martes, junio 03, 2008
Política generacional
La idea central es no transmitir hacia las futuras generaciones costos que deban ser asumidos por la presente generación; lo cual, en la práctica, resulta muy difícil de calcular
Por Pedro Silverio / El Caribe
Toda política económica debe ser evaluada a la luz de sus efectos generacionales. Esto es, cómo se distribuyen sus costos y beneficios entre la presente y la futuras generaciones.
Kotikloff (2003) plantea la necesidad de una política generacionalmente balanceada, mediante la cual la tasa neta de impuestos para ambas generaciones sea la misma, desde el punto de vista fiscal.
En el caso de la política monetaria, la condición debe ser que las tasas de inflación presente y futura también sean iguales.
La idea central es no transmitir hacia las futuras generaciones costos que deban ser asumidos por la presente generación; lo cual, en la práctica, resulta muy difícil de calcular.
Especialmente, cuando la economía está sometida a un choque externo por causas muy diversas, como ocurre en la actualidad.
Lo cierto es que se ha producido un desequilibrio externo, medido por la cuenta corriente, que ha impactado negativamente a la competitividad de la economía nacional, vía un deterioro de los términos de intercambio.
Ante la necesidad de aplicar los ajustes de política necesarios para fortalecer la estabilidad, la disciplina fiscal en el presente es la única garantía de que en el futuro las cargas impositivas no se vean obligadas a subir, lo que implicaría que la política fiscal pudiera definirse como balanceada, generacionalmente hablando, y sostenible en el tiempo.
De ahí que el ajuste fiscal deba realizarse por el lado del gasto, como forma de permitir una adecuada combinación con los instrumentos de política monetaria.
El ajuste debe permitir que mejore la competitividad externa de la economía, pues de lo contrario el país tendría pocas opciones para dar respuesta a un choque externo que la mayoría de los analistas estiman será permanente.
La política monetaria debe permitir que los mecanismos naturales de ajuste del sector externo funcionen apropiadamente, manteniendo presente que el objetivo es la estabilidad de precios.
Es claro que el ajuste requerirá de una mezcla (mix) de política monetaria y fiscal que induzca mayores niveles de eficiencia en la economía.
Esta coordinación entre ambas políticas es fundamental para evitar efectos contraproducentes de una esfera hacia la otra.
Pero, es indispensable si se quiere que la política económica no transfiera hacia la futura generación los costos que deben ser internalizados hoy.
La tarea no es simple; pero los diseñadores de la política económica tienen la responsabilidad ética de asegurar que una generación no resulte beneficiada mediante el mecanismo de perjudicar a la siguiente generación.
Pedro Silverio es economista
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