miércoles, diciembre 26, 2007

Encuestas y tarjetas solidaridad

De El Nacional, Vespertino Dominicano

POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ


El Programa Solidaridad, que desde hace casi cuatro años ejecuta el gobierno, tiene un gran parecido con el Programa Eventual de Empleo Mínimo (Peme), sólo que mejor organizado y legitimado para evitar problemas jurídicos que puedan llevar a la cárcel a sus promotores.

Ambos programas, Peme y Solidaridad, tienen alto contenido político. Muchos de los responsables del Peme terminaron en la cárcel, ya veremos dónde terminarán los que ejecutan el Programa Solidaridad.

Recientemente, el Presidente de la República visitó Santiago para entregar las tarjetas con las cuales las personas obtienen 550 mensuales que les sirven para comprar alimentos básicos como arroz, aceite, leche, entre otros, más 150 pesos por cada hijo que tengan estudiando.

En ese acto, absolutamente reeleccionista, el mandatario anunció “el doble sueldo” o “regalía pascual” para los beneficiados con las tarjetas, al tiempo de garantizar que para enero próximo el número de familias llegaría a 400 mil y después a medio millón.

No olvidemos que éste es un país de damnificados, con niveles de pobreza que alcanzan cerca del 70% de su población. Y que la pobreza es cultivo de los políticos demagogos para llegar al poder o mantenerse en él.

El carácter politiquero de Solidaridad se puso de manifiesto en la campaña del 2006, tanto es así que la publicidad de la tarjeta fue sustituida por la de los candidatos del partido de gobierno.
Menos del 10% de los pobres reciben la tarjeta del gobierno, pero el otro 90% espera recibirla en cualquier momento, cosa que es imposible, pero la gente no lo sabe o no quiere saberlo, que para el caso es igual.

Las entregas de las tarjetas no se hacen al azar. La selección se hace a partir de un criterio político. El padrón electoral es pieza clave de la gente que trabaja en el Programa Solidaridad.
Los promotores del Programa Solidaridad que visitan los hogares pobres les están diciendo a la gente que tienen que votar por el presidente Leonel Fernández porque Miguel Vargas, en caso de ganar, les quitará sus tarjetas, lo cual es una vulgar mentira.

Al contrario, lo que ha dicho el candidato presidencial del PRD es que ese programa, que lo inició el ex presidente Hipólito Mejía, pero sin politiquería, sería ampliado y saneado, eliminando los elementos que lo distorsionan porque en los gobiernos del PRD el “comesolismo” no tiene cabida.
El gobierno chantajea a la gente con las tarjetas de 550 pesos. Muchos son amenazados con sacarlos del programa si votan por Miguel Vargas o Amable. Y ese elemento hace encuestas que tienen que valorar a la hora de trabajar.

Creo que vale la pena advertirle a las empresas encuestadoras sobre el fenómeno de la pobreza y la tarjeta que otorga el gobierno presionando y atemorizando a los beneficiados y a los posibles beneficiarios.

Muchas veces cuando llegan los encuestadores a los hogares pobres, la gente se torna escéptica, en lenguaje más popular, se pone chiva.

Conozco de investigadores que cuando han tocado algunas puertas les preguntan si es para darles la tarjeta del gobierno.

-No señora, nosotros somos de tal firma encuestadora- dice el muchacho muy formal.

-Seguro que usted no es del gobierno-

-No, señora. Andamos encuestando a la gente para saber su intención del voto en las próximas elecciones- insiste el trabajador de campo.

-Ah, yo pensé que ustedes eran del gobierno. Ellos pasaron por aquí y dijeron que volverían, que me darían los chelitos ésos. Yo los estoy esperando.

-Señora, ¿usted podría responder algunas preguntas para la firma (cualquiera) para saber cuál de los candidatos es su preferido?, dice el trabajador.

La gente que ya recibió su tarjeta tiene temor cuando recibe a un encuestador. La gente que espera recibirla, también tiene miedo. Las respuestas de unos y otros resultan incongruentes muchas veces y otras muy complacientes.

Cuando le preguntan a un damnificado por quién votará, dirá que por el presidente Leonel Fernández Puede que sea verdad, pero puede que no.

Una empresa encuestadora seria, con intenciones de ofrecer resultados incuestionables, tiene que tener en cuenta este elemento, pues, de no hacerlo, sus datos no serán reales, estarán distorsionados por la sospecha de la gente, por sus dudas, por el deseo de recibir la dádiva del gobierno, que en estos días de campaña electoral será ampliada.

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