viernes, marzo 30, 2007

El periodista tiene el mismo reto que el maestro: educar, enseñar, esclarecer e informar

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Una conversación con Josefa Eloísa Gutiérrez Ferrer –Fefita-, colega del periódico El habanero, que tiene a su cargo una sección dedicada a los Cinco Héroes

Rafael Arzuaga Junco
Fotos: Roberto Meriño

Nunca amó el periodismo. Incluso, tras diez años exitosos en la profesión,

prefiere ser maestra. Parece un desdén para esa sensación de estremecimiento que siempre logra en los lectores y que perseguimos muchos de sus colegas. Ella tiene qué decir y lo hace desde muy dentro. En los últimos días ha recibido varios premios, entre razones importantes, por una mayor: tratamiento del tema de los Cinco Héroes en periódico el habanero. Ello motivó una conversación que se convirtió en esta entrevista.

Cuando llegó a la estación de La Habana, desbordada de sustos y cargada de expectativas, Josefa aceleró el tiempo. Desde ese propio septiembre de 1967, el bullicio capitalino apuró sus días hacia un horizonte bien lejos de Las Tínimas de Bueycito, aquella zona montañosa de la actual provincia de Granma donde comenzó todo.

"Allí nací y viví la primera parte de mi infancia, rodeada de animales, pescando, jugando a las escondidas, sin los juguetes y muñecas que se decía que traían los Reyes Magos; no sé si de España o Estados Unidos, pero nunca me trajeron juguetes. Nunca tuve muñeca hasta que en 2004 me regalaron una en la Universidad del Adulto Mayor de Artemisa.

"Mi padre, para buscar mejorías económicas, nos llevó a los ocho hermanos y a mi madre para Yara, donde cursé la primaria; y aunque sí hubo mejorías, no cambió mucho nuestra situación hasta 1959.

"Gracias a las primeras becas revolucionarias, llegué a La Habana. Parecía un pajarito asustado. ¡Figúrate!, nunca me había separado de la familia, y de pronto estaba en esta gran ciudad. Fue un impacto violento en todos los sentidos".

Josefa Eloísa Gutiérrez Ferrer contaba unos 13 ó 14 años cuando inició sus estudios de nivel secundario en la escuela Rubén Martínez Villena. Había venido a estudiar, a "hacerme alguien en la vida", a "donde me llamaba la Revolución". No tenía la ambición de triunfar o de alcanzar fama profesional, y mucho menos de hacer periodismo. Quería aprender y, luego, "retribuirle al país las oportunidades que me daba en aquel momento".

-¿Por eso ingresaste al destacamento pedagógico?

-"Sí; siempre quise educar. Aunque la historia es un poquito más larga: en la secundaria había una disciplina casi militar que incidió mucho en mi formación. Allí fui capitana-alumna, jefa de batallón, y secretaria de las BEJAE (Brigadas Estudiantiles José Antonio Echeverría). Después ingresé en la UJC. En esa etapa pasé al preuniversitario Simón Bolívar, en Caimito, donde terminé el décimo grado, y es cuando me incorporo al III Contingente del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech. Trabajaba como profesora y a la vez estudiaba en diferentes filiales: Vicente Pérez Noa, Camila Enrique Ureña. En julio de 1979 me gradué y matriculo la licenciatura en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (Ciudad Libertad). Concluí en 1981, en la especialidad de Español y Literatura".

Durante más de dos décadas, Fefita —que es como la conocen desde siempre— trabajó en escuelas de Caimito, principalmente en Cuba 5, con alumnos de onceno y duodécimo grados. La calidad de sus clases, consagración y ejemplaridad constantes la consagraron como Vanguardia Nacional en varios años consecutivos. Pero un día —"que me cuesta mucho olvidar"— torció el camino.

-¿Por qué abandonaste el Magisterio?

-"Yo nunca he abandonado el magisterio. Salí de Educación por circunstancias que prefiero no recordarlas."

-¿Tanto lo sufrió?

-"Estuve 21 años y medio en el magisterio. ¿Cómo no me va a doler, si eso era lo que había hecho toda mi vida, lo que me gustaba, y no había perdido condiciones para educar?

"Mi hijo, de pequeño, padeció una enfermedad que derivó en esofagitis crónica. Había que ingresarlo con mucha frecuencia. Eso desestabilizó mi labor, perdí la ejemplaridad que debe tener un maestro. Solicité licencia y el director del centro me respondió que no podía aceptar esa petición, que lo mejor era la baja definitiva. Estuve un mes y algo más en la casa, pero no pedí la baja.

