La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero
El Caribe, Matutino Dominicano

Todavía hay gente entre nosotros empeñada en presentar el modelo castrista como una solución a los problemas nacionales. Gente incluso en el Gobierno que se hace llamar democrática.

Castro es un vulgar y perverso tirano que se ha adueñado de Cuba como si fuera propiedad particular. Cuando los años y la enfermedad le postraron restándole fuerzas para seguir al frente de su revolución, designó a su hermano Raúl como heredero, lo cual indica que allí no se vive ningún proceso revolucionario o de cambios, sino una dinastía monárquica al estilo de siglos pasados, cuando los reyes eran dueños y señores de cuanto estaba dentro de los límites de sus reinados.

A esos señores incapaces de admitir que estuvieron equivocados en su fe marxista, y resistidos a aceptar que el experimento comunista colapsó con la caída del régimen bolchevique y con él todos sus satélites de la Europa oriental, les ha venido al dedo el surgimiento de otro mesianismo en la persona de Hugo Chávez.

Amantes de la servidumbre y de la adhesión incondicional a un liderazgo, esta gente ha visto ahora con beneplácito el más reciente desafío de este señor a la razón, al anunciar su intención de gobernar por otros 20 años, hasta el 2027, con lo que sobrepasaría la larga y oscura pesadilla de su antecesor, el dictador Juan Vicente Gómez.

La gente que entre nosotros aboga pública y privadamente por la búsqueda de soluciones a través de esas vías, se define como democrática y sirve a partidos y gobiernos escogidos libremente por el pueblo con límites fijados por la Constitución.

Viven como los burgueses de una nueva oligarquía a la que sólo tienen derecho en esos regímenes los miembros del aparato político.

Beben champán y whisky escocés del bueno, andan en vehículos de lujo y se dan la gran vida mientras el pueblo pasa las de Caín, sin tener ninguna responsabilidad en la suerte de su hermano.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do