Servicios Google / José Miguel Gómez, Listín Diario, Matutino Dominicano
La cercanía de Finlandia con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas compartiendo fronteras durante el largo período de la Guerra Fría, debe ser un capítulo especial en el estudio de las relaciones internacionales y la diplomacia. Este país nórdico considerado modelo de desarrollo y equidad social, mantuvo un equilibrio que le permitió sobrevivir sin formar parte de la Unión Soviética ni seguir al pie de la letra los objetivos de Occidente.
La dinámica política exterior orientada por el doctor Leonel Fernández a partir de 1996 y reiniciada en el 2004, parece orientada a ese equilibrio tan necesario en el mundo de hoy para países como el nuestro.
El Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos (DR-CAFTA), la inserción en Petrocaribe, los intentos de revivir el Acuerdo de San José con México, la apertura de nuevas embajadas en Oriente y África, la incorporación al Movimiento de los No Alineados, las iniciativas para un acuerdo con la Unión Europea, así como la candidatura para optar a un puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, son acciones que no surgen de la improvisación, sino de un plan que armoniza el interés nacional con nuestra presencia en un mundo globalizado. Pensar que para América Latina vendrá lo que en junio de 1947 anunció el Secretario de Estado Marshall en la Universidad de Harvard, auspiciando la ayuda norteamericana para la recuperación económica europea, es no haberse dado cuenta del cambio hacia la unipolaridad con la caída del muro de Berlín.
Sin descuidar el mercado esencial con los Estados Unidos, tenemos que continuar abriendo espacios identitarios para la nación que fundara Juan Pablo Duarte. La diplomacia de la apertura y la creatividad deben seguir orientando nuestros pasos.
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