Del portal de la presidencia de Colombia
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Declaración del presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez: Ya en las horas finales de esta visita a la ciudad de Washington, donde se ha cumplido una agenda muy bien programada por la señora embajadora Carolina Barco y por su equipo, permítanme evitarles a ustedes un recorrido por todo lo que ha sido la agenda. Porque con algunos de ustedes he hablado en detalle. Me obligaban a hacerlo. Me esperaban a la salida de cada reunión y no tenía escapatoria. Ayer les dije que no tenía tiempo de hablar al pasar de una reunión a otra, y unos me hicieron cara de bravos y otras me hicieron cara de huérfana y les tuve que hablar una hora. No me tocó más camino.
Quiero dirigirles unas palabras a la opinión de los Estados Unidos y a la opinión colombiana. Al Congreso de Colombia, a todo el Congreso de los Estados Unidos y al Gobierno de los Estados Unidos.
En primer lugar, nosotros consideramos el acuerdo de libre comercio de gran importancia por razones políticas.
Colombia es un país que está trabajando cinco valores democráticos: la seguridad (la Seguridad Democrática), las libertades, la cohesión social, el respeto a la independencia de los órganos del Estado y la lucha por la transparencia.
En segundo lugar, Colombia es un país donde hay todas las garantías para el florecimiento de la iniciativa privada con responsabilidad social. Esto hay que resaltarlo, dado el debate que sobre el tema se adelanta hoy en varias partes del continente.
En tercer lugar, Colombia ha sido, es y será un buen hermano de los países latinoamericanos y un aliado leal de los Estados Unidos.
Desde el punto de vista económico, permítanme repetir que para nosotros el acceso a los mercados es una oportunidad para países que no tienen abundancia de aquellos productos que no necesitan acuerdos de mercado para vender. Lo que vende Colombia, lo que puede producir Colombia, necesita acuerdos de mercado. Países que tienen otro tipo de productos no los necesitan.
Nuestra balanza con los Estados Unidos es una balanza que al restarle petróleo, es desfavorable a Colombia, aun con la inclusión del carbón.
Quiero hacer énfasis en este punto: las actividades exportadoras generan empleo de alta calidad y con afiliación a la seguridad social.
Dicho esto a manera la introducción, permítanme expresar que el Gobierno de Colombia tiene toda la disposición, la receptividad, para facilitar, para contribuir a un acuerdo entre las bancadas del Congreso de los Estados Unidos, y entre el Congreso de los Estados Unidos y el Gobierno del presidente George Bush.
Espero que una de las consecuencias prácticas de este viaje, sea haber podido transmitir la sensación de nuestra voluntad de facilitar ese acuerdo.
Fuimos informados que ese acuerdo tendría que ver con los derechos de los trabajadores, su protección y la lucha contra la impunidad.
En cuanto a los derechos de los trabajadores, Colombia es un país que promueve la iniciativa privada con responsabilidad social, signatario de la Organización Internacional del Trabajo, que además ha ratificado la mayoría de los acuerdos de la Organización Internacional del Trabajo.
En cuanto a los derechos de los trabajadores, estos tratados ayudan a protegerlos eficazmente. Porque si bien los protege la Organización Internacional del Trabajo, la Constitución, la ley, aquí, el otro país con el cual se firma el tratado también tiene derecho de exigir que su contraparte en el tratado no deteriore los derechos de los trabajadores.
Nadie va a permitir que Colombia exporte a su mercado productos generados con trabajo ilegal de niños o producidos por trabajadores que no estén recibiendo el pago que ordena la ley o que estén desafiliados de la seguridad social.
Consideramos, pues, de gran importancia el tema de los derechos de los trabajadores. Así lo hemos entendido.
Pero hay que considerar que una manera de hacer eficaz el derecho de los trabajadores, es avanzar hacia la formalización de la economía, expresada en empleos de buena calidad y en afiliación a la seguridad social. Y a ello contribuyen estos tratados.
Quiero decirles respetuosamente a todos los congresistas de los Estados Unidos, que para nosotros el tratado es un camino eficaz para mejorar –repito– la eficacia de los derechos de los trabajadores en Colombia.
