sábado, diciembre 29, 2007

Al día

El Nacional, Vespertino Dominicano


POR JUAN JOSE AYUSO


1.- Aparte de cumplir con la autoconcepción mesiánica del usufructo del poder, reforzado por el artículo 55 de la Constitución, el presidente y candidato reeleccionista Fernández busca ganar él mismo, por primera vez, unas elecciones.

Ha estado en el poder por dos ocasiones pero ninguna de las dos ganó con su fuerza y la de su Partido de la Liberación sino por voluntad o incapacidad de otros.

En 1996, Fernández y el Partido de la Liberación alcanzaron un 36 porciento en la primera vuelta electoral y 13 el candidato del Partido Reformista Social Cristiano, Jacinto Peynado.
Desde el 27 de Febrero de 1994, el presidente Joaquín Balaguer había desatado una campaña racista y antihaitiana para enfrentar al candidato José Francisco Peña Gómez, del Partido Revolucionario.

Amañó como siempre las elecciones y se quedó con dos años más en el poder mediante un “negocio de capaperros” que Peña Gómez firmaría sin leer en una reunión en Palacio, lo confesaría después, a la que asistió el embajador Robert Pastorino.

En la primera vuelta de 1996, el candidato perredeísta obtuvo un 48 porciento de los votos.
Balaguer no vaciló en otorgar “sin condiciones” el apoyo del 13 porciento que había ganado Peynado a la candidatura de Fernández y el PLD, con un “Frente patriótico” que convocó en el palacio de los Deportes para levantar las manos de Juan Bosch y al candidato peledeísta.
Y así llegó al poder la primera vez el hoy presidente y candidato Fernández.

La segunda se la debe a los dos últimos años de gestión “atípica” del presidente Hipólito Mejía, del PRD, cuya falta de sentido del poder y su chabacanería le hicieron a Fernández y al PLD la campaña más eficaz.

Tal antipatía había acumulado que la candidatura de oposición le ganó 57 porciento a 33, con lo que se verificaba el más más bajo porcentaje de votación del PRD desde 1962. Además de dejarle a Fernández la “cama hecha” de la reelección, que reintrodujo en la Constitución “sancochada” por la reforma de 2002.

Los primeros cuatro años y este otro cuadrienio parecen haber despertado y acrecentado en el presidente y candidato Fernández un hambre de poder sin límites, razón por la cual impuso la reelección en su partido, aunque tuviera que utilizar los recursos públicos para aplastar y eliminar a su compañero Danilo Medina como precandidato.

Pero, por esta primera vez y en lo adelante, quiere ganar con su propia fuerza y no con los votos y la intención prestados por Balaguer ni por la necedad de un presidente en el gobierno que actuara como aliado y no como adversario. Y en eso está, en medio de los daños graves de las tormentas Noel y Olga pero, “profundos e inescrutables designios de la providencia”, no se sabe si esos efectos actuarán a su favor o en su contra.

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