viernes, agosto 17, 2007

Entre "no volver y los que se quedan"

Servicios Google/El Nacional, Vespertino Dominicano

POR GUIDO GOMEZ MAZARA
El "éxito" de la terrible campaña mediática desarrollada contra Hipólito Mejía provocó que en el registro público se asociaran todas las perversidades a un sector político que gobernó desde el año 2000 hasta 2004. Directo, desprovisto del ritual clásico con que se ejerce el poder y capaz de enfrentar sectores intocables de la sociedad, las iras y el poder en la comunicación social de esa "franja afectada" creó un caldo de cultivo que habilitó al modelo ideal con vocación de cosmética intelectualidad y falso sentido de lo ético para desplazar del gobierno a los "usurpadores" de espacios gubernamentales propios de una casta especial.

Cometimos errores. Y siento que el fundamental consistió en permitir que mediadores y articuladores de entendimientos oscuros consiguieran su principal meta: convencer al ex primer mandatario de excluir en procesos judiciales a gente que sería el recurso electoral para sacarnos del Palacio Nacional.

Razones sobradas tienen sectores nacionales para anatemizar al PRD. La organización que asumió con bastante responsabilidad la fase de edificación del proceso democrático post- trujillista acumuló sobre sus hombros luchas sociales, confrontaciones políticas y sed de un modelo de reivindicación capaz de permitir que los núcleos históricamente excluidos accedieran a las tareas gubernamentales confrontando el resquemor de instancias desplazadas, no del todo satisfechas, cuando los descamisados llegan al poder como resultado del voto popular.

Cuando el PRD pierde las elecciones se desarrolla una conspiración de los triunfadores para crear la ambientación tendente a sembrar en el seno de los ciudadanos la idea de que ese segmento electoral representa lo peor. Y en el intento, no proyectan las virtudes de su gestión sino la hecatombe de los que se fueron. Esa norma se aplicó en 1990 y 1994 para impedir el retorno del partido blanco al gobierno. Por eso, en el proceso electoral del 2006, el oficialismo fundamentó su campaña en dos ejes: el sector que no debe volver y la falsa valoración respecto de que la anterior composición congresional representaba una dictadura de la mayoría.

Resulta irónico, pero a los que la publicidad oficial califica como el sector que no debe volver ha sido sometido al escrutinio de procesos judiciales donde no han podido probar ningún hecho de corrupción y la valoración de los jueces ha sido muy clara: no existen pruebas para llevarlos a prisión. Con César Sánchez y Eligio Jáquez, los tribunales dictaron sentencias que lo descargan de toda acusación. Hernani Salazar sometió a Vincho Castillo y obtuvo ganancia en el proceso de difamación. Conmigo tienen tres años buscando una prueba o papelito que me incrimine legalmente. ¿Acaso no se hubiese deleitado un amplio espectro de plumíferos al servicio del gobierno y gente del PLD si apareciera la prueba que fulminaría mi carrera política? Todavía sigo observando a los ojos a los "compañeros de partido" que se frotaban las manos ante el seguro sometimiento mío a la justicia?.

Los colaboradores fundamentales de Hipólito Mejía no han sido encontrados responsables de ningún tipo de delito. Y nadie puede esgrimir pactos secretos ni entendimientos con el ministerio público. Por eso, la perversa campaña articulada contra la administración 2000-2004 pudo entusiasmar a gente que se le "convenció" de que un club de rufianes acompañaron al ex presidente constitucional. Los hechos y el tiempo han puesto todas las cosas en su lugar.

Los que no han tenido que someterse al escrutinio judicial están en la administración que dirige Leonel Fernández y tienen el "privilegio" que, no obstante, intervenir sentencias acusatorias en su contra, el regalo del 16 de mayo del año 2004 consistió en oficializar decretos que favorecieran a gente con serios compromisos en los tribunales. Esos "precedentes" sirven de fundamentación a los que aspiran a quedarse y acompañar al Dr. Leonel Fernández Reyna en sus aprestos reeleccionistas. Situaciones de esa naturaleza colocan en el plano de risible ironía el despliegue publicitario de invalidar a un sector que ha sido sometido a las pruebas judiciales y las pasó sin ningún tipo de impugnación.

La innegable "ventaja" que posee el oficialismo en lo referente al tema de la corrupción y el narcotráfico obedece al blindaje mediático como resultado de una millonaria inversión en medios de comunicación y compra masiva de periodistas. Además, cuando el incumbente de la DNCD señala que "nunca había existido en el país tanto flujo de drogas", sus declaraciones sirven para desmantelar toda una campaña injusta y degradante para asociar a una organización como responsable de dos de los flagelos que más afectan la funcionalidad del sistema democrático.

Afortunadamente, la verdad siempre derrota a la mentira y sus voceros.

ggomezmazara@hotmail.com

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