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Consideramos pertinente sintetizar a modo de los mandamientos que aprendemos en el catecismo, lo que se califica como el librito de Balaguer; a fin que cada quien los compare con lo que se hace en el presente
Por Guillermo Caram / El Caribe
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El Presidente Fernández insinuó el pasado domingo en Baní, que encarna la continuidad histórica de Balaguer; en ocasión de inaugurar el local del Movimiento Primera Vuelta últimamente reducido al activismo encabezado por ex dirigentes reformistas que se pasaron al gobierno, desplazando la primacía de dirigentes de mayor talla y respeto.
Como esta pretensión pudiera llevar a muchos a rasgarse las vestiduras por lo blasfemante que resulta, consideramos pertinente sintetizar a modo de los mandamientos que aprendemos en el catecismo de infancia, lo que se califica como el librito de Balaguer; a fin que cada quien los compare con lo que se hace en el presente:
1.No gastar tanto en partidas corrientes para poder dedicar un alto porcentaje de las recaudaciones a inversiones públicas.
2.No invertir en proyectos de dudosa necesidad como el reloj y el bulevard de la 27, que no prestan ningún servicio a la comunidad ni mejora a la infraestructura de producción.
3.No invertir dinero en megaproyectos prefabricados (túneles, metro, elevados, etc) sino en obras públicas que proporcionen fuentes de trabajo.
4. No imponer tantos impuestos mediante paquetazos inhibidores de la capacidad de emprendimiento
5. No recurrir al endeudamiento externo para el financiamiento de consumo inmediato que compromete la suerte de futuras generaciones, como es el caso de Petrocaribe.
6. No mostrar indiferencia ante los manejos de funcionarios objeto de denuncias relacionadas con su desempeño, especialmente si son de corrupción.
7. No descuidar ningún detalle cuando de alteración de la paz y orden público se refiere, especialmente cuando otean en el horizonte convocatorias de paro con precedentes exitosos.
8. No disponer del patrimonio público tan alegremente como sucedió con la capitalización de las empresas públicas hoy reducidas a escombros; mucho menos de terrenos públicos.
9. No discriminar la procedencia partidaria de los beneficiarios de acciones gubernamentales que dan margen a epítetos sectarios.
10. No exponer al ridículo la investidura presidencial dedicando tanto tiempo a cuestiones intrascendentes, actividades o personas, dentro o fuera del país.
Para asumir la continuidad histórica del Balaguer estadista, habría que seguir estos mandamientos. Lo contrario sería discurso retórico. O demagogia.
Guillermo Caram es político
guillermocaram_candidato@hotmail.com
jueves, octubre 25, 2007
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