Listín Diario
Freddy Ortiz
Cuando el amigo llamó para invitarme a participar en un evento que comenzaría a las diez de la noche, en un lugar alejado de mi morada, reaccioné casi gritándole al teléfono que si estaba loco. Lo atribuyó a “mi vejez conservadora” y le contesté de esta manera: Un recorrido por la ciudad, después de las once, es un deambular por círculos infernales donde reina la provocación, bajo la aceleración inducida por excesos alcohólicos y narcóticos, que se delatan en las despistadas miradas de quienes conducen temerariamente.
Esta sociedad se ha vuelto inextricable y basta leer la prensa diaria o escuchar las narraciones de vivencias, para entender que el país ha sido abandonado por el Estado, porque gran parte de las instituciones que lo conforman, no funcionan. En consecuencia, cada quien busca cómo proteger su micromundo y eso nos ha dividido en islas, olvidando que si no se estructura adecuadamente el entorno común, nadie podrá disfrutar de lo bien ganado.
Muy allá arriba, creen que es insalvable el muro que limita su particular sociedad; su “life style” de “jet set”. ¿De qué sirve una fastuosa residencia, amenazada por un número cada vez mayor de ladrones y crueles asesinos? ¿De qué sirve un vehículo lujoso si tienes que andar con el corazón en vilo, ante la amenaza creciente de que te asalten en un parqueo de restaurante, discoteca, centro comercial o camino al aeropuerto?
¿Para qué le servirán a papá y mamá tanto dinero, si por las noches despertarán una y otra vez sobresaltados, a la espera de ser los posibles “ganadores” de la macabra lotería de la vida, con la noticia de que sus hijos, aventureros de la noche como todo joven, fueron elegidos para morir en manos criminales? Si 42% de los sometidos por tráfico y consumo de drogas son liberados, como ha dicho el general Ferreiras,
¿Para qué tener una DNCD y para qué comprar caros aviones perseguidores? ¿Para qué tener una costosa Policía Nacional, si hasta los atrapados en el instante del acto criminal, son liberados por los fiscales, argumentando “errónea instrumentación”? Los cambios de esta sociedad nos obligan a adoptar una nueva alteridad, a ser otros, nada confiados de que salir a inventar las noches, borrachos de Benedetti, Darío y Luis Miguel, pueda tener los atractivos de añorados tiempos.
El autor es publicitario.
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