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I.- Cuando ya el liberalismo económico (la otra cara y la más relevante es el liberalismo político) se afianzaba como una estructura para el comercio y la naciente industrialización, su mayor teórico, Adam Smith, postulaba que: "La primera obligación del soberano es la de proteger a la sociedad de la violencia" (Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones).
II.- "La segunda misión --continuaba Smith-- es la de proteger, en la medida de lo posible, a todo miembro de la sociedad de la injusticia y la opresión de cualquier otro miembro de ella, o sea, la de establecer una adecuada administración de la justicia". La tercera y última obligación es la de que el gobierno ha de intervenir en el mercado, pues hay instituciones y obras públicas cuyos rendimientos jamás podrían recompensar la inversión efectuada.III.- Traigo a cuento los principios del padre fundador de la llamada economía de libre mercado y libre comercio, que siguen orientando a la política económica pública del capitalismo y son principios sacrosantos de la iniciativa privada, ahora que a toda asta ondea la bandera del neoliberalismo económico. Sobre todo, cuando en nuestro país, el gobierno y los empresarios, en la misma sintonía, con frecuencia desenvainan y quieren cortar las cabezas de quienes demandan la intervención gubernamental en la economía. IV.- Y porque, además, el país es sometido a la violencia de las delincuencias, encabezadas por el poder armado y monetario en dólares del narcotráfico. Dos de las obligaciones fundamentales del liberalismo y neoliberalismo económicos son, si no totalmente desatendidas, al menos no son ejercidas de tal manera que, en lo referente a la violencia, se reduzcan al mínimo sus sangrientas consecuencias.
V.- A ningún grupo de los existentes en el mercado les conviene que la información ventile, a los cuatro vientos, lo que pasa en el escenario de lo público. "Los grupos poseedores del poder (económico y político, como religioso y cultural) atrincherados en la sociedad, o sea aquellos que tienen una firme influencia, en cierta forma particular, sobre la distribución de los bienes sociales, materiales y espirituales, tienen razones fundadas para mirar con inquietud el que se hurgue en la naturaleza y la fuente de sus posiciones y actividades sociales" (David Easton: Política moderna).VI.- Pero el periodismo, y más ahora que lleva el apellido de periodismo de investigación, no deja "piedra sobre piedra" y, amarillista y seria, la prensa (en todas sus modalidades, sobre todo más la escrita) busca, constantemente, penetrar hasta los rincones, bajo las alfombras y por todas partes, para con esos hechos construir la información veraz.VII.- Los políticos y los narcotraficantes son, entre otros (los demás son los ricos, la oligarquía, la plutocracia, las iglesias y demás centros de poder incluyendo los del poder cultural, sindical, etc.) a quienes más molesta la información y no se diga si a ésta se adiciona la crítica, los análisis y la opinión para juzgar actos y conductas de los protagonistas. Por eso es que políticos, funcionarios y delincuentes tienen en la información un adversario común, al que combaten llegando a la eliminación de los periodistas.VIII.- Se trata de que al secuestrar, matar, amenazar y el resto de las presiones contra los periodistas, cese la información, cuando ésta, hasta en los medios más manipulados y con mayor censura, sigue fluyendo y de muchas maneras, al exhibirlos, sobre todo a quienes actúan en la vida pública, los pone frente a frente de la opinión pública. Y esto no les gusta. Quieren, hasta los narcos, desempeñar sus ilícitas actividades y sus ejecuciones, sin que nadie se entere. Como los políticos, los funcionarios también quisieran que los ciudadanos no tuvieran acceso a la información.IX.- No acaban los atentados ni los hechos consumados contra los periodistas. Tenemos el caso de Saúl Martínez, reportero del periódico Interdiario, que se publica en Agua Prieta, Sonora, donde han estado sucediendo más hechos semejantes, durante los casi cuatro años del mal gobierno de Robinson-Bours y quien, además de haber dejado que la violencia de los cárteles de las drogas se asentara en la entidad, ha dejado sin la mínima seguridad a los ciudadanos, al grado de que está "desaparecido" otro reportero: Alfredo Jiménez, del matutino El Imparcial. E impide, Robinson-Bours, la libre circulación de las revistas Proceso y Contralínea-Sonora.
X.- No parece. Es totalmente cierto que está en marcha, desde todos los frentes --político, económico, clerical y delincuencial--, una orquestada embestida contra los periodistas. Lleva, como finalidad, impedir la información y la crítica. Se busca desestabilizar a la nación infundiéndole miedo por medio del terror, sobre todo y especialmente, por parte del narcotráfico, para que los medios de comunicación dejen de informar sobre los hechos que se desencadenan en la realidad cotidiana.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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I.- Cuando ya el liberalismo económico (la otra cara y la más relevante es el liberalismo político) se afianzaba como una estructura para el comercio y la naciente industrialización, su mayor teórico, Adam Smith, postulaba que: "La primera obligación del soberano es la de proteger a la sociedad de la violencia" (Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones).