La protección de los trabajadores: nosotros estamos en el camino de hacer mucho más, pero pedimos que se reconozca todo lo que hemos hecho.
Si bien todavía no podemos decirle al mundo que ya en Colombia no hay asesinato de trabajadores, la tendencia de reducción es significativa en nuestro Gobierno.
Quiero recordar que en un Manifiesto de 100 puntos que propuse al electorado colombiano pocos días antes de la elección presidencial del año 2002, en el punto 27 dije que nuestra propuesta de seguridad era democrática, para proteger por igual a empresarios, trabajadores, líderes sindicales, alcaldes, periodistas.
Desde la primera hora del Gobierno, por propia convicción, sin ninguna presión, interna o internacional, hemos trabajado para cumplir esa tarea. Hay logros muy importantes que mostrar: nuestro récord. Ahí están las cifras, la realidad. Pero reconocemos que falta mucho.
Nosotros por eso facilitamos lo que el Congreso y el Ejecutivo de los Estados Unidos estimen sobre el tema de protección de los trabajadores, de los líderes sindicales. Porque esa tarea no nos pesa, porque esa tarea no nos disgusta, porque esa tarea en nada es diferente a aquella en la cual estamos empeñados.
La impunidad: sabemos que tenemos que hacer más, pero pedimos que se reconozca lo que hemos hecho.
El Congreso de Colombia ha estado en las últimas horas aprobando el Plan de Desarrollo. Allí hay una cláusula que autoriza el crecimiento con recursos presupuestales de la Fiscalía. Creo que esa es una noticia bien importante para quienes tienen preocupaciones en esa materia.
Durante los últimos años incorporamos a nuestra justicia el régimen acusatorio, el procedimiento oral, la modificación de los códigos.
Solamente el año pasado, el presupuesto adicional para implementar el régimen acusatorio costó más de 70 millones de dólares.
Por primera vez, la Corte Suprema de Justicia de Colombia tiene su propio cuerpo de investigación, gracias a la voluntad del Ejecutivo de incorporar recursos presupuestales.
Desde el primer día de gobierno, el Vicepresidente Santos y el Ministro de Defensa o mi persona, en cada ocasión que se ha asesinado a un líder sindical en Colombia, hemos salido a ofrecer recompensa a los ciudadanos que con su información permitan que no haya impunidad.
Todas las reformas apenas empiezan a producir resultados. En los últimos cuatro meses, ya el país ha tenido 37 sentencias condenatorias de asesinos de líderes sindicales.
Revisaba las cifras esta mañana: en esas 37 sentencias han sido condenadas 61 personas culpables de ese delito.
La aplicación de la Ley de Justicia y Paz, que apenas está en esa primera fase de implementación, ya arroja resultados: hasta la semana pasada, las 26 versiones iniciales de personas sometidas a la Ley de Justicia y Paz facilitan que los fiscales y los jueces aclaren por lo menos 106 homicidios, muchos de ellos relacionados con líderes sindicales de nuestra patria.
Todo lo que podamos hacer lo haremos. Hemos crecido, y no nos importa crecer el programa de protección de individuos amenazados. Hoy tiene más de 6 mil. De ellos, 1.500 son líderes de trabajadores. Y el costo este año para el presupuesto nacional es de 76 mil millones de pesos.
Todo lo que podamos hacer estamos dispuestos a hacerlo. Porque queremos decirle al mundo que en Colombia no hay asesinatos de líderes sindicales y que en Colombia ya está quedando atrás la impunidad. Nos falta mucho, pero vamos en el camino correcto.
Es bueno recordarle al mundo que Colombia, durante 30 años, 40 años, ha sufrido la violencia de guerrillas marxistas.
Guerrillas marxistas que yo conocí cuando estaba en la universidad pública, que infundieron el odio de clases. Lo querían como el medio para conquistar el poder e imponer la dictadura del proletariado. Combinaron lo que ellos llamaban “todas las formas de lucha”. Penetraron el movimiento sindical, el campesino, el universitario, sectores del periodismo y de la política. Contribuyeron a generar paramilitares, que hicieron lo mismo. Y finalmente todos terminaron compitiendo en terrorismo y en crueldad contra los colombianos. Eso es lo que estamos desmontando.
