martes, mayo 01, 2007

Víctimas de la reelección

El Dr. Leonel Fernández, en su discurso de proclamación como precandidato reeleccionista, intentó desmontar los argumentos y las aprensiones que contra la reelección siente una parte importante de la población dominicana, precisamente la más vinculada a posiciones liberales, progresistas y de izquierda.

Roberto Sánchez
De Clave Digital

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La reelección definitivamente no le hace bien a los dominicanos, no importa si quienes buscan reelegirse son conservadores, autoritarios y retrógradas, o si son autoproclamados liberales, democráticos y postmodernos.

El sólo intento de lograr una precandidatura para optar por la reelección esta causando serios males al país.

La economía dominicana anda resentida, tambaleándose la estabilidad alcanzada, que aunque solo beneficia a los ricos, es mejor que la incertidumbre de la inestabilidad.
Signos de desconfianza, mirada de reojo temerosas de los sectores económicos hacia los aprestos reeleccionistas.

Una tercera ola de impuestos tiene “vuelta loca a la población”, como el gallo al que le han dado un golpe de bolsón. Los cuartos no rinden. El gobierno se sirve con la cuchara grande, pero el dinero no se sabe adonde va. Quizás metido en la millonaria campaña reeleccionista, en la búsqueda clientelista, en la compra de conciencias o de inconciencias.
Aumenta el desempleo, a pesar de las cifras maquilladas del Banco Central. Si algún empleado público que no esté con el partido de gobierno queda en nómina es porque tiene algún “servicio” montado con un brujo.

Casi lo mismo hicieron los blancos, es verdad, en eso son muy eficientes y quizás en lo único que coinciden los dos partidos fundados por Juan Bosch, en mudar el hambre de una familia para otra cada cuatro años.

Ahora, con la reelección, hasta los compañeros del mismo partido han sido cesanteados.
Lo único que el gobierno se preocupó en salvar del control del Fondo Monetario Internacional son los cuartos del pedazo de METRO de Villa Mella a La Feria. No se sabe cuanto se ha gastado, ni cuanto se gastará. Ni si se gasta todo lo que se dice que se gasta. Pero es muy, muy importante para el presidente precandidato a reelegirse.

La reelección, definitivamente, no le hace bien a los dominicanos. Nunca le ha hecho bien
Ni siquiera cuando se creyó necesaria para cimentar la recién nacida República, luego de la independencia. El presidente y candidato reeleccionista, Pedro Santana, fusiló o exilió a sus potenciales contrincantes.

Se impuso a sangre y fuego, con corrupción y clientelismo. Cuando no pudo más, entonces entregó la patria entera a cambio de un cargo, ¡otra reelección¡
Lilís se hizo el más experto en mañas para mantener el poder, hipotecó la República con ese propósito. Horacio Vázquez, cediendo a sus cortesanos y a su ambición, se creyó aquello de que “Horacio o que entre el mar”, el mar no entró, pero el Mal sí, y se reeligió por 31 años, sobre la base del crimen, el nepotismo y la tiranía.

Balaguer cimentó en la reelección la era sangrienta de los 12 años, eliminando y exiliando opositores, como Santana, y agregó un nuevo recurso a la reelección del que se hizo maestro y mentor: el fraude electoral.

La reelección en la República Dominicana ha andado pareja con acontecimientos aciagos, con limitaciones de libertades, vulneración de la institucionalidad, utilización de los recursos públicos, la corrupción y hasta los asesinatos políticos.

Hoy, como en muchos otros momentos de nuestra historia, estamos siendo víctimas de las pestes que acompañan, o han acompañado históricamente, todos los intentos continuistas.
El Dr. Leonel Fernández, en su discurso de proclamación como precandidato reeleccionista, intentó desmontar los argumentos y las aprensiones que contra la reelección siente una parte importante de la población dominicana, precisamente la más vinculada a posiciones liberales, progresistas y de izquierda.

Limitó su análisis a contradecir tres razones en las que entiende se basa la oposición a la reelección.

Entiende que una de las razones para oponerse a la reelección es la pura competencia, que él denominó la del “QUITATE TU PARA PONERME YO”. Es posible que una parte de la población, sobre todo de los políticos de la derecha, base su oposición a la reelección en una postura oportunista, coyunturalista, para eliminar una posible competencia desde el poder.
No recuerdo si el Presidente Fernández utilizó el recurso antireeleccionisma en su campaña contra el ex-presidente Hipolito Mejía. Es probable que sí.

Por tanto, el razonamiento del “QUITATE TU PARA PONERME YO” pudo haber sido “su razonamiento”. Solo eso explicaría que después de militar tantos años en un Partido que enfrentó la reelección, se pronunció contra ella y siguió las posiciones de Juan Bosch, caracterizadas por su intransigencia contra la reelección, este ahora aspirando y argumentando a favor de ella.

La segunda razón que el Presidente y precandidato combate, es aquella que según él pretende descalificar la reelección por asuntos de principios y valores. En sus argumentos descarta que el antireeleccionismo sea un asunto de principios o valores, porque para que adquiera tal condición se requiere que tenga “valor universal”, es decir que sea universalmente aceptado y que no haya experimentado cambios en todo el discurrir de la historia. Como prueba en contrario cita que George Washington, primer Presidente electo democráticamente, fue reelecto y cita otros casos y países en donde se ha producido la reelección.

Que me corrijan los expertos, pero yo había aprendido que tales “valores universales” e “históricamente inconmovibles” no existen. Que los principios y valores tienen un carácter histórico y un carácter de clase.

Es decir, que estos valores o principios han variado en el tiempo, con las clases sociales y hasta con las distintas culturas. No matar es quizá el más “universal” de los principios, pero este cambia su contenido y esencia cuando se pasa de la paz a la guerra, o cuando se ejecuta un condenado a la muerte. No era lo mismo el principio de no matar en los tiempos de la esclavitud, ni era lo mismo cuando se trataba de un esclavo que cuando se trataba de un noble. Asimismo ocurre con el no robar y otros tantos principio supuestamente inmutables.

La realidad de los Estados Unidos, ni cuando Washington ni hoy, es comparable con la realidad y mala experiencia de los dominicanos con la reelección. Tampoco la realidad de España o de Francia o de cualquier otro país.

Finalmente, el Dr. Leonel Fernández se refiere al argumento histórico-nacional, que vincula la reelección a los regímenes más nefastos, negadores de libertades y de derechos. Este que para la República Dominicana es quizás el argumento más contundente de los opositores a la reelección, el Presidente Fernández lo despacha de manera lamentablemente simplona, según su juicio, ahora se justifica la reelección porque ya no van a ser los regímenes conservadores y autoritarios los que se van a reelegir “…ahora le toca el turno al ciclo liberal democrático”, argumenta si sonrojo, insinuando que él representa ese nuevo ciclo.

Contrario a lo que dice el precandidato Presidente Fernández, quizás no es que la reelección es mala porque se han reelecto los regímenes autoritarios, quizás los regímenes autoritarios son peores porque se han propuesto reelegirse.

Quizás en el futuro, con otra realidad institucional y sin un Artículo de corte autocrático como el 55 de nuestra constitución, la reelección no sea ya un asunto de principio, pero quizás ya sea innecesaria.

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