lunes, mayo 14, 2007

"He percibido miedo en los estudiantes de periodismo"

ANA MARÍA HERNÁNDEZ G.

EL UNIVERSAL, Caracas

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El futuro inmediato de los medios de comunicación en el país no ofrece un panorama ni claro ni optimista. Es lo que se desprende de las palabras de Andrés Cañizález, docente e investigador del Centro de Investigación de la Comunicación (CIC) de la Universidad Católica Andrés Bello y miembro del consejo de redacción de la revista Comunicación, editada por el Centro Gumilla.

A escasos días de la revocación de la concesión a la televisora privada Radio Caracas Televisión (RCTV), Cañizález ofrece una mirada en tanto especialista en política y en los álgidos tópicos relacionados con la libertad de expresión.

-¿Desde cuándo la libertad de expresión es tema de estudio en el CIC?

-Hace dos años se institucionalizó una línea de trabajo titulada Comunicación política y libertad de expresión, porque nos resultaba claro que el tema de la comunicación y el tema medios estaba y creo que va a seguir estando por largo rato en el tapete de la discusión política y, por supuesto, el de la libertad de expresión.

-¿Qué dicen los estudiantes de Comunicación Social sobre estos temas en las aulas?

-Percibo una preocupación general sobre el país. Los estudiantes no ven lo de la libertad de expresión desligado de lo que pasa en el país: lo que pasa con RCTV, que ocurre mientras se unifica la fuerza de un partido único sacando a cualquiera que ponga otro punto de vista; se discute una reforma constitucional a escondidas, sin participación de la ciudadanía; hay todo un proceso de acelerar el socialismo del siglo XXI. Los estudiantes perciben que se están cambiando las reglas del juego. Yo siento que hay una masa crítica y evidentemente muchos estudiantes tienen temores de participar en algún tipo de actividad que pueda señalarlos públicamente. No hay que olvidar que está subyacente el efecto de la lista Tascón, y mucha gente se cuida de firmar cosas porque piensa que luego el Gobierno puede usarlo en su contra.

-¿Cómo se estudia el tema de la libertad de expresión?

-Lamentablemente, no sistemáticamente en las escuelas de Comunicación, es un poco la impresión que tengo de lo que conozco. Ese tema está asociado solamente con la dimensión jurídica, de las leyes, pero también debería tener una apropiación ciudadana del significado de ese hecho: todo el mundo asume que efectivamente tiene el derecho a la vida, más allá de lo que diga o no una ley, porque ciudadanamente está apropiado ese derecho; y es lo que se espera que ocurra con la libertad de expresión.

-¿Ha habido trabajos de grado sobre esos temas?

-Sí, he sido tutor de cuatro trabajos en los últimos años donde se han estudiado distintas problemáticas de la libertad de expresión. Siento que sí hay preocupación, pero también debo decir que en algunos casos he percibido miedo en los estudiantes de periodismo. Hay gente que en el salón de clases participa y debate sobre ciertos temas, y cuando le digo "por qué no haces una tesis sobre eso", dicen "no profesor, imagínese, yo después voy a buscar trabajo". Se está viendo que el Estado crece mucho en materia de comunicación y una perspectiva real es que muchos estudiantes tengan que ligarse laboralmente al Estado, y piensan que meterse en temas candentes les puede provocar alguna represalia.

-¿Qué expectativas profesionales tiene el futuro periodista?

-Eso es parte de la reflexión que se hacen muchos estudiantes y tiene que ver con a qué mercado laboral voy a llegar, porque se encuentran con situaciones en las que el Gobierno tiene mucha más presencia. Lo que fue la compra de CMT por parte de Telesur, con el despido de decenas de personas que no fueron reabsorbidas por Telesur. Cuando los estudiantes empiezan a mirar que una de las principales empresas de medios en Venezuela como RCTV, que tiene una cifra nada despreciable de 3 mil empleos, tú dices a esa empresa el Gobierno la va a castigar, pues temen que el mercado laboral para los periodistas se va a ver impactado.

-Cómo ven en el CIC lo de RCTV y su transformación en otra cosa?

