domingo, abril 29, 2007

Chávez trabaja para un conflicto nuclear

De 2001.com, Venezuela

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Lo que muchos no saben sobre el dictador venezolano puede cambiar el almanaque y retrocedernos a los terribles años de 1937-1938. El Triangulo fatal Teherán-Caracas-La Habana.
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Oscar Yanes

El dictador venezolano Hugo Chávez se mueve en cinco grandes escenarios, cuya peligrosidad no se mide con sentido realista ni en Venezuela ni en Estados Unidos.
Primer escenario: Venezuela, es un país ocupado, una posesión colonial de Cuba en tierra firme. Se esta repitiendo la situación de la Francia ocupada en 1940. Un “presidente” local, Hugo Chávez, ha asumido el rol que Pierre Laval tuvo en Francia como el francés representante de los intereses del país invasor.


Los servicios de identificación, la policía y las fuerzas armadas del Gobierno de Laval, estaban gobernadas por el nazismo. Hoy en Venezuela pasa lo mismo: Venezuela es una nación donde manda Fidel. El control del Estado está en manos de Castro.


Los “anillos de seguridad” que cuidan al dictador venezolano son manejados directamente por militares de los servicios de inteligencia de Cuba.


La política educativa del país sigue las líneas fidelistas. Centenares de niños en edad escolar viajan a La Habana mensualmente, para seguir cursillos de adoctrinamiento.
Castro-Chavismo, ha hecho suyas las palabras de Adolfo Hitler al fundar la Juventud Hitlerista: “Algunos alemanes de hoy nos odian, pero todos los alemanes de mañana nos adorarán”.


El brazo derecho de los nazis en París era el embajador alemán Otto Abetz, quien tenía tanto poder como el actual embajador de Fidel en Caracas.


Laval, proclamó que un ataque a los nazis era un ataque a Francia y que “la sangre francesa y la alemana se juntarían en la lucha por la victoria germana”.

Chávez y Castro, tanto en La Habana, como en Caracas, antes de la enfermedad del dictador cubano, anunciaban “que nada, ni nadie puede romper la unión de Cuba y Venezuela”.


Es un secreto a voces que los dos dictadores se comunican telefónicamente casi todas las noches. Un cable submarino enlazará a Venezuela con Cuba.


“El vicepresidente de Cuba es el comandante Chávez”, anunció hace pocos meses el propio vicepresidente de Cuba.


Hay más de sesenta mil cubanos en Venezuela como asesores. Algunos de ellos han desertado y han logrado escapar a Colombia, para desde allí solicitar asilo en Estados Unidos.

Se habla mucho de Vene-Cuba en los círculos diplomáticos de Venezuela. Algo similar a la República Árabe Unida que invento Nasser; hacer de Venezuela y Cuba un solo estado seria el paso inicial para resucitar “una nueva Gran Colombia comunista”.


Éstos no son sueños sino realidades en las cuales tanto Chávez, con el respaldo del otro petrolero y Fidel trabajan las 24 horas del día, con la ayuda incondicional de un sector de la izquierda europea, norteamericana y latinoamericana; además de los clásicos focos totalitarios en África y Asia.


Venezuela ha reemplazado a la extinta URSS como financista de todos los movimientos mundiales dictatoriales pro comunistas.

PAPEL DE LOS MILITARES ROJOS

El segundo escenario en donde se está moviendo Fidel Castro, su títere Hugo Chávez y el comunismo internacional es en las Fuerzas Armadas de Venezuela, columna vertebral de la dictadura venezolana.



Venezuela siempre fue un país de caudillos militares, incluyendo a Simón Bolívar, hasta la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, en 1935, después de gobernar veintisiete años.
Un gran escritor venezolano, Mariano Picón Salas dijo que Venezuela “entró en el mundo moderno cuando murió Gómez” y es cierto, pero la transición a la democracia se interrumpió en 1945, diez años después de la muerte de Gómez cuando los militares vuelven al poder por un golpe cívico-militar que derrocó al democrático presidente Isaías Medina Angarita.


Todos los dictadores militares latinoamericanos eran profundamente anticomunistas y utilizaban para derrocar a los gobiernos verdaderamente democráticos una excusa tristemente célebre en América Latina: “¡Este Gobierno es comunista! ¡Hay que tumbarlo!” y venía entonces el clásico golpe militar, pero la situación cambia en toda la América española cuando al terminar la Segunda Guerra Mundial las grandes potencias aliadas, Inglaterra y Estados Unidos, que siempre fueron anticomunistas, consolidan la presencia de la Unión Soviética como factor fundamental de la victoria contra el nazi-fascismo.


Los tanques soviéticos fueron, los primeros en entrar en Berlín, pero aunque los motores de aquellos tanques eran de la “General Motors”, el triunfo fue fundamentalmente ruso. Al comunismo se le perdonaron todos sus pecados y Stalin, con Roosevelt y Churchill completó la gran trilogía, que salvó a la democracia. El mundo entero con toda justicia, los bautizó como LOS TRES GRANDES, pero si Hitler no hubiera invadido a la Unión Soviética y Stalin hubiese continuado siendo el nuevo compadre de Hitler, que se repartió a Polonia con los nazis, el comunismo hubiera corrido la misma suerte que el nazismo.


Un bárbaro dictador dominicano, conocido con el apodo de CHAPITA, llamado Rafael Leonidas Trujillo, trató de asesinar al presidente venezolano Rómulo Betancourt y República Dominicana quedó aislada con un bloqueo continental por muy poco tiempo, pues Trujillo fue ajusticiado, pero antes de que lo mataran, el salvaje dijo algo que se ha cumplido: “Si los militares queremos seguir mandando en estas Repúblicas en donde no saben leer ni escribir, tenemos que hacernos pasar por comunistas y los verdaderos comunistas gobernarán con nosotros encantados, porque todos son unos chulos”. Cuando a Trujillo lo ajusticiaron, uno de sus enviados iba rumbo a Moscú y regresó desde París.