Yo me posesioné el miércoles 7 de agosto de 2002, y a las 5:30 de la mañana del día siguiente estaba en Valledupar cumpliendo una promesa empeñada ante el país: empezando a liderar las Fuerzas Armadas y de Policía para derrotar por igual a guerrilla y a paramilitares.
Hemos ganado un intangible: hace cuatro años los colombianos, en muy buena proporción, habían pedido la esperanza de que nuestro país pudiera recuperar la tranquilidad por un camino institucional. En medio de la angustia, muchos apelaban a organizarse de una manera no institucional. El gran intangible que hemos ganado es que hoy las grandes mayorías de Colombia creen de nuevo en el camino institucional.
Por eso nosotros no tenemos inconveniente en facilitar todo lo que haya que facilitar en materia de protección de los trabajadores y de lucha contra la impunidad.
Queremos saber también qué es lo que se piensa en otros temas.
Por ejemplo, el tema ambiental. Nosotros (midámoslo equitativo, sin ninguna prevención), a lo largo de las negociaciones fuimos cuidadosos en proteger la riqueza de nuestra biodiversidad. En proteger recursos naturales tan importantes como el que Colombia tiene la obligación de proteger: el recurso amazónico.
En propiedad intelectual hicimos un gran esfuerzo para que el reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual (que de cualquier manera hay que hacerlo con tratados bilaterales o sin ellos) no impida, como en efecto está consagrado en el acuerdo, que en el país se atienda debidamente cualquier problema de salud pública.
Queremos decir que, ojalá rápidamente, se dé ese acuerdo en el Congreso norteamericano, y del Congreso norteamericano con el Ejecutivo.
Nuestro Congreso ha venido trabajando con mucha dedicación. Primero, muchos congresistas acompañaron dedicadamente todo el proceso de negociación.
Después de 19 debates en las últimas semanas, el Tratado fue aprobado en las comisiones de Senado y Cámara. Faltan las Plenarias.
Me parece importante que, así como la hermana República del Perú en su Congreso tiene aprobado el Tratado, para efectos de agilidad en la consideración del Congreso norteamericano, el nuestro también concluyera su aprobación.
No obstante, en aras de tener franqueza, debo decir al Congreso de Colombia que nosotros hemos expresado al Gobierno y al Congreso de Estados Unidos nuestra disposición de facilitar sus acuerdos.
Estaremos trabajando en las próximas semanas con toda dedicación a ver cómo podemos lograr que este Tratado quede finalmente perfeccionado.
Este es, distinguidos comunicadores, el informe a manera de conclusión.
Si hubiera de parte de ustedes alguna pregunta que demande un complemento de mi parte, con mucho gusto.
1. Pregunta sobre virtual retroceso del TLC.
Presidente de Colombia: Permitir facilitar que se llegue a ese acuerdo en los Estados Unidos no es echar para atrás el tratado. Yo no he oído que se hable de eso. He escuchado que hablan de ajustes, de clarificaciones.
Y es importante también hacer unas referencias a las preferencias: nosotros le pedimos al Congreso de los Estados Unidos que para el caso de Colombia y Perú, las preferencias se extiendan solamente de manera transitoria y como un puente que conecte la expiración de las preferencias con la iniciación de la vigencia del Tratado.
¿Por qué no preferencias permanentes?
Primero, porque las limitan en el tiempo: desestimulan la inversión.
Segundo, porque los inversionistas se sienten desestimulados cuando no tienen certeza que de vaya a haber extensión.
Tercero, porque esas preferencias no incluyen todos los productos.
Y cuarto, porque la opinión democrática en nuestro país puede preguntarse: ¿por qué otros países de la región ya tienen el Tratado y por qué Colombia no?
Reconocerles a unos países un tratados permanente y al otro unas preferencias precarias, es darle a ese último un trato discriminatorio.
2. Pregunta sobre paramilitarismo.
Presidente de Colombia: A su pregunta, que es una pregunta de afirmación, solamente le puedo contestar con nuestro reto. A preguntas como la suya, mi única respuesta son los hechos.
Este es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo.
