lunes, junio 09, 2008

La crisis económica mundial

El déficit externo de los Estados Unidos junto a su crisis financiera han provocado una caída de dólares, así como una pérdida de confianza de los instrumentos financieros emitidos por sus instituciones privadas

Por
Carlos Despradel / El Caribe

El origen de la crisis mundial se debe al exceso de consumo de los Estados Unidos y a su abultado gasto militar. En la última década ese país perdió el equilibrio presupuestario y liberalizó la política monetaria así como la supervisión bancaria, lo que permitió un desmesurado incremento de la liquidez, que aumentó el poder de compra de sus consumidores.

Eso provocó incrementos constantes en su déficit externo, el cual llegó a 800,000 millones de dólares. Ese excesivo consumo de productos importados fue posible porque esta nación tiene capacidad de emitir dólares de aceptación mundial, con los cuales puede pagar a los suplidores externos.

Mientras esto sucedía, reinaba la felicidad en los norteamericanos porque habían alcanzado niveles de consumo extraordinarios y en los suplidores extranjeros porque Estados Unidos les estaba proporcionando un mercado inagotable donde colocar su creciente producción.

El mercado norteamericano se convirtió en el factor determinante del crecimiento económico mundial y del consecuente aumento del bienestar y la capacidad de compra de las naciones exportadoras.

Sólo así se puede explicar el dinámico crecimiento de varias naciones asiáticas, especialmente China, pues en ausencia de este mercado de consumo no hubiese sido posible el extraordinario incremento de la producción. EE.UU. proveyó de liquidez al comercio global y además ofreció su mercado doméstico para que las naciones extranjeras pudiesen colocar el aumento de su producción.

Este exceso de liquidez internacional no causó de inmediato una inflación mundial porque muchos países asiáticos, como China, que pagan bajos salarios, podían producir mercancías con un costo mucho menor que los suplidores extranjeros tradicionales, lo que hizo bajar los precios internacionales.

Sin embargo, a medida que esas poblaciones salían de su pobreza milenaria, también aumentaban su capacidad de compra de nuevos productos alimenticios, con lo que se produjo un súbito aumento de la demanda de alimentos a escala mundial.

Simultáneamente, el déficit externo de los Estados Unidos junto a su crisis financiera han provocado una caída del dólares, así como una pérdida de confianza en los instrumentos financieros emitidos por sus instituciones privadas.

Por lo tanto, los inversionistas internacionales han preferido colocar sus capitales en materias primas y alimentos que se cotizan en bolsa, presionando aún más los precios de ambos. Se trata pues de una crisis económica distinta a la que hemos tenido en otras ocasiones, y debe enfrentarse con medidas diferentes.

Carlos Despradel es economista

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