Orlando dice...

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LOS IMPREVISTOS.- La campaña electoral del PRD ha tenido inconvenientes en esta semana por imprevistos de circunstancia. Se tenía decidido iniciar una lucha abierta contra la corrupción como forma de poner al gobierno contra la pared, ya que se acumulan los expedientes sin que los organismos encargados actúen adecuadamente. Sin embargo, la encuesta Gallup-Hoy por un lado, y los nombramientos en el gobierno por el otro, han obligado a un cambio de agenda en la discusión pública. El PLD puso a sus voceros a dar cuenta de sus números, que son diferentes a los de la Gallup, pero el PRD no podía quedarse atrás y reaccionó publicando los porcentajes de la CID, que considera favorables a su candidato, y un análisis interesado de los resultados de la Gallup. Las designaciones de nuevos funcionarios ocasionó otro desvío de la línea original de campaña, pues hubo que descalificar, si no a los agraciados, por lo menos al gobierno que se dejaba arrastrar por esa situación de al mejor postor. Si no se hubieran producido estos dos acontecimientos, cuya importancia y oportunidad nadie niega, se hubiese seguido el plan de ataque por los actos indebidos cometidos por funcionarios de distintas categorías. Aunque estas ocurrencias son interesantes, pues ponen a prueba la capacidad de improvisar de los estrategas de campaña. El triunfo o la derrota se deciden en el día a día...

LO COMERCIAL.- La lucha del PRD contra la corrupción tiene aspectos en que lo comercial parece estar por encima de lo político. Por ejemplo, la venta de las acciones de la Shell. La comisión económica del partido blanco hizo algunas advertencias semanas atrás sobre las implicaciones de ese negocio, y no ha vuelto hablar porque está a la espera de que la empresa extranjera informe al gobierno de la propuesta ganadora. Economistas como Arturo Martínez Moya aparentan conocer las intimidades del trato entre Shell y los potenciales compradores, y sobre ese supuesto conocimiento se basa la posición del PRD. Que no es otra de que el Estado dominicano adquiera la otra mitad, y que no -venta o ciento veinte días después abra una licitación internacional, de manera que logre un precio mayor al aceptado en principio. El PRD repetirá --cuando tenga ocasión-- que la Shell no puede imponerle socio al gobierno, que no puede dejarse el valor de la divisa librado a las fuerzas del mercado, y que los combustibles son bienes estratégicos que no pueden estar en manos ajenas al Estado. La cruzada estará sustentada en racionalidad económica, pero el propósito fundamental será emplazar moralmente al gobierno, puesto que entre los interesados hay empresas con dificultades en el extranjero...

EL CERCO.- El PRD cree que gana como quiera, y que no sucederá lo mismo que con las plantas a carbón, en que “la tiranía de la mayoría” se impuso cómodamente en el Congreso Nacional. Si el gobierno acepta esa sociedad, sin hacer las averiguaciones de lugar o sin poner las condiciones que considere pertinentes, correrá riesgos innecesarios, pues quedará en evidencia que no defiende el interés nacional. Si se opone a la transacción, entonces vendrá la protesta de Shell, o de los beneficiados con la adjudicación, que deberán pelear sus derechos en la jurisdicción internacional. El punto es delicado, pero sobre todo sutil, pues no debe olvidarse que al candidato Miguel Vargas Maldonado se le señala por sus vinculaciones a la Operación Malaya (o caso Marbella), de manera que gobierno y oposición estarían implicados en asuntos de mala prensa en el exterior. Los perredeístas que no conocen de altos negocios creen que la corrupción no es el mejor tema de campaña, puesto que sería como escupir hacia arriba, sin darse cuenta de que hay la intención de ser selectivos. Esta táctica no es un gozne suelto de la estrategia, sino repetir la inteligencia puesta en escena con lo del debate entre candidatos. Dice el refrán que quien da alante, da dos veces, sin que esa sea una verdad absoluta en política. El gobierno se toma su tiempo ¿podrá eludir estas emboscadas?...

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