De 2001.com, Venezuela
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Lo que muchos no saben sobre el dictador venezolano puede cambiar el almanaque y  retrocedernos a los terribles años de 1937-1938. El Triangulo fatal  Teherán-Caracas-La Habana. 
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Oscar Yanes 
El dictador venezolano  Hugo Chávez se mueve en cinco grandes escenarios, cuya peligrosidad no se mide  con sentido realista ni en Venezuela ni en Estados Unidos.
Primer escenario:  Venezuela, es un país ocupado, una posesión colonial de Cuba en tierra firme. Se  esta repitiendo la situación de la Francia ocupada en 1940. Un “presidente”  local, Hugo Chávez, ha asumido el rol que Pierre Laval tuvo en Francia como el  francés representante de los intereses del país invasor.
Los  servicios de identificación, la policía y las fuerzas armadas del Gobierno de  Laval, estaban gobernadas por el nazismo. Hoy en Venezuela pasa lo mismo:  Venezuela es una nación donde manda Fidel. El control del Estado está en manos  de Castro.
Los “anillos de seguridad” que cuidan al dictador  venezolano son manejados directamente por militares de los servicios de  inteligencia de Cuba.
La política educativa del país sigue las  líneas fidelistas. Centenares de niños en edad escolar viajan a La Habana  mensualmente, para seguir cursillos de adoctrinamiento.
Castro-Chavismo, ha  hecho suyas las palabras de Adolfo Hitler al fundar la Juventud Hitlerista:  “Algunos alemanes de hoy nos odian, pero todos los alemanes de mañana nos  adorarán”.
El brazo derecho de los nazis en París era el embajador  alemán Otto Abetz, quien tenía tanto poder como el actual embajador de Fidel en  Caracas.
Laval, proclamó que un ataque a los nazis era un ataque a  Francia y que “la sangre francesa y la alemana se juntarían en la lucha por la  victoria germana”.
Chávez y Castro, tanto en La Habana, como en Caracas,  antes de la enfermedad del dictador cubano, anunciaban “que nada, ni nadie puede  romper la unión de Cuba y Venezuela”.
Es un secreto a voces que los  dos dictadores se comunican telefónicamente casi todas las noches. Un cable  submarino enlazará a Venezuela con Cuba.
“El vicepresidente de Cuba  es el comandante Chávez”, anunció hace pocos meses el propio vicepresidente de  Cuba.
Hay más de sesenta mil cubanos en Venezuela como asesores.  Algunos de ellos han desertado y han logrado escapar a Colombia, para desde allí  solicitar asilo en Estados Unidos.
Se habla mucho de Vene-Cuba en los  círculos diplomáticos de Venezuela. Algo similar a la República Árabe Unida que  invento Nasser; hacer de Venezuela y Cuba un solo estado seria el paso inicial  para resucitar “una nueva Gran Colombia comunista”.
Éstos no son  sueños sino realidades en las cuales tanto Chávez, con el respaldo del otro  petrolero y Fidel trabajan las 24 horas del día, con la ayuda incondicional de  un sector de la izquierda europea, norteamericana y latinoamericana; además de  los clásicos focos totalitarios en África y Asia.
Venezuela ha  reemplazado a la extinta URSS como financista de todos los movimientos mundiales  dictatoriales pro comunistas.
PAPEL DE LOS MILITARES ROJOS
El segundo escenario en donde se está  moviendo Fidel Castro, su títere Hugo Chávez y el comunismo internacional es en  las Fuerzas Armadas de Venezuela, columna vertebral de la dictadura venezolana. 
Venezuela siempre fue un país de caudillos militares, incluyendo  a Simón Bolívar, hasta la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, en 1935,  después de gobernar veintisiete años.
Un gran escritor venezolano, Mariano  Picón Salas dijo que Venezuela “entró en el mundo moderno cuando murió Gómez” y  es cierto, pero la transición a la democracia se interrumpió en 1945, diez años  después de la muerte de Gómez cuando los militares vuelven al poder por un golpe  cívico-militar que derrocó al democrático presidente Isaías Medina Angarita. 