Cuando nuestro Gobierno empezó, casi todo el territorio de Colombia estaba, en la práctica, controlado por guerrillas y paramilitares. A la mañana siguiente del 7 de agosto de 2002, en el Cesar, antes de la primera luz del día, nosotros empezamos la lucha eficaz, con toda determinación, contra guerrilla y paramilitares por igual.
A ese tipo de afirmaciones no le puedo responder sino con ésto: el primer Gobierno que ha enfrentado el paramilitarismo.
Más de 2 mil paramilitares dados de baja. Hoy hay más de 30 mil paramilitares desmovilizados en Colombia y alrededor de 10 mil guerrilleros. La mayoría de los líderes del paramilitarismo están el la cárcel.
La Ley de Paz es una ley de justicia que no admite amnistía y que no admite indulto para delitos atroces, como se concedieron en el pasado. Que exige reparación, como no se requirió en el pasado, reparación a las víctimas. Y que además exige confesión, como no se requirió en el pasado.
Para defender este proceso toca comparar con el pasado, a fin de que resalten las diferencias. Por ejemplo, en el pasado, el país no tuvo la oportunidad de conocer qué tipo de vínculos tuvieron los desmovilizados con los políticos de la época. Esto es la primera vez que se da en Colombia.
Y creo que es un proceso que con estas características se vuelve sobresaliente en el mundo, y que fija hacia el futuro estándares de cómo tienen que ser los procesos de paz.
Siempre he dicho que quienes han criticado este proceso deben tener el buen cuidado de pensar qué va a ocurrir con la guerrilla en el futuro. Porque esta ley, que para algunos ha sido una ley blanda con los paramilitares, para muchos de quienes la critican es una ley tan dura, que nunca aceptarían guerrillas. Y no podemos establecer diferencias: es tan atroz el delito de la guerrilla, como el delito de los paramilitares.
En las últimas semanas, de los líderes paramilitares no sometidos a la justicia, que todo indica que ya son minoría, se han capturado dos muy importantes: un señor de apellido Velosa a quien conocen con el sobrenombre de ‘HH’, y un señor de nombre Salomón.
¿Qué ha dicho el Gobierno? Fueron capturados, no se sometieron a la ley. Entonces no tendrán el beneficio de la sentencia reducida. Y si hay pedido de extradición y aprobación de extradición por la Corte Suprema de Justicia, Colombia los extraditará. De la misma manera como en este Gobierno se han firmado 564 órdenes de extradición, 512 con destino a los Estados Unidos. Eso no tiene paralelo en el mundo.
3. Pregunta sobre asesinatos de sindicalistas.
Presidente de Colombia: Hay unos temas que se contestan muy fácil con los hechos. Es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo. Cuando hoy hay debate paramilitar en Colombia, que trasciende a la comunidad internacional, Colombia empieza a gozar paz paramilitar. Eso es algo bien importante. Basta con que recorras al país. De los 30 mil desmovilizados, quienes han intentado rearmarse han sido enfrentados contundentemente por las Fuerzas Armadas y la Policía.
En el tema de los sindicalistas, creo que no debo repetir la exposición inicial. En el Manifiesto Democrático le propuse al electorado colombiano, en el año 2000 – 2002, Manifiesto de 100 puntos, en el punto 27 se dice textualmente que de ganar la elección del 2002, impulsaríamos una política democrática de seguridad, dirigida a proteger a todos los colombianos. Y allí se hizo mención expresa de trabajadores, empresarios, líderes sindicales, periodistas, alcaldes, gobernadores.
Y te doy algunas cifras:
Antes de mi Gobierno, sumados trabajadores, líderes sindicales y maestros, hubo años en que asesinaron 256. La política de nuestro Gobierno ha producido buenos resultados: en el año 2005 hubo 26 casos. Se desmejoró la tendencia en el 2006: hubo 60 casos.
Hay que tener en cuenta que los asesinos, en la gran mayoría de los casos, de los líderes de los trabajadores, han sido guerrilleros y paramilitares.
Y en el año 2006 se dio otro fenómeno: el enfrentamiento entre las guerrillas Farc y Eln, que también causaron asesinatos de líderes sindicales, acusándolos de ser colaboradores de la otra guerrilla, de la enemiga.
