciales y municipales dejen de trabajar y sigan cobrando durante 4 u 8 años sueldos, asignaciones familiares y futuros aumentos, a costa de los que trabajan, pudiendo luego retornar a la función pública. Años sin trabajar, cobrando. Un absurdo.

Los gobiernos que sostienen políticas clientelares, sin modificar políticas públicas que ahuyentan inversiones y perjudican las existentes (el atraso y deterioro de su red vial es solo un lastimoso ejemplo), evidencia que no sólo no se ataca la pobreza: se la quiere mantener y perpetuar para usufructuarla políticamente en los procesos electorales. Si a todo esto añadimos que el gobierno interfiere en la conformación de las dirigencias universitarias, empresariales y sindicales, pretendiendo conformar una Legislatura obediente, el daño a la democracia adquiere contornos de extrema gravedad institucional.

Luis Iriarte- Vicepresidente del Movimiento Popular Tres Banderas (MP3)

No hay comentarios.: