martes, octubre 09, 2007

Sistematicidad de las huelgas

Lamentablemente, las huelgas se han ido desacreditando paulatinamente con el paso del tiempo. estas no deben promover la violencia

Por Milton Morrison / El Caribe


Entiendo que las huelgas son mecanismos democráticos de expresión popular basados en la libertad que los seres humanos tenemos para expresar nuestro descontento ante tal o cual situación.

Es decir, la huelga civilizada es un derecho, y a la vez, es un deber tanto para gobernantes como gobernados el respetar esta manifestación, siempre y cuando la misma no derive en acciones que pongan en peligro a los ciudadanos y las instituciones privadas y públicas.

El prisma político hace que las huelgas sean positivas para la oposición y negativas para el gobierno; pensando algunos que esta es la posición natural del ajedrez político.

Sin lugar a dudas, que la creencia sobre el axioma anterior de apoyo o rechazo a las huelgas según su posición respecto al poder, es lo que nos estimula a una reinvención del pensamiento político y de sus actores.

Las huelgas han de ser el termómetro del gobierno para medir la temperatura de sus ejecuciones, y deben ser las válvulas de escape para una sociedad que quiera expresar su descontento o satisfacción con una gestión gubernamental.

Primeramente, las huelgas no deben promover la violencia, ya nos basta con la delincuencia existente.

Segundo, las huelgas no deben ser sólo expresadas a través de paros nacionales, ya que esto se convierte en un boomerang para los organizadores en un país donde más del 50% es empleado informal y quienes sufren son los pobres que necesitan buscar los recursos de su subsistencia día a día.

Tercero, aún no tenemos una clase política tan avanzada, que sea autocrítica y responda las demandas justas de la sociedad.

Lamentablemente las huelgas se han ido desacreditando paulatinamente al pasar el tiempo. No obstante, el problema del descrédito de las huelgas no radica en el fondo, sino más bien en la forma y la sistematicidad de las mismas.

Fundamentalmente, el descrédito proviene de la falta de educación cívica sobre el derecho ciudadano que reviste la misma, la falta de información de quienes están llamados a apoyarla, y sobre todo por la intolerancia histórica de las autoridades que en el pasado convirtieron dichos espacios en mercados pre huelgarios, combinado con respuestas violentas.

Lo que deben hacer los organizadores de huelga, es ser sistemáticos en recordar que la huelga nacional más democrática y concurrida para el rechazo o aprobación de una gestión se da cada cuatro años; precisamente un 16 de mayo.

Milton Morrison es ingeniero
miltonmorrison@gmail.com

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