"En ese tiempo contacté con el habanero (me recibieron Orestes González y Orlando Ruiz, que me presentaron a Tubal Páez, el director entonces). Estuve a prueba y después de un tiempo, me aceptaron. Pero volví a la Escuela y fue cuando quedé dolida para siempre: me dijeron que en una reunión determinaron que no podía trabajar más. Pasaron por encima de mi trayectoria; después supe que nunca se reunieron."

-Entonces el periodismo te sorprende...

-"Comencé como correctora. Es una labor en la que aprendí mucho y que de cierta manera propició el salto al periodismo. Primero colaboré con una sección en la que casi todos escribíamos, o consultábamos las fuentes, o la realizábamos. Y un buen día se publicó El mejor jardinero de la Flor de Virana, mi primer trabajo, que estaba dedicado al Indio Naborí y lo escribí por la sugerencia de Amado Guerra, un muy buen corrector que tuvimos aquí. Después de aquello, comencé a colaborar con la página de Cultura. Jesús Jambrina, Víctor Joaquín Ortega y Juan Ramón Rodríguez me ayudaron mucho en esos inicios."

-¿Nunca antes sentiste atracción por el periodismo?

-"Nunca. Ni siquiera me imaginé de reportera o redactora. Sentía mucho respeto por la profesión. No me creí con condiciones para ejercerlo, me parecía muy difícil. Siempre quise ser maestra, y eso era a lo que me había dedicado; aunque las dos tienen muchas similitudes."

-¿En qué se le parecen?

-"Los dos se deben a un público. El maestro a sus alumnos, el periodista a miles de lectores. Para impartir clases hay que prepararse y procurar que estas sean amenas, sencillas e instructivas a la vez. El periodista tiene el mismo reto, también tiene que educar, enseñar, esclarecer e informar, y debe hacerlo de manera creíble, con un mensaje preciso, sin rigidez. Ambas son muy humanas porque te permiten instruir, formar conciencias y sembrar valores". Las dos salen del corazón, a las dos hay que amarlas, y también exigen mucha dedicación y responsabilidad."

-¿Tiene paradigmas de maestros?

-"Sí, claro, Mendive, Makarenko, la doctora María Dolores Ortiz. También Fredddy León, Teresa Reinoso y Gustavo Mendoza ".

-¿Y de periodistas?

-"Martí, que también puedo señalarlo como maestro. ¿Ves que hay muchas similitudes entre las dos profesiones? También a Roa, Naborí, Julio García Luis y Pablo de la Torriente Brau,...

-¿Cuál de las dos prefieres?

-"Aunque me hubiera gustado experimentar las nuevas transformaciones de la enseñanza actual, después de lo que sufrí, no me quedaría con el magisterio. Ejercer el periodismo me exigió aumentar mi acervo cultural y abrió ante mí posibilidades que desconocía. Me dolería mucho tener que abandonarlo. Pero todavía hoy me siento educadora y disfruto mucho las clases en la Municipalización de la Enseñanza y los repasos gratuitos que le imparto a algunos muchachos".

Sin embargo el periodismo ya le ha convertido en una profesional muy conocida, seguida en La Habana. Incluso en el resto de la nación. Y se han sucedido últimamente muchos reconocimientos y premios por su trabajo como los de la FMC y CDR en la provincia, por la contribución a la Revolución Energética, el del Festival de la Prensa Escrita, y ahora el del Poder Popular.

"Exageras un poco. Solo cumplo con mi trabajo y trato de hacerlo con la mayor calidad posible. Si ha repercutido debe ser por los temas que trato y porque el lector cubano es maravilloso".

-Quiere decir que no se siente en el techo, solo está muy agradecida...

-"Si me sintiera así, estaría perdida. En esta profesión siempre hay que aprender, de lo contrario mueres, no tienes nada que decir, que es lo más importante. ¿Ves que la Revolución crece y crece? A eso mismo aspiro yo. Ojalá y nunca toque el techo, ojalá y siempre tenga deseos de encontrarlo".

-¿Qué temas inquietan más su espíritu?

-"Todo lo relacionado con la salud, los alcance de la mujer, las realizaciones humanas en Cuba y la cultura, fundamentalmente. Aunque he tratado muchos otros y me intereso por casi todos. Esa es la naturaleza del periodista."

-El Indio Naborí y la décima son temas recurrentes en sus textos...

