sábado, diciembre 15, 2007

La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Cuerrero/El Caribe

Muchos de los cuantiosos daños provocados por las tormentas Noel y Olga pudieron ser evitados si se hubiesen adoptado, en el momento oportuno, las decisiones correctas. Eso es innegable.

No podemos festinar una discusión tan importante para la nación bajo el alegato simple de que en situaciones de tragedia no conviene “politizar” el análisis de los hechos.

Eludir la oportunidad de fijar niveles de responsabilidad en los actos de los funcionarios públicos ante graves acontecimientos, sea de origen natural, como fueron los casos de las dos tormentas, o de naturaleza política, como lo sería y ya fue la firma de contratos o compromisos onerosos, sería desde todo punto de vista imperdonable.

Es de suma trascendencia determinar si en el caso de Noel, las autoridades responsables de velar por la seguridad de vidas y propiedades, no tuvieron el chance de prevenir las consecuencias con la adopción de acciones que nunca fueron asumidas o simplemente se adoptaron fuera de tiempo, cuando ya no surtirían efectos.

En relación a Olga se afirma en diferentes círculos que la apertura abrupta de las compuertas de la presa de Taveras fue una mala decisión que acarreó graves pérdidas humanas y materiales, con inundaciones nunca vistas antes en la región central del Cibao.

La fijación de responsabilidades debe conllevar sus consecuencias y las penalidades obviamente tienen necesariamente que guardar nexos con las derivaciones de esas decisiones.

La designación de funcionarios ineptos, sin la debida capacidad técnica y profesional en posiciones claves, sólo por necesidades partidistas, constituye también una falta imperdonable sobre la cual es necesario también aplicar sanciones.

El país no merece seguir pagando el alto costo de acciones políticas irresponsables que tantas desgracias han ocasionado a lo largo de nuestra historia.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do

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