La columna de Miguel Guerrero

Por Miguel Guerrero / El Caribe
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El jefe o coordinador de campaña del presidente Fernández ha tratado de dar una explicación pública de las causas por las que el Partido de la Liberación Dominicana suspendió la entrega de mil pesos mensuales hasta mayo próximo a los conductores de vehículos a cambio de la colocación de un letrero promocional de la reelección presidencial.

Ha dicho el buen señor algo así como que esa práctica no encaja en la filosofía de la organización ni en la de su líder. Y que se trató simplemente de una acción inconsulta de empresarios amigos del Presidente que no contaba con la aprobación del equipo de campaña.

Sin entrar en el campo de la valoración de esta ingeniosa salida, la verdad es otra. Lo cierto es que se decidió ponerle fin a esa iniciativa por dos razones de mucho más peso.

La primera revela, según testimonios de residentes en el vecindario, que un grupo de la comunidad se acercó al local donde se hacía el reparto, ubicado en la avenida Bolívar, casi al lado de la universidad católica y en frente de una clínica privada, para protestar señalando su indignación y amenazando con no respaldar la candidatura del mandatario.

La otra, igualmente fuerte, fue que muchos conductores tomaban el dinero y más adelante se deshacían del letrero promocional. Se afirma que en lugares cercanos se encontraron tirados muchos afiches de estos afiches.

La iniciativa nada tenía de original, aunque sí estaba provista de una mayor generosidad, por cuanto se dice que el candidato reformista sólo distribuye papeletas de cien pesos.

El fenómeno de la imitación que se ha apoderado del ambiente partidista no podía ser más desconsolador. Todo el mundo trata de hacer lo mismo, lo cual demuestra que en el fondo todos son iguales.

Una señal inequívoca de cuanto ha descendido el debate y de las escasas posibilidades que ofrece al país el venidero proceso electoral, en el que el mejor es el menos malo.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do