sábado, diciembre 01, 2007

Al día

El Nacional, Vespertino Dominicano

POR JUAN JOSE AYUSO
El 28 de octubre en la madrugada, el sur y la zona de influencia de los ríos que nacen en la Cordillera Central sufrieron la embestida de la tormenta tropical Noel, de la que Noaa dio aviso desde las 1.40 de la tarde de ese día pero de la que el gobierno y sus agencias supieron en la mañana del 29.

El presidente, Meteorología, la Comisión de Emergencia y el Comité de Operaciones de Emergencia no hicieron ni lo mínimo para advertir a la población. Y hubo y hay inundaciones todavía en Barahona, Neyba, San Juan de la Maguana, Azua, San José de Ocoa, Baní, San Cristóbal, Santo Domingo, Villa Altagracia, Bonao, el Bajo Yuna, La Vega, Moca, San Francisco de Macorís y Santiago.

El gobierno no ha establecido responsabilidades por la falta de alerta de esos organismos pero revela en público la disposición de utilizar la tragedia como arma de campaña electoral. Su plan de emergencia tiene un costo de 8 mil millones de pesos y de 1,200 millones para recapitalizar al Banco Agrícola.

Ese dinero puede financiarlo el gobierno del presidente Fernández con 11 mil millones que tiene “en caja” pero su congreso ya aprobó bonos por 5 mil millones y diversos organismos internacionales le donaron 115 millones de dólares.

Hay más de cien muertos y 100 mil damnificados pero también hay dinero para hacer frente a la emergencia, lógico que con el sello de una campaña reeleccionista uno de cuyos lemas –publicidad subliminal- es el de “Pa’lante, presidente”. Ojalá hubiera la mínima seguridad de que toda esa plata irá a los afectados y al resto de la comunidad, como la hay de que en realidad el dinero se invertirá como campaña y permitirá que un buen grupo de “avivatos” aumente sus caudales acumulados con la corrupción de siete años de gobierno.

Y ahora, como lápida a la tumba de Danilo Medina en el PLD, se habla de la posibilidad de la candidatura de la primera dama Margarita Cedeño, cuya carrera política cuenta con cuatro años como asistenta del presidente Fernández 1996-2000 y tres en las funciones de esposa, al frente de un despacho que con un presupuesto sin presupuesto del Estado paga un trabajo político por los cuatro costados.

“El poder corrompe. El poder absoluto corrompe absolutamente”. Clientelizado a la manera balaguerista y corrompido “hasta los tuétanos”, el PLD del que es jefe único e indiscutido el presidente Fernández ha logrado en tiempo “record” su envilecimiento y la negación de principios e ideas que se atribuía a su fundador Juan Bosch, lo que testimonian la corrupción como mecanismo de gobierno, el continuismo de la reelección y el hecho de que todos sus dirigentes, que en 1996 tenían “una mano alante y otra atrás”, sean hoy los felices propietarios de una acaudalada acumulación originaria a expensas del erario.

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