Fidel Castro y Hugo Chávez, aunque muchos analistas no lo ven, son las mismas dictaduras latinoamericanas tradicionales con un ropero ideológico atractivo para incautos. Las bases fundamentales de las dictaduras clásicas son las que vemos en Cuba y que se están copiando fielmente en Venezuela día y noche.


En Venezuela muchos bromistas dicen que estos militares que se están enriqueciendo con el dinero del Estado comprando imponentes residencias tipo Hollywood y vehículos, hasta ahora exclusivos de las grandes estrellas del deporte y del cine mundial, el único marxismo que conocían era el de los famosos hermanos Marx, los célebres cómicos que desde Hollywood hicieron reír al mundo entero.


El primer jefe del Estado en toda la historia de Venezuela que le ha dicho a las Fuerzas Armadas “en vivo y en directo” desde la Escuela Militar que ahora los hombres de uniformes son “políticos y revolucionarios rojos, rojitos”, ha sido Hugo Chávez.


¿Por qué este hombre, oscuro paracaidista hasta hace pocos años, ha podido hacer con el Ejército, la Aviación y la Marina, lo que le da la gana?

Ha seguido fielmente las instrucciones de Mao para mantener incondicionalmente a su servicio “el fusil de la revolución”: Permitir que los militares roben y puedan hacer toda clase de negocios ilícitos fue la doctrina política lanzada desde la Unión Soviética en la década del treinta, con el respaldo de los jefes rojos más importantes del mundo. Esta posición oficial del comunismo internacional iba a ser discutida en el Séptimo Congreso Internacional Comunista, pero éste se suspendió. “Llegaron los delegados de los puntos más alejados del orbe y solamente los europeos alcanzaron a recibir la notificación del aplazamiento”.
Asiáticos y latinoamericanos celebraron conferencias secretas de Moscú y en ellas participaron los más altos dirigentes de los partidos comunistas. El punto central fue la potencia de Mao Tse Tung oficialmente bautizada con el nombre de “El Camino de Yenán”.
En la reunión de los líderes latinoamericanos Mao explicó lo siguiente:


“La clave fundamental del Camino de Yenán reside en que nuestra labor no se desarrolla pensando exclusivamente en términos proletarios, o sea tomando en cuenta únicamente a la clase obrera. De acuerdo con la llamada Táctica de Yenán pensamos en términos muchos más amplios, que abarcan a otros sectores sociales y que comprenden a otras clases. El arma secreta nuestra es la ambición de millares y millares de políticos de todos tamaños, salidos de la pequeña burguesía rural y urbana, que no logran escalar posiciones importantes, no tanto de acuerdo con sus méritos, sino de acuerdo con sus ambiciones.



Si nosotros, con las grandes o pequeñas fuerzas de que podamos disponer, ofrecemos nuestro apoyo a esos políticos, ellos vendrán hacia nuestro campo, no como militantes afiliados al partido, que a ellos no les conviene, ni a nosotros tampoco, sino como servidores. Servidores de conveniencia. Les dará provecho servirnos; nosotros les retribuiremos siempre mucho mejor que sus partidos propios o los sectores en los cuales ellos actúen y absurdo sería que luego pretendiéramos fiscalizar sus manos, poner cierres en sus bolsillos o diques en su codicia”.


“Ahora —añadió— hay que estar claro en lo siguiente: cualquiera persona que reciba nuestro apoyo y no cumpla sus promesas, debe ser convertida en blanco de un ataque frontal, de ferocidad despiadada. Es suficiente que hagamos el escarmiento con uno: basta que se convenzan de que tenemos capacidad para cerrarle el camino a alguien y de convertirlo mediante nuestra campaña pertinaz, en un verdadero palo de gallinero, que no haya por dónde tomarlo para que los demás se dejen ganar por el miedo”.

LA CORRUPCIÓN MILITAR

—“Nosotros —siguió hablando Mao— hemos conquistado por este camino a centenares de oficiales del Ejército de Chiang Kai Shek. El militar chino es ambicioso; tiene hambre de poder, que no tiene el militar europeo, y sed de riqueza, de comodidad, de lujo… Me dicen que ocurre lo mismo con los militares de América Latina. No sé si es verdad. Ustedes me dirán. Hay Generales del Ejército de Chiang que son provincianos, pobres y oscuros.

De no haber ingresado al Ejército habrían quedado como escribientes de juzgados, como propietarios de piara de mulas, como maestros de escuelas rurales a lo sumo. En cambio por la vía militar llegaron a Generales y en tal categoría lo único que anhelan ya, es salir de su condición económica mediocre, de su ubicación social inferior, a la de hombres ricos, a la de personajes poderosos y afortunados”.

“Sirviendo las ambiciones de estos Generales, muchas veces poniéndonos al servicio de estos Señores de la Guerra, hemos obtenido ventajas y posiciones que no habríamos ganado mediante la lucha. No siempre la lucha de masas conduce a la victoria política; a menudo estos procedimientos que, a veces, parecen de serpientes, otorgan mejores y más duraderos triunfos. El talento está en saber aprovecharlos”.

Uno de los consejos de Mao, que Chávez ha copiado al pie de la letra es el siguiente: “No atacar al que roba al Erario; si ese que pilló es dueño de una gran fortaleza, puede triturarnos, y no hay necesidad de ser mártires”.

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