Inocencio Arias
-De La Estrella Digital, Es.
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Corea del Norte es siempre noticia en Estados Unidos. La prensa daba cuenta estos días de que un informe confidencial del Congreso recogía que el presidente Kim Jong Il es el mayor comprador del mundo de coñac Hennessy. El dictador norcoreano, con una parte sustancial de su población pasando literalmente hambre, se viene gastando al año —parece que saborea y le gusta regalar el líquido a sus amiguetes y dignatarios— unos 720.000 dólares en ese coñac. Curioso. La noticia, sin embargo, no hace mayores titulares. El momento con Corea es de pelillos a la mar, y en estos días lo que llama informativamente la atención es que se ha despejado otro escollo importante en la negociación a seis para afortunadamente lograr el desarme nuclear norcoreano. Estados Unidos ha dado la luz verde para que se desbloqueen 25 millones de dólares norcoreanos que estaban congelados en un Banco de Macao. Antigua colonia portuguesa y territorio semiautónomo dentro de China, Macao viene siendo utilizado por las autoridades de Corea del Norte para operaciones financieras. Washington había estimado que algunas de ellas, realizadas a través del Banco Delta Asia, envolvían actividades ilícitas de blanqueo de dinero, contrabando, etc. El aviso de que los bancos americanos no podrían hacer negocios con el de Macao llevó a éste a congelar las cuentas norcoreanas. El Departamento del Tesoro estadounidense no saca de momento al banco de Macao de su lista negra pero permite desbloquear la cuenta norcoreana. Los fondos irán a un banco en Pekín para ser utilizados, no en coñac, sino en programas educativos y humanitarios en Corea del Norte. “Una salida creativa del punto muerto”, ha dicho Lin Dunquiu, analista del Consejo de Estado en Pekín. El Gobierno norcoreano había amenazado con romper el acuerdo alcanzado en la capital china hace algo más de un mes por el que se comprometía a detener su programa nuclear a cambio de un millón de toneladas de petróleo y otra ayuda económica si no se le entregaban los fondos. Las conversaciones a seis sobre el desmantelamiento nuclear coreano pueden ahora, superado el obstáculo, proseguir en Pekín. La retórica belicosa ha bajado simultáneamente el tono. Ha pasado el tiempo en que Pyongyang era para Estados Unidos un miembro destacado del Eje de mal y el Gobierno norcoreano ya no proclama que convertiría a Corea del Sur, a Japón y al propio Estados Unidos en “un mar de fuego”. Al paso que vamos, cualquier año veremos que de los textos escolares de Corea del Norte desaparece el axioma de que Estados Unidos instigó la guerra de Corea, acontecimiento capital de la guerra fría que, para historiadores imparciales, comenzó, en realidad, cuando Corea del Norte invadió a su vecina del Sur provocando la condena fulminante de la ONU. ---
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