-Hay toda una tesis que maneja el Gobierno, que no es cierre, que lo que está es no concediendo un permiso para transmitir, pero que esa empresa va a poder seguir operando. Hay una serie de subterfugios legales en todo ese discurso, porque detrás de esa discusión lo que se intenta es castigar a un grupo empresarial que ha mantenido una posición crítica; y lo que podemos considerar es que se le está castigando por tener esa posición, porque en este contexto, el Gobierno no está discutiendo sobre la concesión de Venevisión, la propia del canal ocho o las de unas cien emisoras de radio; sino que parece que la única concesión que se vence en este momento es la de Radio Caracas. Yo me pregunto si esa decisión va a producir una mejor televisión, que es uno de los argumentos que se dan. Me pregunto por qué esa gran promesa de la televisión de servicio público no se ha hecho en los últimos años en el canal ocho o por qué no se ha hecho en Vive TV o en Asamblea Nacional TV. Por qué se tiene que cerrar la señal del canal dos para convertirla en una señal de servicio público, como si el Estado no poseyera otras señales donde implementar ese proyecto.

-¿Han medido el efecto en la opinión pública?

-No lo hemos medido. Si uno se guía por las encuestas que ha hecho Datanálisis, efectivamente la opinión pública está dividida. Como es algo totalmente nuevo en el país y hemos vivido una cantidad de situaciones que ha afectado la libertad de expresión y seguimos teniendo los medios como los conocíamos, creo que todavía la población no tiene cabal conciencia de lo que va a implicar este caso. Estamos en el cambio más importante en la historia de los medios en Venezuela y, a mi modo de ver, lo de RCTV no es un punto de llegada, sino el punto de inicio. Una vez que el Gobierno ejecute la decisión, con el alto costo político que le está acarreando, porque a diario se ven condenas internacionales, señalamientos de todo tipo y al Gobierno eso le resbala; qué quedará para el resto de los medios, que son menos poderosos. Esta decisión les transmite al resto de los medios una señal clara: o se ponen en la línea pro gubernamental o les podemos quitar la señal. Para los que asumen una línea independiente, es un riesgo claro de que pueden ser los próximos luego de RCTV.

-¿Cómo son los medios en sociedades socialistas, al menos para intuir hacia dónde vamos con el socialismo del siglo XXI?

-Venezuela tiene muchas peculiaridades, porque hay un tejido comunicacional, por un lado privado capitalista. Luego hay un tejido importante que termina siendo privado, y en la medida en que yo piense que todos esos medios comunitarios en realidad son propiedad de un grupito o de una persona, eso también es un espacio privado. No es un espacio socializado en su comunidad. Esas experiencias privadas de diversa naturaleza dificultan pensar que en lo inmediato pueda haber un sistema relativamente socialista de medios en Venezuela. En China, por ejemplo, hay mucha apertura comercial, pero no en los medios, que siguen manejados por el Estado. En las sociedades que se definen socialistas o comunistas, como Cuba o Vietnam y China, persiste un control hegemónico sobre lo que son los medios y la comunicación y, de hecho, allí no hay medios privados: el tema mediático sigue siendo estrictamente estatal.

-Y así no hay libertad de expresión.

-Por supuesto que no. Parte del principio que tiene que ver con la libertad de expresión tiene que ver con la diversidad. Es lo que pasa con lo del partido único: si se mantienen ocho pequeños partidos apoyando al Presidente, va a haber ocho puntos de vista. Cuando el Presidente dice: "Eso no me sirve", con lo que está acabando es con el debate y la diversidad. Igual con los medios, el Estado dice: "Yo soy el único que tiene el monopolio de qué es lo que se informa y qué es lo que se dice", y se acabó la diversidad. No me imagino una estatización general de los medios, pero sí una progresiva situación en la cual el Estado va a forzar a algunos medios independientes, con la asignación de publicidad, las fiscalizaciones del Seniat, del Seguro Social, los va a ir arrinconando y les va a hacer más difícil su trabajo. Ser independiente va a tener un costo mucho más alto para algunos medios de comunicación en Venezuela.

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