Todos los dictadores militares latinoamericanos eran profundamente  anticomunistas y utilizaban para derrocar a los gobiernos verdaderamente  democráticos una excusa tristemente célebre en América Latina: “¡Este Gobierno  es comunista! ¡Hay que tumbarlo!” y venía entonces el clásico golpe militar,  pero la situación cambia en toda la América española cuando al terminar la  Segunda Guerra Mundial las grandes potencias aliadas, Inglaterra y Estados  Unidos, que siempre fueron anticomunistas, consolidan la presencia de la Unión  Soviética como factor fundamental de la victoria contra el nazi-fascismo. 
Los tanques soviéticos fueron, los primeros en entrar en Berlín,  pero aunque los motores de aquellos tanques eran de la “General Motors”, el  triunfo fue fundamentalmente ruso. Al comunismo se le perdonaron todos sus  pecados y Stalin, con Roosevelt y Churchill completó la gran trilogía, que salvó  a la democracia. El mundo entero con toda justicia, los bautizó como LOS TRES  GRANDES, pero si Hitler no hubiera invadido a la Unión Soviética y Stalin  hubiese continuado siendo el nuevo compadre de Hitler, que se repartió a Polonia  con los nazis, el comunismo hubiera corrido la misma suerte que el nazismo. 
Un bárbaro dictador dominicano, conocido con el apodo de CHAPITA,  llamado Rafael Leonidas Trujillo, trató de asesinar al presidente venezolano  Rómulo Betancourt y República Dominicana quedó aislada con un bloqueo  continental por muy poco tiempo, pues Trujillo fue ajusticiado, pero antes de  que lo mataran, el salvaje dijo algo que se ha cumplido: “Si los militares  queremos seguir mandando en estas Repúblicas en donde no saben leer ni escribir,  tenemos que hacernos pasar por comunistas y los verdaderos comunistas gobernarán  con nosotros encantados, porque todos son unos chulos”. Cuando a Trujillo lo  ajusticiaron, uno de sus enviados iba rumbo a Moscú y regresó desde París. 
Fidel Castro y Hugo Chávez, aunque muchos analistas no lo ven, son  las mismas dictaduras latinoamericanas tradicionales con un ropero ideológico  atractivo para incautos. Las bases fundamentales de las dictaduras clásicas son  las que vemos en Cuba y que se están copiando fielmente en Venezuela día y  noche.
En Venezuela muchos bromistas dicen que estos militares que  se están enriqueciendo con el dinero del Estado comprando imponentes residencias  tipo Hollywood y vehículos, hasta ahora exclusivos de las grandes estrellas del  deporte y del cine mundial, el único marxismo que conocían era el de los famosos  hermanos Marx, los célebres cómicos que desde Hollywood hicieron reír al mundo  entero.
El primer jefe del Estado en toda la historia de Venezuela  que le ha dicho a las Fuerzas Armadas “en vivo y en directo” desde la Escuela  Militar que ahora los hombres de uniformes son “políticos y revolucionarios  rojos, rojitos”, ha sido Hugo Chávez.
¿Por qué este hombre, oscuro  paracaidista hasta hace pocos años, ha podido hacer con el Ejército, la Aviación  y la Marina, lo que le da la gana?
Ha seguido fielmente las  instrucciones de Mao para mantener incondicionalmente a su servicio “el fusil de  la revolución”: Permitir que los militares roben y puedan hacer toda clase de  negocios ilícitos fue la doctrina política lanzada desde la Unión Soviética en  la década del treinta, con el respaldo de los jefes rojos más importantes del  mundo. Esta posición oficial del comunismo internacional iba a ser discutida en  el Séptimo Congreso Internacional Comunista, pero éste se suspendió. “Llegaron  los delegados de los puntos más alejados del orbe y solamente los europeos  alcanzaron a recibir la notificación del aplazamiento”.
