Servicios Google/Un análisis de Miguel Cruz Tejada, El Nuevo Diario, de Santo Domingo
NUEVA YORK._ A tres años y algunos días de haber regresado al Palacio Nacional en la República Dominicana el presidente Leonel Fernández y su partido de la Liberación Dominicana, siguen de espaldas a la comunidad criolla radicada en Nueva York.
Leonel, que bajo tórridas y permanentes promesas de campaña, en las que esbozaba lindos discursos con retórica que convencía hasta a sus más enconados adversarios sobre “la importancia”, “las bondades” y “los aportes” económicos de la diáspora en el exterior, hizo el compromiso de que a partir del 16 de agosto del año 2004, la comunidad criolla en ultramar, vería cómo una nueva visión desde el poder, la beneficiaría con una serie de planes, proyectos y programas que la harían sentirse orgullosa de su presidente, del partido en el poder y de una política oficial que alcanzaría el más amplio espectro comunitario.
Pero como dice el refrán, “del dicho al hecho, hay mucho trecho” y ese limbo parece que se tragó tanto las palabras como el accionar del presidente y sus representantes inmediatos en Nueva York, donde obtuvo la más alta votación de todo el exterior, alcanzando más del 70% en los comicios presidenciales del 2004.
Todo se derrumbó con varios escándalos que aunque la seccional del PLD intentó taparlos, trascendieron a la luz pública gracias a los trabajos de investigación y objetividad de varios reporteros locales que escriben para diarios nacionales y locales.
El primero de ellos fue la venta de carnets del Departamento Nacional de Investigaciones (DNI) a ex miembros de un grupo externo que estuvo dirigido por Kilsie Fernández, hermana del primer mandatario y que operó durante la campaña del 2004 en la avenida Audubon y la calle 181 en el Alto Manhattan.
Ese escándalo, involucró al señor Juan Soler, presidente del Comité Intermedio Mayor Antonio Fernández Collado y uno de los cuadros más cercanos a Danilo Medina. Su vínculo con el PLD fue negado públicamente por una comisión del partido y en una asamblea se intentó ocultar la gravedad del hecho.
Soler, tuvo posteriormente que llegar a un acuerdo con la fiscalía de Manhattan para devolver en el plazo de un año el dinero entregado al Movimiento de Veteranos Civiles Dominicanos que preside y sentenciado a un año de libertad condicional.
Otro de los escándalos mayúsculos que han empañado en Nueva York la gestión peledeísta es la acusación de abuso sexual en tercer grado que mantienen la dirigente reeleccionista Ivert Rodríguez contra el presidente estatal del partido y embajador alterno en la ONU Frank Cortorreal.
Luego, la creación de un llamado “Consejo Consultivo” que supuestamente se encargaría de estudiar las necesidades de la comunidad, presentar diagnósticos y recomendaciones a la presidencia y buscar soluciones, se convirtió en uno de los grandes “bultos” de la administración morada.
Ese organismo presidido por la doctora Ramona Hernández, está integrado mayoritariamente por cuadros dirigenciales del peledeísmo, los que hasta ahora, no han rendido ningún resultado. Todos, fueron nombrados por decreto presidencial supuestamente en calidad de “honoríficos”.
Después de la toma de posesión de José Fernández como el primer cónsul general del segundo gobierno de Leonel, la sede consular se convirtió en un hermético “bunker” tanto para la comunidad como para la mayoría de los dirigentes y militantes del PLD que denunciaban insistentemente que Fernández, les cerraba las puertas como si se tratara de “enemigos” del gobierno.
Se acusó a ese cónsul también de tenderse un estrecho círculo de “adulones” y guarda espaldas que lo mantenían excluido de la comunidad. Para otros sin embargo, el funcionario fue uno de los cónsules que cerca estuvo de sus compatriotas.
José Fernández redujo a la nada dos de los programas comunitarios más importantes que heredó de la gestión de su antecesor Francisco Antonio Peña Guaba del PRD, que fueron los consulados móviles y la oficina de servicios gratuitos de inmigración.
