POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ/El Nacional
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se preparó para la derrota, no para la victoria. Tanto es así, que en apenas dos horas reconoció haber perdido y, sin más ni más, felicitó al presidente Fernández. Calificarlo ahora de ilegitimo parece una contradicción.
En una competencia de dos el PRD se siente satisfecho de haber quedado en segundo lugar; lo considera un triunfo porque aumentó su caudal de votos en casi medio millón.
En un programa de televisión el ex candidato vicepresidencial José Joaquín Puello, hombre honorable, denunció que el gobierno compró 350 mil cédulas para impedir que votaran por Miguel Vargas Maldonado.
La compra de cédulas fue masiva. Dondequiera podían verse los compra-cédulas. Parecían buhoneros protegidos por militares y policías. Sólo para Santiago se destinaron unos 50 millones de pesos. Gobernadores provinciales, diputados, senadores y militantes del PLD, junto a los “aliados” se distribuyeron los colegios electorales de manera coordinada.
Los “padroncillos” no eran de militantes y simpatizantes del partido de gobierno, eran de la oposición. A través del padrón electoral el gobierno identificó a los opositores, a los que luego les compró sus cédulas.
La abstención de casi un 30% perjudicó al PRD y favoreció al PLD.
Como han de recordar los lectores de esta columna, días antes de las elecciones advertí que el gobierno necesitaba 8 puntos para imponerse en primera vuelta; que voto a voto no le ganaba al PRD. No sólo lo escribí, lo dije muchas veces en televisión y en determinadas reuniones de amigos.
En las elecciones del 2004 el PLD hizo un fraude a través de la cadena que le reportó más de 250 mil votos. En ningún caso el PRD puede alegar ignorancia. Los organizadores de “la cadena” se la ofertaron primero al presidente Hipólito Mejía, quien la rechazó de plano, pero permitió que se la vendieran al PLD por más de 400 millones de pesos. La cadena pudo evitarse, pero el gobierno ni lo intentó. Ahora no era posible la cadena porque la JCE tomó medidas. El gobierno preparó otra modalidad. Identificaron a los opositores. En principio el fraude era de 5 puntos, pero se vieron obligados a elevarlo a 8 para “ganar en primera vuelta”. Y así lo hicieron. Ya lo dijo el doctor José Joaquín Puello. Compraron entre 30 y 20 cédulas por cada colegio electoral.
Presionado por la opinión pública, el presidente Hipólito Mejía reconoció la “victoria” con un 57 por ciento de los votos de Leonel Fernández. Aunque sabía del fraude, nunca lo denunció. Simplemente dejó las cosas como estaban. Creo haber sido yo quien primero denunció “la cadena”.
Miguel Vargas, aun sabiendo el fraude, no pierde tiempo en reconocer la “victoria” del presidente Fernández. El pueblo dice que después del palo dado ni Dios lo quita. Decir ahora que hubo fraude, que el gobierno compró 300 o 500 mil cédulas no es siquiera un pataleo, es infantilismo cobarde del niño que le quitan el caramelo de la boca y grita inútilmente.
El PRD debió prepararse para evitar la compra de cédulas porque cuando se habló del “padroncillo” era lógico que se trataba de un plan de compra masiva de cédulas, a lo que está acostumbrado el PLD, pues, lo he dicho muchas veces, cuando Roberto Santana era candidato a senador por la provincia Peravía (hoy La Maravilla) el PLD, lo vi y lo viví, le compró más de diez mil cédulas; lo mismo hizo contra el general Rojas Tabar en Salcedo, entre otros candidatos opositores.
El PRD no puede lamentarse de la compra de cédulas, ni de los subsidios coyunturales del presidente Fernández con los cuales compró las elecciones. Él hizo lo que quiso con los recursos del Estado, destruyó al Partido Reformista, compró partidos pequeños y compró la opinión pública. Todo lo hizo públicamente.
Si el PRD lo permitió, entonces se merece estar fuera del poder. Cuando el general Zorrilla Ozuna dijo que los militares simpatizantes del PRD estaban dispuestos a defender el voto, pensé que se trataba de un plan para impedir la compra de cédulas, pero no, se trataba de un bulto. Los compradores de cédulas actuaron con toda libertad e impunidad.
Ahora el PRD tiene que recomponerse.
Necesita colocar distancia política con el PLD. Ese PRD que cumplirá 70 años en enero del 2009 precisa de una reafirmación de los principios socialdemócratas, eliminar las tendencias que tanto daño le han hecho.
¿Cuál es el programa del PRD? ¿Cuál es su visión del país? ¿Qué tanto saben los dirigentes y militantes sobre el socialismo democrático, sobre marxismo, sobre historia patria? El PRD tiene que dejar de ser una federación de grupos. Tiene que prepararse para la victoria, no para la derrota.
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