-"Por supuesto. Soy guajira, hija de un repentista natural. Fui con mi padre a muchas canturías desde pequeña. Disfruto mucho la improvisación, la décima, la tonada. Y Naborí es como mi segundo padre. Lo conocí cuando muy jovencita, porque su hija estudiaba conmigo. Cuando perdí a mi papá, encontré en él apoyo, cariño, comprensión, educación...

-Él tenía mucha fe en la sección Diez por los Cinco

-"Así es. Hay décimas suyas publicadas en la sección. Siempre me dijo que la idea era muy buena, confiaba en que no pasaría inadvertida. Parece que tenía razón. Si no hubiera fallecido, aún estaría escribiendo por la libertad de Antonio, Gerardo, René, Fernando y Ramón, cinco héroes de carne hueso, legítimos hijos de las Revolución, incansables luchadores contra el terrorismo aún desde sus celdas en Estados Unidos. Son, como afirmó el Indio Cinco Gigantes de machete y tea."

-Hoy, la suya es una de las secciones más leídas en nuestro bisemanario. Pareciera que necesita crecer.

-"El 18 de octubre de 2002 se publicó la primera décima. Pero Diez por los Cinco surgió antes. Yo seguí muy atentamente la lucha del pueblo cubano por el regreso de Elián, participé en varias tribunas y, cuando se convocó a esta nueva batalla, pensé que la décima podía ser un arma contundente porque recogía la expresión genuina del pueblo. Hice la propuesta y fue bien acogida por todos mis colegas y por los poetas. Aquel día se publicó una décima de Héctor Gutiérrez, de Güines, junto a la convocatoria para todos los repentistas del país, profesionales o no. Pero este trabajo no es mío solamente, es justo valorar el apoyo que recibo de los repentistas coordinadores de diversos municipios y de la capital . Entre ellos Renito Fuentes (Güira), Ramoncito Martínez (Artemisa) Felipe Pérez Alvarado (Marianao) y, sobre todo a mis improvisadores habaneros y del resto del país.

"Y sí, va a crecer. Seguro estás enterado de que preparo un libro con las décimas publicadas en la sección, quiero sacarlo a la luz para la venidera Feria del Libro. (Por cierto, tendrá algunas inéditas de Naborí). También estoy preparando otra serie de trabajos y una multimedia. Ningún esfuerzo es suficiente hasta que logremos sensibilizar cien por cien a la opinión pública internacional y traer de regreso a los Cinco Héroes".

-Desde el periódico, en talleres o actos masivos, donde quiera que encuentra una tribuna, usted alza la voz por los Cinco con mucha vehemencia. ¿Siente el dolor como un familiar?

-"Uno está cerca de la familia y sus dolores desde que se sensibiliza con la lucha antiterrorista de Antonio, Gerardo, René, Fernando y Ramón. Las injusticias que rodearon la detención y el proceso judicial en Miami contra ellos indignan a cuantos oyen o leen del caso, o de las privaciones a que han sometido a sus esposas e hijos durante más de nueve años. En contraposición, un terrorista confeso, como Posada Carriles, goza de privilegios en la guarida de quienes se autoproclaman luchadores contra el terrorismo en el planeta.

"Sobre todo he tenido mucho contacto con la familia de Antonio. Por María Eugenia, su hermana, conocí a su madre, que había leído el periódico y se interesó por la periodista que atendía la sección en un acto en Artemisa, exactamente en el Mausoleo. Casualmente yo estaba allí, y cuando Mirta me saludó lo hizo con un abrazo que todavía me emociona. Ese día también estaban Adriana, Olguita, Irma y la pequeña Ivet... Después le escribí a Tony y la correspondencia no ha cesado. Sí, puedes escribir que llevo el dolor como si fuera un familiar, no solo porque me sienta cercana a ellos, sino porque ellos son parte de esa familia gigante que es Cuba".

-¿Tiene noticias frescas de Antonio?

-"Está con muy buen ánimo, optimista y firme enfrascado en su proyecto de pintura dedicado a homenajear el patriotismo y valor de las mujeres cubanas a lo largo de la historia. Piensa terminarlo para el 23 de agosto.

-¿Y de Fefita, qué es lo último que leeremos?

-"Como te dije, preparo varios trabajos acerca de los Cinco. Ese tema es mi prioridad número uno. También apoyo la jornada de solidaridad, del ocho de marzo al 14 de mayo, por el derecho de los familiares a visitarlos en Estados Unidos; publicaré todo lo necesario. Pero estaré siempre en estas páginas con los temas habituales, lejos de ocuparme mucho tiempo, divulgar el caso de los Cinco me inspira, me da fuerzas para trabajar más".

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