Desde el punto de vista económico, haciendo el ejercicio de asignar valores para conocer el costo de la democracia de RD, encontraríamos que son elevados
Por Milton Morrison / El Caribe
Si partimos del concepto que nos brinda Robert Dalh para definir o no una democracia, podemos concluir que República Dominicana en un alto grado es una de estas.
Para ser una democracia, los criterios de igualdad política necesarios según Dalh son: la libertad de asociarnos efectivamente, la libertad e igualdad a ejercer nuestro derecho al voto, el acceso a optar por varias alternativas políticas, la capacidad ciudadana a ejercer influencia en las acciones de los poderes del Estado y el derecho a la ciudadanía de todo dominicana o dominicano mayor de edad.
Desde el punto de vista económico, haciendo el ejercicio de asignar valores para conocer el costo de la democracia dominicana, encontraríamos que los mismos son elevados, y habría que tomar en cuenta los recursos que se asignan en el presupuesto nacional para la Junta Central Electoral tanto para sus gastos operativos, así como para el montaje de las elecciones presidenciales, congresuales y municipales cada 2 años.
Al igual, tendríamos que tomar en cuenta los recursos consignados en el Presupuesto General de la Nación correspondientes al 0.5% de los ingresos nacionales en años electorales y el 0.25% en años no electorales para financiar los partidos políticos.
También los recursos invertidos en ONG’s relacionadas a los temas de asociacionismo e igualdad política y civil, los cofrecitos que puedan existir en los poderes legislativo y municipal, los recursos donados por el sector privado a los partidos políticos y a candidatos particulares, los recursos del populismo y el clientelismo, los recursos del Estado usados para fines proselitistas, y aquellos reciclados y usados cuando se es oposición. Y los recursos invertidos en las instituciones públicas independientemente de su eficiencia, entre otros.
Al enlazar la democracia y la economía, encontré que la ecuación de costos de la democracia dominicana es diversa y compleja a la vez.
Parece ser que los costos hundidos, que se definen como aquellos gastados y que no pueden ser recobrados o retornados en usos productivos y cuyo costo de oportunidad es cero, son los que imperan en la ecuación.
Hoy en día, el encarecimiento de la democracia dominicana es ascendente y los retornos de dichas inversiones resultan improductivos.
Por tanto, es responsabilidad de los partidos políticos tanto en el gobierno como en la oposición hacer un uso productivo de los recursos del Estado, para que los mismos no se conviertan en costos hundidos de la democracia dominicana.
miltonmorrison@gmail.com
martes, septiembre 25, 2007
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