Asiáticos y  latinoamericanos celebraron conferencias secretas de Moscú y en ellas  participaron los más altos dirigentes de los partidos comunistas. El punto  central fue la potencia de Mao Tse Tung oficialmente bautizada con el nombre de  “El Camino de Yenán”.
En la reunión de los líderes latinoamericanos Mao  explicó lo siguiente:
“La clave fundamental del Camino de Yenán  reside en que nuestra labor no se desarrolla pensando exclusivamente en términos  proletarios, o sea tomando en cuenta únicamente a la clase obrera. De acuerdo  con la llamada Táctica de Yenán pensamos en términos muchos más amplios, que  abarcan a otros sectores sociales y que comprenden a otras clases. El arma  secreta nuestra es la ambición de millares y millares de políticos de todos  tamaños, salidos de la pequeña burguesía rural y urbana, que no logran escalar  posiciones importantes, no tanto de acuerdo con sus méritos, sino de acuerdo con  sus ambiciones.
Si nosotros, con las grandes o pequeñas fuerzas  de que podamos disponer, ofrecemos nuestro apoyo a esos políticos, ellos vendrán  hacia nuestro campo, no como militantes afiliados al partido, que a ellos no les  conviene, ni a nosotros tampoco, sino como servidores. Servidores de  conveniencia. Les dará provecho servirnos; nosotros les retribuiremos siempre  mucho mejor que sus partidos propios o los sectores en los cuales ellos actúen y  absurdo sería que luego pretendiéramos fiscalizar sus manos, poner cierres en  sus bolsillos o diques en su codicia”.
“Ahora —añadió— hay que estar  claro en lo siguiente: cualquiera persona que reciba nuestro apoyo y no cumpla  sus promesas, debe ser convertida en blanco de un ataque frontal, de ferocidad  despiadada. Es suficiente que hagamos el escarmiento con uno: basta que se  convenzan de que tenemos capacidad para cerrarle el camino a alguien y de  convertirlo mediante nuestra campaña pertinaz, en un verdadero palo de  gallinero, que no haya por dónde tomarlo para que los demás se dejen ganar por  el miedo”.
LA CORRUPCIÓN MILITAR 
—“Nosotros —siguió  hablando Mao— hemos conquistado por este camino a centenares de oficiales del  Ejército de Chiang Kai Shek. El militar chino es ambicioso; tiene hambre de  poder, que no tiene el militar europeo, y sed de riqueza, de comodidad, de lujo…  Me dicen que ocurre lo mismo con los militares de América Latina. No sé si es  verdad. Ustedes me dirán. Hay Generales del Ejército de Chiang que son  provincianos, pobres y oscuros.
De no haber ingresado al Ejército  habrían quedado como escribientes de juzgados, como propietarios de piara de  mulas, como maestros de escuelas rurales a lo sumo. En cambio por la vía militar  llegaron a Generales y en tal categoría lo único que anhelan ya, es salir de su  condición económica mediocre, de su ubicación social inferior, a la de hombres  ricos, a la de personajes poderosos y afortunados”.
“Sirviendo las  ambiciones de estos Generales, muchas veces poniéndonos al servicio de estos  Señores de la Guerra, hemos obtenido ventajas y posiciones que no habríamos  ganado mediante la lucha. No siempre la lucha de masas conduce a la victoria  política; a menudo estos procedimientos que, a veces, parecen de serpientes,  otorgan mejores y más duraderos triunfos. El talento está en saber  aprovecharlos”.
Uno de los consejos de Mao, que Chávez ha copiado al pie  de la letra es el siguiente: “No atacar al que roba al Erario; si ese que pilló  es dueño de una gran fortaleza, puede triturarnos, y no hay necesidad de ser  mártires”. 
domingo, abril 29, 2007
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