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Un análisis de Osvaldo Santana
El Gobierno se decide a empezar el Seguro Familiar de Salud después de un largo proceso de desacuerdos que evidenciaron hasta dónde pueden llegar los grupos económicos y sociales por la preservación de sus intereses y espacios particulares
Con el inicio del Seguro Familiar de Salud, que profundiza la vigencia del Sistema de la Seguridad Social en el país, el presidente Leonel Fernández se las está jugando todas, incluso, la posibilidad de ser reelecto el 16 de mayo del 2008.
El Presidente Fernández selló la suerte de la seguridad en una resolución personal, firme, que lo llevó a la conclusión de que una ley aprobada en 2001, no podía extenderse durante dos períodos gubernamentales sin que entrara en vigencia, por conveniencias políticas.
Y es así que, incluso desoyendo algunas recomendaciones de empresarios, de políticos y allegados, se levantó para desestimar la idea de postergar la decisión para después del 16 de mayo del año que viene.
Y el Presidente tenía medios para hacerlo, como la sugerencia de aplicar el mismo modelo que ha seguido el Seguro Nacional de Salud (Senasa), subsidiado por el Estado, que entró en vigencia mediante un programa piloto en las provincias del Suroeste, ha crecido hacia la región Este y Monte Plata, donde están afiliados 800 mil dominicanos. Esa idea no surgió originalmente del litoral político, sino de los mismos empresarios.
Pero el mandatario prefirió jugárselas todas, incluido el riesgo político con vistas a las elecciones del 2008, con apenas 8 meses de antelación, frente a las cuales un fracaso del Seguro Familiar de Salud, sería catastrófico para sus aspiraciones.
El último acto contable que mostró la determinación del Presidente se produjo el pasado lunes 7 de agosto, cuando reunió a los más grandes empleadores del país, o los empresarios más influyentes, les habló de manera directa, al margen de la cúpula que dirige las instancias gremiales del sector, y les habló de lo que entiende son las grandes ventajas que ofrece el Seguro Familiar de Salud.
En el encuentro participaron los empresarios Roberto Bonetti, Félix M. García C., Manuel A. Grullón, Marino Ginebra, José Luis Corripio; Papo Menéndez, George Arzeno Brugal, José León Asensio, Juan Vicini y Manuel Arsenio Ureña. Estos tres últimos sirvieron de voceros ante los medios y explicaron la naturaleza del encuentro.
Con esa reunión, Fernández sacó de circulación a una cúpula gremial que llegó al extremo de afirmar que las decisiones del Poder Ejecutivo sobre la última reforma de la seguridad social, mediante la cual se variaban los montos de contribución al Seguro Familiar de Salud y los porcentajes destinados al mismo y a las Pensiones se atentaban contra el sistema institucional dominicano.
Hay quienes dicen que ahí el Presidente selló el destino de la Seguridad Social y reafirmó su voluntad de implantar el sistema en cumplimiento de la ley 87-01.Corre riesgos. Si el presidente Fernández ha decidido jugárselas todas, en el sentido de poner a prueba un nuevo sistema de salud en medio de un proceso electoral adelantado, confrontando intereses que todavía no terminan de aceptar las nuevas reglas de juego previstas en la ley, al mismo tiempo tiene una tremenda oportunidad política, toda vez que si el sistema funciona como se prevé, gozará de la aprobación de los beneficiarios potenciales, comenzando por los 748 mil dominicanos que entraron al régimen subsidiado (Senasa), que multiplicó varias veces los 52 mil registrados hasta 2004, de los beneficiarios del nuevo sistema, que prácticamente universaliza los servicios de salud de los trabajadores y sus dependientes, incluidos sus padres.
Que hay más allá
La vigencia del Seguro Familiar de Salud, que prevé incorporar al sistema 2 millones 400 mil dominicanos, más otros 400 mil potenciales beneficiarios de Senasa que entrarían en Peravia, San José de Ocoa, San Cristóbal, provincia Santo Domingo, Distrito Nacional, Espaillat, Santiago, La Vega y Valverde, la cobertura estaría favoreciendo a un total de 3 millones 400 mil personas, que se constituyen como una tremenda apuesta social, y que obviamente tendría un impacto que nadie podrá desconocer.
En igual escenario deberían entrar también los demás programas sociales del Gobierno, como las tarjetas de Solidaridad, ahora extendida a los ancianos, Comer es Primero, el bono escolar y las becas a bachilleres.
Con la vista puesta en mayo, es comprensible el surgimiento de una oposición con matices extraños, que pueden ir desde la obstrucción de determinados programas públicos con impacto en determinados servicios esenciales o al lanzamiento de proclamas tendenciosas que se constituyen en ruidos en una sociedad donde el sistema de cambio político se canaliza a través de certámenes libres y democráticos.
domingo, septiembre 02, 2007
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