martes, marzo 13, 2007

Los tropiezos de Bush

-El informe Oppenheimer
-Andrés Oppenheimer


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Qué espectáculo. La gira del presidente George W. Bush por cinco países latinoamericanos y la contragira del presidente Hugo Chávez azuzándolo en cada escala pasarán a la historia como uno de los momentos políticos más memorables de la historia reciente de la región.

Antes de analizar cuál de los dos viajeros probablemente sacará el mayor rédito político de su gira, veamos el resultado de los primeros días del viaje de Bush a Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. Bush partió el jueves a Brasil y llegó el lunes a México.

La mayoría de los diplomáticos latinoamericanos con quienes hablé me dijeron que si esto fuera una pelea de boxeo, los primeros raunds estarían bastante parejos, con una leve ventaja para el presidente venezolano. De hecho, las cosas le salieron mal a Bush desde antes de entrar al ring.

En un increíble despliegue de mal juicio, el Departamento de Estado dio a conocer su informe anual sobre el respeto a los derechos humanos en todo el mundo apenas tres días antes del inicio de la gira latinoamericana de Bush.

El informe anual, que es visto por la mayoría de los gobiernos extranjeros como un acto de arrogancia de parte del país que torturó a prisioneros en Abu Ghraib y les denegó derechos a detenidos en Guantánamo, provocó una ola de protestas que incluyó a los mejores amigos de Washington en la región.

México, el vecino y socio de libre comercio de Estados Unidos, emitió un comunicado diciendo que “los informes unilaterales, como es el caso del emitido por el Departamento de Estado, no contribuyen a la cooperación” en derechos humanos. Y en una sutil referencia a Estados Unidos, agregó: “Ningún país está exento de problemas en el ámbito de la observancia de los derechos humanos”.

Horas antes, poco antes de la llegada de Bush a Brasil, el país sudamericano había emitido un comunicado más duro, señalando que Brasil “no reconoce la legitimidad” del documento del Departamento de Estado.

“Deberían haber dado a conocer este reporte después del viaje del presidente Bush”, me dijo Roberto Abdenur, quien fue embajador brasileño en Washington hasta su retiro hace pocas semanas, en una entrevista telefónica. “Esto es típico de las cosas que el Departamento de Estado hace automáticamente, sin darse cuenta que enoja a la gente”.

El viernes, Bush recibió otro golpe cuando el presidente narcisista leninista de Venezuela le robó las cámaras en el primer día de su gira, despotricando contra Bush en un acto “antiimperialista” en un estadio de fútbol en Buenos Aires, Argentina.

Los insultos de Chávez capturaron por lo menos tantos titulares como las débilmente sustentadas promesas de Bush de invertir más dinero para combatir la pobreza en América Latina. Según una encuesta de Zogby International, el 86% de los miembros de las elites intelectuales y económicas latinoamericanas tiene una mala imagen de Estados Unidos. Aunque funcionarios de ambas partes lo nieguen públicamente, el acto anti Bush de Chávez marcó un claro retroceso en las relaciones de Estados Unidos y Argentina.

En los últimos meses, el temperamental presidente argentino Néstor Kirchner había dado señales de querer acercarse a Washington, y dejar atrás el mal sabor que había dejado allí su desaire público a Bush en la cumbre de Mar del Plata en 2005. Pero el acercamiento de las últimas semanas se desvaneció en los últimos días.

Los funcionarios norteamericanos dicen públicamente que las relaciones con Argentina siguen siendo buenas, pero no pueden ocultar su asombro por el hecho de que Kirchner le haya dado a Chávez una tribuna de lujo desde donde atacar al presidente de Estados Unidos. Cuando le pregunté a Thomas Shannon, el máximo encargado de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado, qué pensaba sobre la decisión de Kirchner, me respondió: “No es algo que ayude”.

Por el otro lado, los funcionarios norteamericanos señalan que los líderes de los dos países más importantes de la región, Brasil y México, privilegiaron el pragmatismo y le prepararon una bienvenida de alfombra roja a Bush. “Me da mucho placer poder recibir al señor presidente George W. Bush”, dijo Lula.

Asimismo, agregan que la visita de Bush puede resultar en planes a largo plazo para impulsar las economías de América Central y el Caribe. Tanto en Brasil como en México, Bush acordó proyectos conjuntos para impulsar las economías centroamericanas.

Mi opinión: es demasiado temprano para hablar de un realineamiento político en la región, pero por ahora la gira de Bush podría augurar relaciones más cercanas de Estados Unidos con México, Brasil y Uruguay, y más distantes con Argentina.

Una imagen vale mil palabras, y lo que quedará en la mente de quienes siguen las noticias latinoamericanas será la fotografía de Lula dándole un cálido abrazo a Bush, mientras Chávez llamaba al presidente norteamericano “el caballero imperial” desde su tribuna en Argentina.— México, D.F.

El mejor show ganará - 9 de marzo de 2007Poco antes de la partida del presidente George W. Bush a Latinoamérica, donde el presidente venezolano Hugo Chávez lo espera con una gigantesca concentración de protesta en Argentina, le pregunté a un alto funcionario del Departamento de Estado qué va a hacer Bush ante las provocaciones de Chávez. Su respuesta fue corta: Bush lo va a ignorar.

El libre comercio beneficia - 2 de marzo de 2007Los críticos del libre comercio —desde el presidente petropopulista de Venezuela Hugo Chávez hasta el presentador proaislacionista de la CNN, Lou Dobbs— pueden despotricar todo lo que quieran, pero los datos concretos muestran que el libre comercio ha sido en general bueno para América Latina y bueno para los Estados Unidos.
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