lunes, marzo 05, 2007

¿Por qué el Presidente dejó la reforma en su carpeta?

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Parece que el más elemental sentido del ejercicio de la política habrá inducido al Presidente de la República a postergar el tema de la reforma constitucional una vez más.
Por Osvaldo Santana
De El Caribe, Matutino Dominicano
Contrario a lo que se esperaba, el presidente Leonel Fernández sorprendió a una buena parte de su auditorio el pasado 27 de Febrero, cuando anunció que dejaría para los próximos días la presentación ante el Congreso Nacional del proyecto de reforma de la Constitución, tan defendida como plataforma para la “revolución democrática” que promete.

El país, sin embargo, centró sus ojos en algunos detalles muy manifiestos en un presidente en campaña por la reelección, que fue al Congreso a ratificar esa determinación, y sin ningún rubor recurrió a medios y recursos para que no quedaran dudas.

El Presidente decidió correr de manera total su suerte política con la del Metro de Santo Domingo, el cual promete terminar este mismo año. Reafirmó su voluntad de detener la criminalidad, se mostró confiado, como vendría a ocurrir días después, en la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica, pero se reservó la carta de la reforma constitucional.

Pero el tema no quedó fuera del discurso. Al menos, hizo un recuento del proceso que ha seguido su proyecto reformista. Destacó el rol jugado por los comisionados para ese fin, el desempeño de los mismos en el desarrollo del programa de consultas populares sobre la reforma y reveló que ya tenía en su poder “el primer borrador” del proyecto.

Sin mucho entusiasmo, hizo saber que la reforma constitucional “será sometida próximamente a la consideración de la Asamblea Nacional Revisora”.

De paso, lanzó los correspondientes piropos a los asambleístas, a quienes dijo que la reforma debería ser “elaborada por los actuales… miembros de esta Asamblea, electos democráticamente por el pueblo en sufragio libre y transparente, para que sus nombres resplandezcan por los siglos como los autores legítimos del diseño constitucional que garantizó la paz y la convivencia civilizada entre los dominicanos”.

Aunque predecir el futuro constituye siempre una aventura, los acontecimientos políticos y sociales en desarrollo sugieren que difícilmente el presidente Fernández se aventure a presentar la reforma constitucional antes del 6 de mayo, cuando deberá celebrarse la convención del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para escoger su candidato presidencial.

El hecho de que su principal contendiente, Danilo Medina, controle la mayoría de la matrícula del Congreso que deberá decidir la convocatoria de la Asamblea Revisora, previo la reunión de ambas cámaras, necesariamente tiene que hacer pensar al Presidente.

En medio de unas elecciones internas en el PLD en la que él mismo está sometido a prueba, tal decisión entrañaría demasiados riesgos.

A ello habría que agregar la proclama oposición del Partido Revolucionario Dominicano y del Partido Reformista Social Cristiano a todo intento de reforma constitucional por otra vía que no sea la Constituyente.

Y en un panorama como ese, la suerte incluso de la reforma sería incierta. Siendo así, es probable que el mandatario Fernández se reserve la iniciativa de someter el proyecto de convocatoria de la Asamblea Revisora para después del 6 de mayo, cuando ya se sabría quién ostentará la candidatura presidencial por el PLD para las elecciones del 16 de mayo del 2008. Esa nueva coyuntura definiría nuevos escenarios políticos, más allá de la reforma misma.
Tareas del presidente
El presidente Fernández arribó al 27 de febrero, después de agotar difíciles jornadas por la gobernabilidad. A finales de 2006 varios nubarrones sugerían que para el 2007 los vientos a su favor serían escasos.

El PLD envuelto en una campaña interna con expresiones muy vivas de una rivalidad sin precedentes, originada en el rompimiento de su aliado Danilo Medina. Una opinión pública crítica frente a la última rectificación fiscal.

Los empresarios crispados y firmes ante la misma, ácidos en sus expresiones frente a esa reforma y ante torpes discursos de algunos funcionarios durante el período de discusión de la misma.

Asimismo, el Presupuesto del 2007 estaba amarrado a esa rectificación, mientras se prolongaban hasta el infinito los plazos para lograr la vigencia del TLC.

La población hastiada de una violencia que no cesa y encima la amenaza de otra mal llamada reforma impositiva.

Todo ese panorama se tragó el debate sobre la reforma constitucional que ahora se queda como el principal tema pendiente, naturalmente, después que se defina su buscada reelección.

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