martes, octubre 23, 2007

Editorial de El Caribe/ Otra infamia

Los detractores gratuitos de la República Dominicana en el ámbito exterior que tienen aquí unos cuantos alabarderos y promotores bien pagados, no se cansan de urdir acusaciones y de impulsar campañas de descrédito.

La denuncia de que en el país se practica discriminación racial, xenofobia e intolerancia no es nueva, pero como un disco rayado con música inspirada en la infamia, se toca cada cierto tiempo con la cómplice complacencia de algunos.

Hay que ser muy canalla y carecer de la más mínima sensibilidad nacional para prestarse a propalar o repetir esa falsedad y todo con la finalidad de congraciarse con intereses de entidades empeñadas en presentanos como una nación esclavista.

Fruto de este persistente y perverso plan, cuyo objetivo es impulsar un chantaje internacional contra nuestras regulaciones migratorias frente a los haitianos, el país está sometido al escrutinio de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas.

Doudou Diéne, relator especial para la lucha contra el racismo de la ONU, y Gay McDougall, encargada de las cuestiones de minorías étnicas, llegarán al país el viernes próximo para establecer si los dominicanos somos tan malos como nos pretenden presentar.

Se trata de dos distinguidos visitantes que tienen gran prestigio y reconocimiento por su trayectoria. Diéne es un sociólogo senegalés que se ha distinguido como investigador incansable y promotor de programas interculturales.

McDougall, directora ejecutiva del Grupo Jurídico Internacional de Derechos Humanos, ha participado en diferentes foros internacionales junto a directivos del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial.

Coincidimos con el canciller Carlos Morales Troncoso, en el sentido de que estos señores podrán comprobar que en la República Dominicana el mulataje tiene un amplio porcentaje y que aquí no se persigue ni se discrimina a nadie por el color de su tez.

Si así fuera los afectados por un tratamiento diferenciado o excluyente constituirían un segmento apreciable de la población, por aquella certera frase popular de que hasta el más blanquito “tiene el negro detrás de la oreja”.

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