Francisco Fernández, el segundo cónsul general, generó la más abierta crisis partidaria y un enfrentamiento que llamó mucho la atención, porque le correspondió, siendo una de las estrellas danilistas, enfrentar al grupo jaimista que quedó virtualmente desplazado de las posiciones direccionales a nivel local y de la membresía en el Comité Central.
Esa gestión coincidió con la celebración del VI Congreso del PLD y de 10 miembros del CC, ocho corresponden a la facción de Medina, mientras otros dos, fueron escogidos por las cuotas asignadas a miembros del Comité Político.
Francisco decretó un aumento considerado abusivo en las tarifas del pasaporte y otros documentos, recibiendo amplio rechazo y alegó que lo hizo instruido por la cancillería. El ministro de Relaciones Exteriores Carlos Morales Troncoso, negó la versión y públicamente desautorizó los aumentos que empero, quedaron igual hasta que al pasaporte se le rebajó $50 dólares.
Fernández también canceló a dirigentes y militantes peledeístas, alegando sobre cargo de la nómina.
Tras la salida de Francisco del consulado llegó Marcos Montilla, cuñado de Danilo y a quien se le abrió “fuego” tanto desde dentro como desde fuera del partido, hasta que sus adversarios consiguieron que fuera destituido y en su lugar nombrado el actual incumbente arquitecto Eduardo Selman.
En su discurso de toma de posesión, Montilla tampoco fue la excepción y sus promesas se convirtieron en palabras que se llevó el viento.
El caso de Selman repite la historia de uno de los cónsules de Hipólito Mejía identificado como José Pimentel Pacheco, cuya gestión fue tan desastrosa que fue abucheado en un acto reeleccionista presidido por el propio Mejía en City College en abril del año 2004.
A Selman, lo abuchearon el pasado domingo durante el evento protagonizado por el nadador dominicano Marcos Díaz, cuando su nombre fue anunciado por los altos parlantes.
Los peledeístas acusan a un grupo de perredeístas de haber tratado de motivar el rechazo del público al funcionario.
Selman, es el único miembro del Comité Político designado cónsul general en Nueva York y sus relaciones con los líderes de la reelección van de mal en peor.
Recientemente esos líderes publicaron un comunicado y enviaron una carta al CC objetando el nombramiento de Selman como coordinador de la campaña en Nueva York y el exterior.
Selman, quien ha dicho que vino como “elemento de equilibrio” es acusado por los seguidores de Leonel aquí de mantener un sólido grupo adepto a los intereses danilistas.
Ha estado presente en parte de las actividades más importantes que han involucrado a la comunidad en los últimos meses, pero la activista Rafaela Lozano lo acusó hace unos días de al igual que los demás cónsules y consulados del país, darles las espaldas a los presos dominicanos en Estados Unidos.
Se define como un “gerente” y asume que no tiene ningún compromiso ni con los peledeístas locales, ni con los principales activistas de la comunidad.
Sostuvo un choque frontal con el comité organizador del desfile dominicano de El Bronx y dentro del mismo consulado le han puesto el sobre nombre de “el cónsul turista”, porque se la pasa más en la República Dominicana que en el 1501 de Broadway donde está su oficina principal.
Tras su juramentación, Selman, gestionó la cancelación del vicecónsul Modesto Gil, uno de los principales cuadros de la reelección y en su lugar hizo que se nombrara a una amiga personal suya.
También se le acusa de haberle retorcido el brazo al dirigente reeleccionista Raul Muñoz durante las votaciones de la convención del PLD en una escuela de la calle 160 y avenida Ámsterdam y en medio de una discusión, estrujar una foto del presidente Leonel Fernández.
Su gestión, matizada por cuestionamientos tanto internos como externos, camina rumbo al mismo carril de las anteriores de este gobierno: no hacer nada por la comunidad, ni crear programas y proyectos que la beneficien en sentido general.
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