La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero / El Caribe, Matutino Dominicano

En la campaña del 2004, el presidente Hipólito Mejía desafió al hoy presidente Leonel Fernández a un debate ante la nación. Y ahora nuevamente el candidato del PRD, Miguel Vargas Maldonado, ha retado públicamente al líder del PLD a un enfrentamiento que daría la oportunidad de verlos cara a cara y sacar conclusiones respecto de cada una de sus ofertas electorales.

Pero la negativa de Fernández hará imposible que esto ocurra. Si este debate llegara a darse, y la opinión pública debe insistir en que se realice, se estaría sentando un precedente que conferiría a las campañas políticas un interés y un contenido del que están ahora desprovistos.

Este debate presentaría el lado real de cada uno de los candidatos. Y los dominicanos podrían saber con propiedad por quiénes estarán sufragando el 16 de mayo y talvez nuevamente cuarenta y cinco días después si fuere necesaria una segunda ronda de votación.

Por esa razón, al país le han sorprendido los débiles e infantiles argumentos con los que el PLD pretende eludir este compromiso con el pueblo y el sistema democrático nacional.

El planteamiento de que Mejía carecía de categoría para discutir en público, frente a la nación, sus enfoques de la realidad dominicana con Fernández, como ahora se alega ante Vargas Maldonado, carece de peso y terminará siendo aceptado por una parte importante de los electores como un inválido recurso para evadir esta responsabilidad.

Tampoco sostiene dicha actitud, el hecho de que algunas encuestas den al PLD como favorito, y la creencia de que por ello sería un error táctico exponerse ante el contrario.

El país necesita y merece ese debate. Y toda argumentación en su contra será vista como una muestra del poco respeto que se tiene entre nosotros a los electores, a los que sólo se tiene en cuenta para alcanzar objetivos políticos personales y de grupos

Miguel Guerrero es escritor y periodista

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