martes, diciembre 04, 2007

Antipolítica política y abstención

JUAN MARTÍN ECHEVERRÍA

ELUNIVERSAL/CARACAS

Nos dice Octavio Paz que "el sol es invisible a pleno día por exceso de luz", en cambio nuestra realidad es sombría y se manifiesta en cada acto de la vida cotidiana, partiendo de la inseguridad, continuando con el desabastecimiento y la metodología del conflicto por el conflicto. Todo ello explica el desencanto de los seguidores del oficialismo ante el reiterado abuso de las situaciones límite, la disponibilidad aberrante de recursos logísticos para la campaña electoral y el contraste de los partidarios del No, sustentados en la tremenda motivación del liderazgo estudiantil.

El escenario de la antipolítica está presente el 4 de febrero, el 11 de abril y en el fraude constitucional de rechazar el procedimiento de la Asamblea Constituyente e imponer su contenido sin una difusión plena y sin que participen las colectividades y corrientes políticas. Antes, el cierre de RCTV se convierte en el punto de inflexión y emergen la preparación y capacidad creativa de los universitarios; a partir de allí cambió el país y se potenció el reclamo popular.

Venezuela no puede funcionar con dos sociedades incomunicadas entre sí, lo que acentúa la enorme distancia entre el poder y las estructuras de las instituciones que rechazan la disidencia.

Las prioridades pendientes son demasiado importantes y requieren de la colaboración de la totalidad y en ese marco de fondo no puede el Gobierno ser tan beligerante en lo internacional; sobre todo cuando, además, no se atienden debidamente la inseguridad, el desabastecimiento: definitivamente la abstención fue significativa en los barrios y derrotó al régimen.

Uno de los aspectos esenciales del 2 de diciembre es la derrota de la antipolítica, que obliga a los seguidores del Gobierno a jornadas de profunda reflexión y a la oposición a construir una alternativa válida, con base en una nueva mayoría.

El electorado ha hecho una advertencia con fecha cierta al régimen, ha mostrado su cansancio ante la violencia y la oposición ha logrado un triunfo monumental, a pesar de los inmensos recursos del Estado y del control de las instituciones. En cambio el No se desenvolvió en medio del desequilibrio y recuerda la clásica escena bíblica de David y Goliat; porque es difícil ganarle a los gobiernos si no hay un sistema democrático de pesos y contrapesos, ONG en plena actividad y observación internacional.

Es inaudito que en nombre del socialismo se pretenda reducir los derechos humanos y desconocer los tratados internacionales, eliminar la autonomía del BCV y reducir la garantía de información y del debido proceso en los estados de excepción, cuando el Gobierno puede algún día ser minoría y el mecanismo de reelección no puede ser perpetuo y sucesoral como una monarquía.

Entre las lecciones del 2 de diciembre está la reconstrucción del diálogo, ya que es imposible desarrollarse en democracia con ciudadanos de primera simpatizantes del régimen y de segunda sometidos al abandono, la persecución y el escarnio.

Nuevos y viejos actores políticos tienen que ponerse a trabajar desde hoy, en una oferta social dirigida a los sectores populares, con base en lineamientos prácticos y de fácil aplicación.

Los oficialistas castigaron el discurso violento y la mala gerencia pública con una significativa abstención, lo cual debe preocupar al Gobierno y a la oposición, ya que los compromete a fabricar puentes en beneficio de la voluntad general.

La victoria del No salvó a la Nación de un destino atroz; sin embargo, es sólo el capítulo inicial de la lucha por las libertades y el buen gobierno.

juanmartin@cantv.net

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