Opinión:

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Guatemala es el país económicamente menos importante y territorialmente más pequeño de los cinco países visitados por el Presidente de Estados Unidos en la gira que culminará en México el próximo 14 de marzo.

Una de las razones para venir a Guatemala es nuestra ubicación y pertenencia a uno de los bloques económicos regionales conformado por el ya cincuentenario Mercado Común Centroamericano, ampliado al Sistema de Integración Centroamericana, al que se han integrado Panamá y República Dominicana. Aunque la región la integran otros países que habrían tenido la posibilidad de recibir la visita, tal el caso de Costa Rica y El Salvador, la escogencia recayó en Guatemala. En Costa Rica se debate aún la incorporación del país al Tratado de Libre Comercio y la presencia del distinguido visitante podría ser contraproducente para el avance que el presidente Arias ha logrado en alcanzar ese objetivo y, además, podría interpretarse como un desaire para el resto de países que concretaron sin mayor resistencia su incorporación al TLC. EL Salvador, a pesar de ser el mejor aliado de Estados Unidos en Centroamérica, incluso con presencia de tropas en Irak, no fue escogido pero, a cambio, su presidente Antonio Saca fue recibido en la Casa Blanca, por un jovial anfitrión que acogió a su mejor aliado en la región.

Si bien es cierto que los comunicados oficiales resaltan el carácter cultural de su visita, la presencia del presidente Bush en Guatemala, además de la muestra de interés regional, también hace referencia tanto a la pobre situación que nuestro país exhibe en campos de gran interés internacional, como los niveles de pobreza y la deteriorada situación en materia de derechos humanos, como a otros temas de interés específico de Estados Unidos, tales como el combate al narcotráfico, al lavado de dinero y al crimen organizado, que proyectan efectos hacia el territorio estadounidense y que mantienen a nuestro país en zozobra e inseguridad ciudadana y en alarmantes niveles de penetración de grupos delincuenciales en las estructuras institucionales, confirmada crudamente por los recientes eventos ocurridos en el seno nada menos que de la Policía Nacional Civil.

En las conversaciones que los presidentes Bush y Berger sostendrán esta tarde no quedarán estos temas relegados y, a ellos, el gobernante guatemalteco deberá agregar el reclamo por un mejor trato a los migrantes guatemaltecos. Ojalá que en todos los temas objeto de la conversación tengamos resultados alentadores.
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