II.- "La segunda misión --continuaba Smith-- es la de proteger, en la medida de lo posible, a todo miembro de la sociedad de la injusticia y la opresión de cualquier otro miembro de ella, o sea, la de establecer una adecuada administración de la justicia". La tercera y última obligación es la de que el gobierno ha de intervenir en el mercado, pues hay instituciones y obras públicas cuyos rendimientos jamás podrían recompensar la inversión efectuada.III.- Traigo a cuento los principios del padre fundador de la llamada economía de libre mercado y libre comercio, que siguen orientando a la política económica pública del capitalismo y son principios sacrosantos de la iniciativa privada, ahora que a toda asta ondea la bandera del neoliberalismo económico. Sobre todo, cuando en nuestro país, el gobierno y los empresarios, en la misma sintonía, con frecuencia desenvainan y quieren cortar las cabezas de quienes demandan la intervención gubernamental en la economía. IV.- Y porque, además, el país es sometido a la violencia de las delincuencias, encabezadas por el poder armado y monetario en dólares del narcotráfico. Dos de las obligaciones fundamentales del liberalismo y neoliberalismo económicos son, si no totalmente desatendidas, al menos no son ejercidas de tal manera que, en lo referente a la violencia, se reduzcan al mínimo sus sangrientas consecuencias.
V.- A ningún grupo de los existentes en el mercado les conviene que la información ventile, a los cuatro vientos, lo que pasa en el escenario de lo público. "Los grupos poseedores del poder (económico y político, como religioso y cultural) atrincherados en la sociedad, o sea aquellos que tienen una firme influencia, en cierta forma particular, sobre la distribución de los bienes sociales, materiales y espirituales, tienen razones fundadas para mirar con inquietud el que se hurgue en la naturaleza y la fuente de sus posiciones y actividades sociales" (David Easton: Política moderna).VI.- Pero el periodismo, y más ahora que lleva el apellido de periodismo de investigación, no deja "piedra sobre piedra" y, amarillista y seria, la prensa (en todas sus modalidades, sobre todo más la escrita) busca, constantemente, penetrar hasta los rincones, bajo las alfombras y por todas partes, para con esos hechos construir la información veraz.VII.- Los políticos y los narcotraficantes son, entre otros (los demás son los ricos, la oligarquía, la plutocracia, las iglesias y demás centros de poder incluyendo los del poder cultural, sindical, etc.) a quienes más molesta la información y no se diga si a ésta se adiciona la crítica, los análisis y la opinión para juzgar actos y conductas de los protagonistas. Por eso es que políticos, funcionarios y delincuentes tienen en la información un adversario común, al que combaten llegando a la eliminación de los periodistas.VIII.- Se trata de que al secuestrar, matar, amenazar y el resto de las presiones contra los periodistas, cese la información, cuando ésta, hasta en los medios más manipulados y con mayor censura, sigue fluyendo y de muchas maneras, al exhibirlos, sobre todo a quienes actúan en la vida pública, los pone frente a frente de la opinión pública. Y esto no les gusta. Quieren, hasta los narcos, desempeñar sus ilícitas actividades y sus ejecuciones, sin que nadie se entere. Como los políticos, los funcionarios también quisieran que los ciudadanos no tuvieran acceso a la información.IX.- No acaban los atentados ni los hechos consumados contra los periodistas. Tenemos el caso de Saúl Martínez, reportero del periódico Interdiario, que se publica en Agua Prieta, Sonora, donde han estado sucediendo más hechos semejantes, durante los casi cuatro años del mal gobierno de Robinson-Bours y quien, además de haber dejado que la violencia de los cárteles de las drogas se asentara en la entidad, ha dejado sin la mínima seguridad a los ciudadanos, al grado de que está "desaparecido" otro reportero: Alfredo Jiménez, del matutino El Imparcial. E impide, Robinson-Bours, la libre circulación de las revistas Proceso y Contralínea-Sonora.
X.- No parece. Es totalmente cierto que está en marcha, desde todos los frentes --político, económico, clerical y delincuencial--, una orquestada embestida contra los periodistas. Lleva, como finalidad, impedir la información y la crítica. Se busca desestabilizar a la nación infundiéndole miedo por medio del terror, sobre todo y especialmente, por parte del narcotráfico, para que los medios de comunicación dejen de informar sobre los hechos que se desencadenan en la realidad cotidiana.
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