lunes, octubre 01, 2007

Historia: La Era de Trujillo; El yate Angelita (1 de 2)

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En 1955 Trujillo toma control del Yate, lo remoza y bautiza con el nombre de su hija menor, Angelita. En la promoción de la nave, al narrar su historia se utiliza una foto de la entonces joven, mostrando su belleza
Por César Nicolás Penson / El Caribe


Entre las excentricidades de Rafael L. Trujillo, que a la postre pagó el pueblo dominicano, estuvo la adquisición de una exuberante embarcación repleta de lujo y que al momento de su botadura en 1931 era el velero más grande del mundo.

Con cuatro mástiles, 109 metros de eslora (longitud), 15m de manga (ancho), 54m de altura en el mástil principal, potencia de dos motores de 3,000 HP, con velamen de 2,974 m2, era un palacio flotante a la altura de los sueños más creativos y fantasiosos, propios de la aristocracia estadounidense de los años 30.

Construido en los Astilleros Krupp en Alemania, ordenado por Edward Hutton, acaudalado magnate de Wall Street y su esposa Marjorie Post, heredera del emporio de los cereales Post. Fue bautizado con el nombre de “Hussar V”, con su casco pintado de negro, una decoración cargada de antigüedades y 6 cabinas de lujo extremo.

Como innovación tenía un congelador gigante que le permitía navegar por meses sin reabastecerse, coincidiendo con el inicio de la era comercial de los congelados, negocio de la propietaria.

Al cabo de unos cuatro años y de haber navegado hacia los destinos más exóticos del mundo, la pareja se divorció, quedando la hermosa nave en manos de la esposa, quien tras el fracaso de su segundo matrimonio decidió pintar el casco de blanco y cambiarle el nombre por el de “Sea Cloud” (Nube de Mar).

La II Guerra Mundial llevó a sus propietarios a cederlo al US Navy, le fueron removidos los mástiles, pintado del clásico gris, modificado con cañones y equipo contra submarinos y bautizado como IX-99.

Reconstruido en 1949 fue vuelto a su antiguo esplendor y al disfrute de su dueña Marjorie, incluyendo el águila dorada de su proa.

Tras unos años de lujoso deleite, la edad, el tercer matrimonio en crisis, el mantenimiento de aquel palacio flotante que precisaba de una tripulación de 72 hombres, el esposo Joe Davis lo ofertó a principios de la década de los 50 a su buen amigo y más frecuente invitado, el dictador Rafael L. Trujillo.

En 1955 Trujillo toma control del yate, lo remoza y bautiza con el nombre de Angelita, su hija menor. En la promoción que se hace de la nave, al narrar su historia se utiliza una foto de la entonces joven, mostrando su belleza e impecable vestido de modisto para orgullo de sus torcidos progenitores.

Es oportuno señalar que “El Jefe” tenía pánico de viajar en avión, prefiriendo siempre los desplazamientos en embarcaciones; y ésta, muy a su estilo de pomposo lujo, era un palacio flotante ahora convertido en Yate presidencial, en el que cabía a sus anchas el grandioso ego que le adornaba, a la vez que deslumbraba a sus privilegiados invitados.

César Nicolás Penson Paulus es empresario
cesarpenson@gmail.com

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