viernes, diciembre 07, 2007

¿Ustedes le creen a Chávez? Yo tampoco

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Que no me lo creo; que Hugo Chávez es de los de “socialismo o muerte, venceremos”; que no es cierto que vaya a abandonar el poder en 2013. Si ayer habló de tirar la toalla cuando culmine su tercer mandato fue en un arrebato de rabia contra los chavistas que no fueron el domingo a votar, a los que quiere hacer sentir culpables del fracaso de su reforma constitucional.

El presidente de Venezuela está digiriendo muy mal su derrota en las urnas y trae de cabeza a partidarios y detractores. Tras un esbozo inicial de autocrítica, cuando reconoció que “quizá se equivocó en los tiempos” y que “el pueblo no está preparado aún para su revolución”, Chávez no ha parado de dar palos de ciego con insultos a los chavistas que no fueron a votar —“flojos, irresponsables”—, burlas contra la oposición recurriendo a la vulgaridad —“victoria de mierda”— y desconcierto con su amenaza un día de repetir el referéndum, aunque cometa una ilegalidad, y al otro de lamentarse porque tendrá que dejar el poder.

Chávez anda estos días como tigre acorralado y para demostrar quién es el que manda se rodea de sus fieles mandos militares para verter sus amenazas, dirigidas especialmente contra quien personifica el “chavismo desencantado”: el general retirado Raúl Baduel, el militar que restituyó a Chávez cuando fue apresado en el golpe de Estado de 2002; pero también el mismo que denunció durante la campaña del referéndum el “intento de golpe de Estado” que pretendía dar el presidente para instaurar un Estado socialista autoritario, con todos los poderes concentrados en su persona y con cargo vitalicio.

El mandatario venezolano le ha dedicado a Baduel el peor de los insultos, el de “traidor a la patria”, por advertir a los venezolanos que dar luz verde a la reforma habría convertido a Chávez en el segundo emperador socialista de América Latina. Lo peligroso de todo este asunto es que Chávez confunde la patria con él mismo.

Haciendo una breve recapitulación tenemos a un presidente con todo el Legislativo a sus pies y con un ejército rearmado gracias al maná del petróleo, además de círculos chavistas (también armados) a sus órdenes. Tiene, además, seis largos años de mandato, tiempo suficiente para intentar por todos los medios aprobar al menos el artículo que permite la reelección indefinida.

En el otro bando tenemos una oposición política incapaz de hacer un frente común, que prefirió delegar el peso del antichavismo en los estudiantes y en el citado general Baduel, y una prensa libre cada vez más perseguida. Pero por encima de todo la esperanza de que ya pudieron derrotarlo una vez y Chávez, con todo el oro negro del mundo y toda la maquinaria estatal a su disposición, no es invencible.

fran@cronica.com.mx

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