-DE EL NACIONAL, VESPERTINO DOMINICANO-
Este domingo 28 de enero está supuesta a celebrarse la convención del Partido Revolucionario Dominicano para escoger democráticamente al candidato o candidata presidencial que será postulado en las elecciones del 2008.
Es mucho lo que estará en juego en la convención de este domingo: Primero, la unidad partidaria, considerada una garantía para enfrentar al presidente de la República que este año manejará discrecionalmente más de 60 mil millones de pesos, dinero que alcanza para comprar medio país, incluyendo a una parte de los derrotados que no se quedaran sin ejercer el tercermundista ?derecho al pataleo? que tanto daño le ha hecho a la vida política e institucional del país.
Habrá que ver también, si los perdedores aceptan la derrota con dignidad, si acogerán el resultado expresado en las urnas, si aceptaran la voluntad popular y se integraran al trabajo partidario para impulsar la candidatura que se dará la mayoría o si por el contrario se irán para sus casas para desde allí convertirse en francotiradores de la envidia. Habrá que ver si los perdedores se convertirán en ganadores con una actitud consecuente con el partido y con sus bases. Habrá que ver si los perdedores no trataran de echarle una pasta de jabón al sancocho de la democracia del PRD alegando fraudes colosales para no reconocer el triunfo ajeno.
Un sector del PRD no quiere convención este domingo ni ningún domingo para que no le cuenten los votos, para que su derrota aplastante no lo ponga en evidencia ante todos.
Ese sector ya no tiene la fuerza de antes, su liderazgo se perdió entre los acostumbrados acuerdos clandestinos. La nómina ya no existe, por lo tanto, el liderazgo tampoco. Ni la capacidad de chantaje y extorsión de algunos ya desapareció. Están cada vez más solos.
Dice el escritor Uruguayo Mario Benedetti que ?la actitud es siempre la última palabra?. Y la actitud de muchos en el PRD no es buena. Dicen una cosa, pero hacen otra. Y en política, como en todas las demás cosas de la vida lo que importa es lo que se hace, no lo que se dice. Hablar de la unidad partidaria trabajando para la división, es una traición.
La regla de oro del sistema democrático, es que la minoría se acoge a lo que decide la mayoría, es que en unas elecciones el que ganó, ganó, y el que perdió, perdió. Pero en el PRD la minoría no suele acogerse a la decisión de la mayoría; el que pierde no acepta su derrota sin antes agotar un período maldito de insultos y de pleitos que no conducen a nada bueno. La democracia no es consenso, es discusión y desacuerdo en el debate de las ideas, sin cortapisa y sin represión, para lo cual es necesaria una cultura y una ética que permitan el desarrollo del pensamiento humano en cualquier circunstancia.
Aunque el PRD ha dado cátedra de política democrática en la República Dominicana, y contribuido como el que más a la cultura política democrática del país, sus procesos internos suelen ser dramáticos, porque siempre un sector no admite su derrota. El que pierde con esas actitudes mezquinas es el propio partido que sale o se aleja del poder para darles paso a sus enemigos. El canibalismo político en el PRD es insólito.
La razón es simple: El PRD hace muchos años que dejó de ser un partido único dentro de sus estructuras. Y se convirtió, como he dicho muchas veces durante muchos años, en una federación de grupos. Por eso en el PRD no hay disciplina, por eso los dirigentes no se respetan entre si, los estatutos no se acatan, la socialdemocracia no es una doctrina ni un conjunto de ideas que forman un arsenal político o ideológico que le sirva de base para su acción cotidiana.
Para que el PRD vuelva a ser el PRD, también lo he dicho y escrito muchas veces, debe producirse una revolución que barra con las tendencias y acabe con las vacas sagradas para restaurar la disciplina, el orden y el respeto que se merecen todos, dirigentes y dirigidos. Mientras eso no se haga no se podrá hablar de ?un nuevo PRD?, ni nada que se parezca. Seguirá la anarquía y el irrespeto. El canibalismo no terminará nunca.
La convención del domingo ?si es que se realiza‑ puede ser el inicio del nuevo camino. Es posible que haya que pagar un precio. Pero no importa, al final las bases del partido lo agradecerán. Los procesos se encargan de fortalecer a los partidos y a sus dirigentes. En el tránsito muchos se quedan en el camino, unos por cansancio, otros por traición, y no pocos por no entender el papel que deben jugar en un momento dado de la historia.
El PRD puede volver al poder ahora, dentro de poco más de un año, después de haber sido derrotado por la quiebra fraudulenta de una parte de la banca privada y por los propios errores de la dirección del partido.
Sin embargo hay quienes prefieren la derrota del partido antes que su propia derrota. Se colocan por encima del partido y de las bases del partido. Están primero que el partido y que el país. Sus intereses personales y grupales importan más que los intereses del pueblo. Sus ambiciones, en muchos casos legítimas, no pueden esperar, como tampoco pueden reconocer que su tiempo pasó, que deben quitarse del medio y darle paso a las nuevas generaciones para que dirijan la nada hacia victoria.
La convención del domingo, si es que hay convención, si los perdedores anticipados no logran sus propósitos de boicotearla, puede ser el comienzo de la ?desgarrapatización? que tanto necesita el PRD. www.juanthenlaweb.com
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