Pilar Cernuda
Crónica Personal
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EL Señor no ha llevado a Zapatero por los caminos de la política internacional. Las lenguas viperinas se centran en el ministro Moratinos, pero es el presidente el que comete las pifias. La primera regla ante un encuentro internacional o una cita relacionada con la política exterior es no adelantar acontecimientos y no crear expectativas, pero Zapatero no conoce el significado de la palabra prudencia y suele alardear de lo que va a conseguir cada vez que se sube a un Falcon. Y se queda con un palmo de narices cuando la otra parte no coincide con sus objetivos, no quiere firmar lo que él ha anunciado que iba a firmar o le reprocha en público determinadas políticas, como acaba de hacer el presidente argelino.
Zapatero lleva mala racha, pero en política exterior es donde se notan más sus carencias y sus errores, porque a pesar de que no acepta preguntas para no verse en un compromiso, su interlocutor sí suele aceptarlas o, como ha sucedido en Argelia, aprovechando el brindis de un almuerzo oficial para sacar los colores al presidente español. Esta vez ha sido por el asunto del Sahara, donde Zapatero ha arrimado demasiado el hombro hacia lo que convenía a Mohamed VI sin darse cuenta de que ese arrime iba a sentar como un tiro en Argel. Pero es que la semana pasada fue Senegal, de donde pensaba regresar con un acuerdo por el que el gobierno de Dakar aceptaba las repatriaciones de los inmigrantes ilegales de su país y a la hora de la verdad sólo consiguió que ese gobierno aceptara la repatriación de menores, que no es exactamente lo mismo. Y poco antes había vuelto a ser ninguneado en la cumbre europea, donde el presidente español pinta cada vez menos.
Y recientemente se celebró una cumbre bilateral hispano francesa en Gerona en la que no pudo hablarse de terrorismo porque Sarkozy se negó a acudir, cumbre en la que Zapatero anunció una propuesta de Paz en Oriente Medio concertada con Chirac y Prodi, para que a las pocas horas se desmarcaran los dos políticos y además el gobierno israelí dedicara frases desdeñosas a Zapatero por anunciar un plan de paz de forma tan frívola y sin consultar previamente a las partes. El suma y sigue es infinito, o casi. Pero sobre todo es especialmente demoledor en los últimos tiempos, en los que Zapatero no acierta en política exterior. Buteflika ha lanzado sus críticas durante un acto del programa que suele estar cargado de cortesía, el almuerzo o la cena oficial, con un brindis que se prepara con cuidado porque es el discurso más importante de los encuentros bilaterales. Habría que preguntarse cuáles son los verdaderos apoyos de Zapatero en el escenario internacional.
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