El Dios de Baruch Spinoza

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FERNANDO PELLERANO MORILLA

Benedict De Spinoza (alias Baruch) nació en 1632 en Ámsterdam. Hijo de padres provenientes de una comunidad de judíos de Portugal que por generaciones fueron obligados a vivir como cristianos (Marranos), y que emigraron a la liberal Holanda huyendo de la Inquisición en la Península Ibérica. El carácter inquisitivo y librepensador de Baruch, despertó la ira de los judíos holandeses y fue excomulgado por hereje y ateo a los 23 años de edad.


Los 21 años restantes de su vida los pasó dedicados a desarrollar su pensamiento filosófico, a ganarse la vida, y hacer experimentos científicos en su taller de producción de instrumentos ópticos, siendo un meticuloso pulidor de lentes para telescopios y microscopios. A pesar de contar con el ofrecimiento de generosas ayudas de sus amigos, algunos de considerable fortuna, se negó a recibirlas. También desestimó cortésmente el lucrativo puesto de Profesor que le ofreció la Universidad de Heilderberg. Llevó una vida modesta e independiente de toda secta religiosa o política, pero siendo un demócrata cabal y, por tanto, antimonárquico. Se podría decir que fue un santo secular.


Su obra mas acabada fue publicada póstumamente bajo el titulo de la “Ética”. La estructura del libro posee una arquitectura matemática similar al modelo geométrico de Euclides, compuesta de axiomas y definiciones seguidos de proposiciones lógicas derivadas de las primeras. Mediante este método buscaba argumentos precisos para explicar las propiedades de la naturaleza humana, de Dios y de las pasiones. Pero su principal objeto era la ética: la búsqueda de la definición de la forma en que un hombre libre debe conducirse para vivir una vida perfecta.


Acorde con su filosofía y forma de vida, la razón y no las emociones debían regir la vida.
De acuerdo a su concepción “la razón no demanda nada contrario a la Naturaleza, sólo demanda que cada uno se ame a si mismo, busque su propio provecho, lo cual es realmente útil para él, que es querer lo que lleva al hombre a la perfección”. Y la perfección se logra cuando “la razón lucha por comprender, lograr el conocimiento de la Naturaleza, el conocimiento de Dios”, por tanto, de la belleza. Dios no trasciende más allá de la Naturaleza, y no hay nada más allá de la explicación de la Naturaleza.


Era hostil a la teocracia, esa idea de un Dios que domina y gobierna todo lo que existe; así como toda supuesta representación de ese tipo de Dios en la tierra, sacerdotes clérigos, etc. El Dios de Spinoza es un Dios impersonal. Niega, y caracteriza como superstición, toda supuesta relación personal con Dios. Niega la revelación en las Escrituras, y las ve como superstición que impide el conocimiento objetivo de la realidad y la Naturaleza, por tanto, el conocimiento de Dios.


Fue un ferviente defensor de la separación entre Estado y religión, entre el Estado y la Iglesia. En la “Declaración de Independencia” de los Estados Unidos, ese magnifico manifiesto de principios redactado por Thomas Jefferson, se nota la influencia de Spinoza, que a su vez influyó en John Locke, pensador muy admirado por Jefferson, en la frase “vida, libertad y la búsqueda de la felicidad” y en la apelación de Jefferson a “las leyes de la naturaleza y de la naturaleza de Dios”.