Este año en el país se ha presentado el asesinato de un dirigente sindical del Inpec. Hasta ahora la administración de justicia ha dicho que no fue por actividades relacionadas con el sindicalismo.
Y han sido asesinados, especialmente en regiones rurales como el Cauca, profesores colombianos: ocho. La semana pasada, las Farc, en el Cauca, asesinaron a tres profesores.
Este Gobierno, que es el Gobierno que ha estado desmontando el paramilitarismo, le dice al mundo: no nos olvidemos que esos bandidos de las Farc están vivos, que han sido los grandes generadores, desencadenadores, de toda la cadena de violencia en nuestra patria.
Yo me reúno periódicamente con los presidentes de las centrales obreras, examinamos estos temas, y este Gobierno no ha tenido una sola omisión, no ha tenido un solo día de falta de diligencia para buscar más efectiva protección en favor de los líderes trabajadores de la patria.
Y miren ustedes las tres elecciones llevadas a cabo bajo la dirección de este Gobierno. Miren cómo los líderes de los trabajadores, protegidos por nuestra Seguridad Democrática, llegaron a altísimas posiciones del Estado y cómo han podido desempeñarlas totalmente rodeados por las garantías constitucionales de la Nación.
Miren ustedes cómo, gracias a la Seguridad Democrática, las tres últimas elecciones presididas por este Gobierno han mostrado creciente transparencia, creciente independencia frente a presiones de grupos armados.
Por ejemplo, en la elección presidencial de 2006 la presión que se sintió de grupos armados fue de las Farc contra electores que apoyaban esta candidatura, la que yo representaba, a través de un paro que hizo las Farc, armado, en el departamento de Nariño.
Todos los candidatos recorrieron el país rodeados de garantías, como lo recorrieron en la elección congresional.
Y qué importante trasladar el tema del periodismo. Colombia tuvo años en los cuales se asesinaban 15 periodistas. Uno de los indicadores de nuestra Seguridad Democrática es el tema del periodismo. Hemos hecho un gran esfuerzo para darle protección efectiva al periodismo. Este año no han asesinado uno solo. Dios quiera que no se den casos.
Y bien importante es resaltar que, a lo largo y ancho del país, el periodismo, que fue víctima de presiones de guerrilla y paramilitares, no exento del todo aún, es un periodismo que se expresa hoy de manera más libre.
Colombia tiene 1.099 alcaldes popularmente elegidos. Cuando yo asumí la Presidencia, cerca de 400 de ellos estaban exiliados, desplazados de sus municipios, por presiones del terrorismo. Hoy todos ejercen esas funciones en sus municipios.
El Gobierno que presido, con firmeza para aplicar la seguridad, ha rodeado de garantías a todos los alcaldes de la patria, sin considerar el origen político de su elección.
El Gobierno que presido, para crear patriótica gobernabilidad, ha rodeado de garantías y ha trabajado con todos los alcaldes y con todos los gobernadores de la patria, sin tener en cuenta el origen político de su elección.
Este no es un Gobierno que empieza. Va a ajustar cinco años. En el Gobierno en el cual se ha debilitado la guerrilla, se ha desmontado el paramilitarismo, se empezó a golpear, la gran mayoría de los hechos de vinculación de la política con el terrorismo que hoy se investigan, sucedieron con antelación a la iniciación de este Gobierno.
4. Pregunta sobre pobreza en Colombia.
Presidente de Colombia: La palabra es ésta: nosotros estamos, hemos estado desde 2002, en la tarea de proteger los líderes sindicales: hay progresos evidentes. En la tarea de derrotar la impunidad: ya empiezan a aparecer avances.
Queremos facilitar en esas materias: lo que acuerden, lo que pudieren acordar las bancadas del Congreso de los Estados Unidos, y el Congreso de los Estados Unidos con el Ejecutivo norteamericano.
Y sobre estos temas hay que mantener un permanente diálogo, apreciados amigos.
Ahora, es importante hablar con los colombianos.
Ayer estaban aquí, en el Capitolio, alcaldes de unas localidades muy pobres y muy sufridas del país, del departamento de Nariño, del departamento del Cauca. Estaban reunidos con el representante demócrata de California, Sam Farr.
