miércoles, enero 31, 2007

El papel de Milagros

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César Medina
Del Listin diario

Siempre creí que la doctora Milagros Ortiz no llegaría a la convención del pasado domingo. Ella sabía bien que Miguel Vargas le ganaría con muchos votos, por lo que no tiene explicación su presencia en la contienda. Una buena estrategia suya habría sido salirse de la carrera unas cuantas semanas antes bajo el argumento de que su partido requiere en este momento de una candidatura unitaria para reconquistar el poder.

Y de haber dado ese paso sin ninguna condición, sin nada a cambio, sólo con la intención de lograr esa unidad, Milagros se habría engrandecido mucho y recibido la distinción no sólo de los perredeístas sino también de todos los sectores sensatos del país. Sin embargo, parece que otras razones de mucho mayor carácter afectaron esa posibilidad. Parecería que Doña Milagros y sus compañeros Rafael Suberví y Enmanuel Esquea, entre otros miembros de la llamada Corriente Unitaria, hacen objeciones a Vargas más allá de las motivaciones políticas. Más que el origen de la candidatura, que dicen es pepehachista, Milagros y sus compañeros pretenden descalificar a Vargas atribuyéndole haber participado en operaciones económicas no claras. Vargas dice que con ello se trató de detener su precandidatura y que explicará oportunamente todo lo referente al caso.

Lo que ha dejado claro el resultado de la convención del domingo es que una buena parte de esa añosa dirección del PRD debe ya pasar a retiro. Miguel Vargas, que no es un niño, sino un hombre de más de 50 años de edad, es ahora cuando cae en el relevo generacional perredeísta. Es decir, en el PRD una generación de dirigentes se quedó por más de 40 años dirigiendo la organización sin dar paso a los nuevos dirigentes. Con la llegada de Miguel a la candidatura todos esos viejos dirigentes pasan a mejor vida. Porque de ahora en adelante el líder del PRD es Vargas Maldonado.

En lo sucesivo la dirección perredeísta sólo debe manejar cuestiones puramente administrativas. Los asuntos políticos corresponden al candidato y a su equipo, lo mismo que la vocería tiene que ser centralizada en una persona de la estricta confianza del candidato para evitar contradicciones. Si los perredeístas creen que ya ganaron porque celebraron una convención bien organizada y con mucha participación, están equivocados. La más dura batalla viene ahora porque Miguel Vargas tendrá que enfrentarse con el único líder que le queda a este país y uno de los pocos de América Latina: Leonel Fernández. Es ese el tema de mañana.

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