En algún momento él me invitó y me dijo: “Allí están los alcaldes”. Y hablamos con ellos, en presencia del representante demócrata. Y le hicimos un repaso a los esfuerzos hechos en esos municipios.
Esfuerzos en materia de seguridad, esfuerzos en materia social, en educación, en formación técnica a través del Servicio Nacional de Aprendizaje, en ampliación de cobertura de salud.
Las nuevas metas que permitirán que Colombia en el año 2010 tenga plena cobertura en educación básica. Que Colombia tenga el sistema de formación vocacional más importante del continente, a través del Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje).
Se permitirá que Colombia tenga una cobertura universitaria del 35 por ciento. Hoy es del 29. En el 2002 era del 22.
Se permitirá plena cobertura en salud para los sectores pobres de la Nación.
En esos municipios de gran pobreza, estamos ampliando aceleradamente nuestro programa de Familias en Acción. En agosto de este año completaremos millón y medio de familias pobres colombianas en el programa Familias en Acción, que entrega a estas familias un subsidio para ayudar a la educación y a la alimentación de los hijos.
Uno de los factores de exclusión en América Latina ha sido la falta de acceso al crédito de los sectores populares. En nuestro primer Gobierno propusimos un millón 800 mil créditos a familias pobres de la Nación. Cumplimos la meta, que al proponerla parecía increíble.
En este nuevo Gobierno nos hemos propuesto entregar cinco millones de créditos, de microcréditos, a igual número de familias pobres de la Patria, a través de un sistema que hemos puesto en marcha, que se denomina Banca de Oportunidades.
Todo esto, que lo examinamos ayer, en presencia de los alcaldes de municipios tan pobres y del representante demócrata Sam Farr, usted lo puede constatar en Colombia.
Pero lo reconozco: la pobreza todavía está en el 45 por ciento. Estuvo en el 60. Esperamos que en el 2010 no esté por encima del 35.
El desempleo, que llegó a pasar el 20 por ciento en el año 2000, oscila hoy entre el 11 y el 12. Estamos haciendo grandes esfuerzos para reducir.
La afiliación a la seguridad social en nuestro Gobierno ha crecido en un 22 por ciento: 22 por ciento de afiliación a la seguridad social.
En medio de todas las carencias, de las dificultades de Colombia, nosotros podemos mostrar avances en lo que son los tres objetivos del Gobierno.
Tres objetivos tiene el Gobierno: consolidar la Seguridad Democrática, consolidar la confianza inversionista en Colombia y cumplir las metas sociales, más exigentes que las metas sociales del Milenio de las Naciones Unidas y que las deberemos cumplir con antelación a las fechas fijadas por el acuerdo de las metas sociales del Milenio.
Por ejemplo, confianza inversionista. Colombia es un país que da todas las garantías para que prospere la inversión privada, exigiendo responsabilidad social.
Hace cuatro años, la tasa de inversión era del 12 por ciento. El año pasado del 26. Hace cuatro años la tasa de inversión del sector privado era del 6,5. El año pasado del 19.
Entonces en esos tres objetivos estamos avanzando. Claro que falta mucho. Uno pavimenta 100 kilómetros de carretera en la pobreza de la Costa Pacífica, y eso no se nota, frente a los miles de kilómetros que allí faltan por pavimentar.
Pero estamos haciendo un gran esfuerzo en todas las áreas de la vida nacional.
Por ejemplo, para consolidar la Seguridad Democrática, nuestra reforma tributaria del año pasado derrama un impuesto a la riqueza en Colombia, que se liquida de acuerdo con la riqueza del mes de enero de este año y que se cobrará durante este año y los siguientes tres años.
Lo pagan los dueños de los mayores patrimonios de Colombia, para poder consolidar la Seguridad Democrática, que es el camino para tener una nación de instituciones democráticas. Una nación sin guerrilla, sin paramilitares, sin narcotráfico y sin corrupción.
Distinguidos comunicadores, muchas gracias. Debo regresar a Colombia porque mañana a primera hora tengo el consejo comunitario con la comunidad del departamento de Nariño, uno de los departamentos más afligidos, más afectados por el narcotráfico, la guerrilla, bandas de bandidos, paramilitares, y uno de los departamentos más promisorios de la promisoria Colombia.
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